Decisión

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-¿Eres un agente secreto?

-Eso es clasificado- respondió seriamente el hombre-

-Mi abuela solía ver películas de agentes secretos y lucían iguales a usted.

-Ya veo.

El guardia de la alcaldía miró a la chica con incredulidad. Pues, le costaba entender que una muchacha de su edad estuviera tan bien dotada de una curiosidad,  propia de un niño pequeño.

-¿Sabe usted por qué me han citado aquí?- preguntó ella-

-Eso también es clasificado.

-Oh.

-No estoy autorizado para continuar está conversación en mi horario de trabajo. Por favor, siéntese y espere a que la llamen.

Ella fue a tomar asiento a la sala de espera. Aunque por su hiperactividad no  logró quedarse quieta y jugó impacientemente con sus pies mientras estaba sentada. De vez en cuando volteaba a mirar a cualquier persona que entraba por la puerta giratoria del edificio, mientras se fijaba en su ropa o su estilo al caminar.
Luego se escuchó el sonido del reloj marcando el medio día.
De un ascensor bajó una mujer finamente vestida, aunque por la postura se notaba que tenía algún puesto de secretaria. Se acercó a los asientos y habló, pero sin mirar a la joven.

-¡Señorita Amelia Incu.....Inc..!

-¡Incuka!-exclamó la chica- Amelia Incuka. Soy yo.

-Oh, ese es un apellido poco común-dijo la secretaria- ¡Vaya! Te imaginaba más joven. Cuando me dijeron que eras una niña de secundaria, pensé en, no sé...14 o 16 años...cuánto tienes tú?

-Cumplo 20 en un par de meses. No soy la única de secundaria con esa edad.-afirmó sonriente- También está mi amiga y otra chica.

La mujer no respondió, sino que le miró con desdén y se dirigió tranquilamente al ascensor con Amelia intentando seguirle el paso. Nuevamente la secretaria la miró mientras ella estaba distraída.

Cómo había afirmado, se veía de casi veinte años. Su cabello, ahora iluminado por el sol, era largo, rizado en las puntas, marrón claro y peinado en una cola de caballo alta. De su cuerpo se podría era algo regordete y para nada proporcionado. En cuanto a su piel, era más bien morena, aunque no demasiado. Y por último, sus ojos eran marrón oscuro. No era fea, era más bien, tenía una apariencia extremadamente común.

La puerta del ascensor se abrió y ambas llegaron a una planta del edificio muy lujosa y hermosamente decorada, a tal grado que llegaba incluso a ser intimidante. Varios cuadros y espejos decoraban todos los rincones. Era suficiente como para imaginar de qué clase de persona era este sitio de trabajo.

-Muy bien Señorita Amelia. El Alcalde la está esperando en esta oficina.

-Ehm...sí...pero yo no sé porque razón me citaron aquí-soltó por fin-

-Yo tampoco lo sé. No se me permite saber sobre las reuniones privadas del Señor Dosario. Yo solo le acerco a los invitados.

-¿Reunión privada? ¿Conmigo? Esto es rarísimo, no termino de encontrar un motivo para esta "reunión". De seguro fue una equivocación.

-Supongo que tendrás que entrar para saberlo. Y tranquila, el alcalde no muerde...a veces -bromeó la mujer-

La chica palideció. Era la primera vez que alguien importante se interesaba en ella, aunque no estuviera segura del motivo. "Desearía que Katia estuviera aquí, o incluso Canela"-pensó- "esto me pasa por ser mayor de edad y no necesitar acompañante". Suspiró un par de veces antes de abrir la puerta doble.

Cuka!Where stories live. Discover now