Capítulo 3

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Capítulo 3:

Ese fin de semana no ocurrió mucho, me levanté todos los días con un estrés incontrolable y salía todas las mañanas a buscar al intruso, pero nunca conseguía encontrarlo, y mis pensamientos se vieron más frustrados aún, cuando sentía que este personaje nuevo en mi vida, iba entrando cada vez más y más en mi territorio, no era algo muy agradable, y como demonio y sobrina del jefe, estaba en constante peligro.

Mi padre intentaba ayudarme a calmarme, pero ninguno de los dos, estaba preparado para lo que se nos venía encima, y es que, cuando algo amenaza tu vida, no descansa hasta haber cumplido con lo pactado, y es, ponerte en peligro, así es como funciona la vida.

Y es que, un lunes que parecía que no iba a ser mucha preocupación para mí, resultó ser el peor día de mi vida, el  cual, comenzaría con una reunión de un grupo cristiano.

Ni siquiera escuchaba las palabras del director, yo sólo me había sentado en mi asiento, sin hacer mucho ruido y había mirado al techo, desconectada de todo el mundo, en aquel rincón en la penúltima fila, sola y casi a oscuras, cuando la voz de ese chico, presentándose, me hizo mirar al escenario:

-Buenos días a todos y a todas-sonrisa en su cara y esos ojos violetas que tanto me habían llamado la atención-Mi nombre es Dayron Noah y vengo como representante de la Iglesia para comunicaros una serie de programas que tenemos especiales, para muchachos, que quieran ayudar en misiones para los más necesitados-parecía que no tenía muchas ganas de hablar.

Un muchacho de 23 años, le cambió las posiciones, un chico alto y fornido, con un pelo rojo y en puntas amarillas, la llama humana, le titulé:

-Siempre que seáis mayores de edad o con permiso de vuestros padres o tutores-comenzó a explicar y Dayron salió del escenario, justo cuando me vio en la penúltima fila.

Sonriendo, bajó del escenario y se acercó a mí, miré por todos lados, pero cuando iba a buscar una salida, su mano me tocó el hombro, sentándose a mi lado y sonriéndome:

-Hola suicida-sonriendo-parece que volvemos a encontrarnos-me guiñó un ojo.

He de admitir que en ese momento, en mi mente aparecieron dos minis yo, que estaban babeando por ese guiño que acababa de hacer, me entró un tic en el ojo y me tapé el ojo, sonrojada, cuando se dio cuenta.

Se sorprendió pero luego se echó a reír por lo bajo, diciéndome:

-¿Tienes un tic en el ojo?-se inclinó peligrosamente sobre mí.

Me puse nerviosa, odio que me miren fijamente o que se inclinen tanto hacía mí, así que como notaréis, mi instinto encendió mi sangre y sufrí un estallido en mi cuerpo, que hizo que mi pelo se erizara y mis ojos se bañaran en otro color, por supuesto, Dayron se dio cuenta de ello y ante mi defensa, dije:

-Perdona, odio que se me acerquen tanto-y para poner distancia, me levanté-Voy al baño un momento-antes de que me dijera algo, me giré y eché a  andar hasta la salida, donde comencé a correr como una loca, sin mirar hacia atrás.

Era rápida, pero mis reacciones lo eran aún más, y mi cola sumergió de mi rabadilla, como si nada, como la cola de un león y un toro, negra y peluda. Me puse de los nervios, me agarré a una de las esquinas y me impulsé para girar, mientras observaba como una sombra se me acercaba. Me metí en un pasillo, con unas puertas blancas y cristales opacos, con el suelo enlosado con losas blancas de mármol. Tanto blanco me estaba haciendo daño a los ojos y estaba desorientada, cuando alguien me agarró de la camiseta y me empujó contra la pared con muchísima fuerza, mi cabeza dio contra una pared y todo dentro de ella, me rebotó.

Cerré los ojos y luego, unos ojos violetas estaban sobre mí, mirándome fijamente y serios, no era capaz de enfocar bien la mirada, y noté la sangre emanando de mi cabeza, la voz de Dayron me dijo:

-Oye, ¿estás bien?-me sujetó-Creo que me he pasado con la fuerza de ese agarre.

Desorientada, me palpé la cabeza por detrás y noté la sangre en mis dedos, al igual que la vio Dayron, y es cuando, un extrañado Alexander, entraba en esos pasillos y corría a ayudarme, con un grupo de muchachos que se iban a acercar. Dayron, al ver mi cola, pidió ayuda a Alexander, el cual, ya estaba de los nervios y no paraba de decir:

-Ostia puta-me miraba horrorizado, al ver cómo empezaba a transformarme en algo muy distinto de un  humano.

Dayron le miró y le dijo:

-¿Tienes algo afilado?-grité y le clavé las uñas horrorizada, Dayron me miró sonriendo y me dijo-Tranquila, diablesa, no te voy a cortar la cola, solo voy a hacer que te concentres en otro dolor, para que pares la transformación-Vamos, ayúdame, tú eres su amigo-pero Alexander estaba en un estado de shock y no sabía qué hacer, por lo que, Dayron tuvo que romper un cristal de una patada, para clavarme un trozo en el brazo.

El dolor era intenso, pero me ayudaba a concentrarme en otra cosa,  pero de repente me sentí débil y me tambaleé, para caer en sus brazos, mientras él me decía preocupado:

-¡Hey! ¡No, no!-me sujetaba más fuerte y me hizo mirarle-Tranquila, tranquila, no te duermas, no te vayas-pero no podía hacerle caso, me desmayé dos segundos después.

El preludio de locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora