Chapter 7

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Zoro estaba estirado a punto de dormir en la tienda de acampar. Con los molestos ronquidos de Luffy le era imposible conciliar el sueño.

Si las cosas hubieran ido diferentes, si ella no hubiese sido la prometida de su primo, ahora él se encontraría compartiendo cabaña con Robin, pero no, esa mujer era veneno y no del bueno según Mihawk. Sin embargo, aún permanecían las ganas de visitar la tienda de las mujeres y echar fuera a la pelirroja para quedarse allí con la morena, encerrados y asfixiándose de lujuria.

Recordó lo que Nami le contó sobre ella en la discoteca.

"—Sus padres murieron en un atentado y su prometido resultó ser un machista que casi la estrangula cuando ella más necesitaba apoyo. Y eso sin olvidar que era un "camello", y ella sin saberlo."

Era evidente que la versión de la mujer chocaba bastante con la versión de Mihawk. ¿Por qué esa dichosa mujer tenía tanta cara de poner en mal lugar a su primo y hacerse la víctima? ¿Y por qué coño pensaba tanto en ella? Era enfermizo.

De repente oyó que en el exterior una tienda se abría. ¿Sería ella? Efectivamente.

Abrió la cremallera de su puerta con cuidado. La vio saliendo de su respectiva cabaña. Vestía un suéter canela y unos leggins negros de algodón. Condenada mujer, conseguía ponerlo cachondo con cualquier atuendo.

De repente, oyó otro ruido: era la tienda de Torao y Sanji. Si por casualidad era el cocinero pervertido listo para acosarla en la oscuridad, lo mataría y después lo arrojaría al lago sin remordimientos.

—Hey —oyó a Torao saludarla.

—¿Te he despertado?

—No. No podía dormir e iba tomar un poco de aire, solo eso. ¿Y tú?

—Iba al servicio.

—¿No tienes frío? ¿No tienes más abrigos? Puedo prestarte uno mío.

—No, estoy bien. Gracias.

¿De qué iba Law? En dos años Zoro nunca lo vio actuar caballerosamente. Nunca lo vio fingiendo preocupación por otras personas. Ese hombre era más frío que un iceberg, bueno, igual que él. Y por mucho que entendiera que Robin era una elegante dama y que ya solo con su presencia imponía buenos modales a cualquiera que se acercara, se veía de lejos que Torao quería ganársela a pulso.

—Encenderé el fuego y lo aprovecharé para hacer café. ¿Te apetece?

—Sí. Deja que te ayude.

—No, tú siéntate y observa —dijo él autoritario.

A Zoro se le infló la vena de la frente al ver cómo este la trataba: primero con hospitalidad y después iba de duro. ¿Acaso Law era idiota por no fijarse que esa mujer no era una boba adolescente a la que conquistar? Que tenía treinta años, joder.

Y lo peor era qué se suponía que estaba haciendo. Estaba espiando una conversación ajena que poco le importaba la verdad. ¿Hasta qué punto podía obsesionarse con ella?

Se volvió a la cama. Si esos dos acababan revolcándose ahí mismo, pues perfecto oye.

—¿De qué trabajas?

—Trabajo de profesora de educación infantil. Junto a Nami.

—Es cierto, se me había olvidado por un instante. A mí siempre me han odiado los críos.

—¿Y eso? —rió Robin, cosa que rompió los tímpanos de cierto peliverde.

—Qué quieres que te diga... Será porque les doy miedo.

—Me recuerdas mucho a Zoro. Cuando me visitaba, los niños huían de él.

—Ah.

—Creo que iré a dormir. Que tengas buenas noches, Law —se despidió ella con una humilde sonrisa.

—Espera. De aquí a un rato saldrá el sol. ¿Por qué no te quedas, Nico?

Se quedaron contemplando el cielo pintado de colores melifluos en silencio. Los árboles parecían estar bañados en oro y la hierba de igual modo.

—Sé que tienes un problema muy gordo. Nos acabamos de conocer pero me gustaría ayudarte.

—¿A qué te refieres? —preguntó la morena.

—Nami me contó que tenías un problema y que yo podría ayudarte. Trabajo de doctor pero también ayudo a mi primo que es detective privado...

—Me gustaría saber qué fue exactamente lo que te explicó.

—No me ha dado detalles si es eso lo que te inquieta. Estaba esperando a que me lo contaras tú.

—Lo siento pero me nie-...

—Confía en mí. Sé que hablamos de Dracule Mihawk; el primo de Roronoa.

—¿Cómo sabes ese nombre?

—Te investigué antes de venir. ¿Era tu novio, amante o compañero de trabajo? ¿Qué era?

—No sabes lo insolente que estás siendo ahora mismo... Olvídate de todo esto, no te concierne para nada.

—¿Y si te digo que ya contacté con mi primo Corazón y que su agencia ya lo está investigando?

Zoro quien se había acostado pero estaba atento a la conversación se quedó con los ojos bien abiertos. ¿había oído bien? ¿Torao quería meter a su primo en la cárcel?

—Hablo en nombre de la justicia: llegaré a la raíz del problema y te sacaré de él. Si no quieres colaborar, entonces será sin tu ayuda —dijo Law divertido.

—¿Qué motivo hay que te lleva a implicarte hasta ese extremo? Esto no tiene nada que ver contigo.

—Me gustas, Nico Robin. Eso es más que razón suficiente. Y más o menos me imagino la gravedad del asunto. Tienes que denunciarlo, da igual el tiempo que haya transcurrido, hay que hacerlo. No te dejaré sola. Esto es un reto para ti: sé valiente y acepta.

La profesora apretó tanto los nudillos que las uñas se le clavaron en las palmas. No se lo había contado a nadie pero desde que vio a su ex en la fiesta que montó Zoro, Mihawk la había estado llamado varias veces, pero ella se negó rotundamente a coger las llamadas. Sentía miedo y se preguntaba cada día cómo ese opresor había conseguido su número.

Quería recibir ayuda de Trafalgar. Quería denunciarlo por todas las cicatrices en su piel... No quería tener miedo.

Desde hacía mucho que quería ponerlo entre rejas por el maltrato que recibió, por cada humillación y amenaza...

—Antes me llevarás a la agencia y hablaré personalmente con Corazón.

—Me parece fenomenal.

Cuando llegó el mediodía, Zoro no dudó en avisar a Mihawk. Él era inocente, confiar en él era su obligación como familiar suyo.

Tenía que informarle de que iba a ser investigado por profesionales y por Robin.

HASTA EL ÚLTIMO ADIÓS (ZoroxRobin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora