Capítulo 5:
Tiempo después, Gabri sonreía fuera del coche. Se estaba estirando cómo un gato, y su padre bajó, nervioso por poder volver a enfadarla. Jirïki se reía de Alexander. Y luego salió Alexander, con un enorme chichón y dijo:
-Bueno, yo me voy… Je…Je…-empezó a sudar nervioso y a darse la vuelta, en dirección a su casa.
Gabri se giró y le dijo con una sonrisa relajada:
-No, lo siento. Tendrás que venir con nosotros-miró su casa- Subirás un momento.
Alexander se asustó, Gabri no tenía el tic asesino, pero sintió que si hacía algo que la molestara, aunque sólo fuera un poco, volvería a llevarse otro golpe… Pero era el tío más tonto, entre todos los tíos de la historia que eran unos grandiosos ZOQUETES.
Y aun así, se arriesgó:
-Eh… Ga…bri. No hace falta…Me voy…No…diré nada…a nadie, ya lo sabes-temblaba de arriba abajo.
Gabri se quedó quieta, se cruzó de brazos y levantó una ceja diciendo:
-¿Quieres otro chichón?-suspiró-¿O lo hacemos por las buenas y sin heridos?-bufó.
Su padre subió temblando de miedo y de risa a la vez, el miedo, por su hija y la risa, porque Alexander iba acabar ese día, lleno de moretones y chichones de su hija. Pero sintió lástima y le dijo a Alexander:
-Creo que mejor por las buenas… A no ser que quieras otro chichón, allá tú, jovencito-desvió la mirada para aguantarse la risa, al ver la cara de Alexander.
Alexander miró a Gabri y le dijo:
-Está bien-suspiró-Subamos.
Siguió a Gabri y a su padre adentro. Cuando entró, se quedó quieto. Casi nunca entraba en la casa de Gabri, sólo había visto unas 7 veces su portal y ya está, pero nunca su casa…
Cuando vio a Raymon, pegó un grito enorme, podía verle la cara sin el disfraz, con aquellos ojos marrones descoloridos y acuosos, la cara grisácea, cadavérica y con la piel colgando un poco, en rastrojos de sangre. Los labios resecos y los pocos dientes que tenía en un marrón podrido, las manos, medio mostrando sus huesos… Y las ropas olían a muerte, a podredumbre y a sangre de animal (o eso esperaba él)
Casi se cae de culo. Raymon se asustó y salió andando tambaleándose hasta detrás de la puerta que daba a su conserjería. Gabri le miró y se rió de él. Alexander se puso colorado y le preguntó:
-Tía, ¿qué coño es eso?-se limpió el polvo de los pantalones.
-Vaya… ¿Es qué no sabes lo que es un zombi?-se asombró.
Alexander se paró en seco y le gritó:
-¡! Que tienes un conserje zombi!!-se quedó anonadada.
Subió las escaleras, Gabri empezó a subir, pero se giró cuando vio que Alexander estaba blanco como el papel. Le sonrió con compasión y le agarró de la mano, subiendo las escaleras. Su padre ya había llegado arriba y les esperaba delante de la puerta del apartamento. Gabri le sonrió diciendo:
-Es la primera vez que le traigo a mi casa… ¿Quién me iba a decir a mí, que te acabaría trayendo…?-sonrió amargamente.
Alexander estaba nervioso… Gabri le agarró la mano y sonriendo, mientras que su padre le dijo:
-No te asustes, sólo tenemos cadáveres colgando del techo, oscuridad por todos los lados, y esqueletos con monstruos-le sonrió como si nada.
Alexander se quedó horrorizado, más blanco de lo habitual, con los ojos abiertos de par en par, al igual que la boca. Gabri le miró levantando una ceja y con una sonrisilla. Su padre la miró y ella le contestó: