Back to you {Stalia}

[10#] There you are 1/2

Lydia's POV

Habían pasado días, semanas, y hasta meses, y Stiles aún no contestaba a mi llamadas, ni mensajes. Como si sólo hubiera desaparecido, sin decir más. Comenzaba a extrañarlo, y me dolía el corazón de sólo pensar de que él ya no me extrañaba.

Han pasado 3 meses, desde que nos separamos. Aún sigo cuestionandome a mí misma, cada día, si lo que hice, fue lo correcto.

Kira Y Scott, me habían enviado la invitación a su boda. Se casan en dos días, y aún no puedo creerlo. Yo viajaré a Beacon Hills para acompañarlos en ese día tan maravilloso.

Pero estaba más que segura de qué él estaría ahí.

(...)

El día de la boda

Narrador omnisciente

Stiles había decidido establecerse oficialmente en Beacon Hills, no sólo por el simple hecho de sentirse en casa, si no por Malia.

Malia pensaba igual. Podía tomar fotos desde Beacon Hills y enviarlas a su estudio en París.

Estaban felices, tranquilos. Sin nada tan elaborado. Stiles aún seguía buscando una casa para arrendar y vivir con Malia, y por mientras; ambos dormían en la misma vieja cama de Stiles.

Cuando llegó el gran día.

Malia, Cora,  Braeden y Noshiko estaban ayudando a Kira a alistarse para su gran día.

Por otro lado, Stiles, Derek y Peter, trataban de calmar los nervios de Scott.
Chris Argent y Isaac Lahey estaban volando hacía Beacon Hills desde Francia.

— ¡Te ves radiante! — Cora exclamó alegremente luego de terminar de subirle el cierre al vestido de Kira.

Malia estaba anonadada frente a la belleza de Kira.

— ¿Mal? ¿Qué dices? — Kira giro sobre su mismo eje sólo para mostrar la belleza de su vestido a su mejor amiga.

El vestido era largo, ajustado hasta la cintura, y luego esponjoso, estilo princesa. Era un blanco brillante y perlado, con pequeños adornos de zafiros y lentejuelas, haciéndolo brillar aún más.

Kira llevaba un maquilla totalmente natural. Su cabello estaba suelto y al nivel de los hombros, con definidos bucles al final de cada mechón.

— Me encanta — Malia respondió con total inocencia, hipnotizada por la belleza de Kira.

Una pequeña lágrima de felicidad cruzó la mejilla de Noshiko — Después de todo, los lobos y los zorros no sé llevan tan mal. — Kira soltó una dulce carcajada al oír la broma que alguna vez se había tomado en serio.

El celular de Kira comenzó a sonar. La novia corrió rápidamente a responderlo — ¿¡Lydia!? ¡Hola! — la emoción inundó el rostro de la chica, Malia se llenó de nerviosismo al oír la voz de Lydia a través del teléfono con su oido sobrenatural. —Está bien, te espero con ansias, bye — Kira colgó su celular y lo tiró en una cómoda butaca de piel a su izquierda. — Lydia está por llegar — Kira exclamó para que todas las presentes escucharán.

Scott y Kira intercambiarian votos en una linda y espaciosa hacienda en Beacon Hills, nada realmente ostentoso.

Simple, pero inolvidable.

Malia salió del viejo cuarto de la hacienda dónde se encontraba Kira para ir al baño.

Malia llevaba un lindo vestido rojo corto, un poco ajustado, con muchas lentejuelas. Un maquillaje natural, y su cabello castaño, suelto y rizado.

La casa era gigante. Y no sabía dónde estaba el baño, no quedaba más remedio que explorar un poco.

Comenzó a oír ruidos extraños, en alguna parte de la casa, como si estuvieran tirando todo al suelo.

Subió a la segunda planta y entró a la habitación de dónde provenían los extraños ruidos. Abrió la puerta sin tocar.

— ¿Stiles? ¿Scott? — Malia se extrañó, ambos estaban solos y la habitación era un caos total.  —  ¿Qué están haciendo aquí?  —frunció el ceño y se cruzó de brazos, esperando una explicación.

—  Ehm... Scott estaba muy nervioso, y lo traje hasta aquí, estaba transformándose, no tenía control  — Stiles explicó literalmente, un poco nervioso.

Scott jadeaba y sudaba extremadamente.

— No sé, quiero estar con ella el resto de mí vida, pero estoy aterrado   — dijo con la respiración agitada. Malia podía escuchar el corazón de Scott latir fuertemente.

— Te entiendo  — Malia lo miró con compasión.  — ¿Alguno sabe dónde está el baño?  —  cambió el tema drásticamente al recordar la razón de su exploración por la propiedad.

— En este mismo pasillo, al fondo y luego a la izquierda  — Scott le explicó a la castaña.

Malia salió corriendo, haciendo sonar sus tacones contra el piso de cerámica fuertemente.

Cuando llegó al baño, cerró la puerta. Estaba totalmente aliviada.
Un pensamiento aleatorio cruzó su mente.

Pero ésta vez tenía nombre y apellido.

Stiles Stilinski.

Recordó lo apuesto que lucía el castaño en traje, con el cabello un poco despeinado, y su mirada café tan característica.

— ¿Mal?  — escuchó la voz del chico.

Cuándo terminó, salió del baño. Claro, primero se lavó las manos.

— ¿Dejaste a Scott sólo? — preguntó de brazos cruzados.

— Está con Derek  — replicó el castaño.
—  Estás hermosísima   —  finalmente tuvo tiempo de mirar de arriba a abajo a su... ¿a su qué? ¿Qué era Malia para él? Malia no era su novia, ni su prometida, ni mucho menos su cita.

La chica humedeció sus labios y miró a Stiles directamente a los ojos   — Lydia viene para acá   — Stiles se sorprendió, pero al instante notó la preocupación de la chica.

— Mal, ya hemos hablado de esto antes
— Stiles hundió sus pulgares en la melena castaña de la werecoyote, y luego acarició poco a poco hasta llegar a sus mejillas  — Lydia puede hacer lo que quiera, yo sólo quiero estar contigo.

— Stiles, ¿la sigues amando?  — la castaña escupió en seco. Stiles sabía más que nadie, que si guardaba silencio sería una respuesta afirmativa, y si decía que no, sería una vil y despiadada mentira. — Lo sabía...  — Una mirada triste oscureció el rostro de la chica.

— No la amo, no la amo  — repitió.   — No amo a Lydia  —  volvió a repetir.  —  Me importa, pero ya no la amo.

— No tienes que hacer esto, ¿sabes?

—  Si estoy contigo ahora, es porque me di cuenta de lo que verdaderamente importa.  — estableció contacto visual con la castaña.   — Jamás, me había sentido tan feliz en mi vida. Es como si tú hicieras todo mejor, como si hicieras mi vida mejor; y si, lo sé. No lo digo a menudo, pero te amo. Eres todo lo que me importa ahora. Tú eres la decisión correcta. — Malia jaló del corbatín al chico para acercarlo hasta sus labios.
No hizo falta que ella le contestará de vuelva.

Un beso dice más que mil palabras.