lechuga pocha

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wooyoung

Era viernes, último día antes de empezar las semana de exámenes, en las cuales me encerraba en mi habitación 6 horas diarias a memorizar libro tras libro.

- Dos puertas a la derecha, habitación 14.

pip, pipipi, pi, pip, pi, pip, pipipi, pip, pi

uno, dos, tres, cuatro, cinco ...
                              ...doze, trece, catorce.

El pomo de la puerta hacía un ruido muy desagradable, se notaba que era viejo.
La imagen de todos aquellos tubos y máquinas conectadas a su cuerpo me partió en dos calando el miedo por todos los poros de mi piel.
Él sonrió, como siempre lo hacía.

- Anda, ven aquí. Está habitación tiene más luz que la anterior. - dió dos golpecitos en la cama indicándome que me sentara a su lado.

- Lo dices cómo si fueses ha hacer la fotosíntesis - reí intentando expulsar todo ese miedo que se había instalado en mi interior e intentaba consumirme.

- Woo, las plantas necesitamos la luz para vivir. - levantó un poco el brazo - Y los lirios viejos como yo hacemos lo que podemos para resistir a las purgas, por eso somos tan preciosos.

- Abuelo, no te pareces a un lirio. Eres más como una lechuga arrugada. - él estalló en carcajadas y una sonrisa se dibujo en mi rostro. Hacía días que no le veía de esa manera.

- ¿Y cómo está el jardín de tu abuela? Seguro que lo cuidas muy mal.

- Lo cuido mejor que tú, todo lo que tengo está floreciendo muy bien. - dije orgulloso de mi trabajo, pero sarcástico ya que todo lo había aprendido de él.

                             – 18 : 06 h

Quise pasar lo que quedaba de tarde en el único lugar del cuál sentía que pertenecía, y para mi sorpresa al llegar allí me encontré con un alegre Yeosang jugando con un pequeño gatito tirados en el suelo.

Al parecer ninguno de los dos se había percatado de mi presencia hasta que me acerqué lo suficientemente a ellos. El pequeño gatito estaba encima de él chico de pelo castaño delante mío, este soltaba alguna que otra risita por las cosquillas que le hacía el animal con sus patitas.

- ¡Hola! - iba a decir algo más pero el gatito le cortó haciendo salir una pequeña risita de sus labios, a lo que yo puse una expresión de ternura mirando hacía el animal.

- Me lo he encontrado mientras volvía a casa, alguien lo a abandonado y tengo miedo de que le puedan hacer algo al ser tan pequeño. - un sentimiento de tristeza lo recubrió.

- Pobre - dije agachándome para acariciar al pequeñín. - Yo nunca podría hacer una cosa así, aunque tampoco puedo juzgar a la persona que lo hizo ya que no sé las circunstancias en las que sé encontraba. Puede que pensarán que esto sería lo mejor para él o no, nunca lo sabremos. - reaccionó a mí tacto saltando entre mis brazos y acurrucándose en ellos. 

- Bueno, lo he traído aquí porque no tenía dónde llevarlo. Mi madre es alérgica y mi padre, es mejor para el gatito no tener cerca a mi padre. Pero el caso, no tengo donde llevarlo ni a quien dárselo y pensé que a lo mejor podría quedarse aquí un tiempo, si estás de acuerdo claro. Espero que no te moleste todo esto. - Yeosang bajo la cabeza mirando al suelo mientras esperaba mi respuesta.

- No no, en absoluto. - le sonreí - Lo importante ahora es encontrar un hogar para este pequeño. - dije levantando al gato a la altura de mí cabeza en dirección al chico estirado delante mío.

Este se levantó e hizo ademán de hablar, pero no dijo nada quedándose sentado al estilo indio mirando de nuevo al suelo.

- ¿Que pasa? - pregunté.

- Eres tan bueno, yo ya pensaba que no conseguiría un lugar para el gatito y tendría que abandonarlo de nuevo y tú simplemente es como lo hicieras todo más fácil - sonreí ante sus palabras.

- Que va, ¿pero qué tipo de persona sería si no tratase de ayudarlo? ¿Por quien me tomabas Kang Yeosang??? - dije en un tono de enfadó fingido arrancándole una carcajada a yeosang - Y claro que no tengo ningún problema en que se quede aquí, pero tendrás que venir tú a cuidarlo durante mi semana de exámenes. Después de eso me quedaré con el para que puedas buscarle un nuevo hogar - el chico fue levantando la cabeza poco a poco hasta que nuestras miradas se juntaron y pude ver una preciosa sonrisa en su rostro.

Un instante después de eso se abalanzó sobre mi tirándome al suelo con él encima mío. Me rodeó con sus brazos a modo de abrazo y escondió su cabeza en el hueco de mí cuello, era realmente agradable tenerle tan cerca y sentir su aroma.

- Me alegro tanto de haberte conocido, pequeña estrellita.

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