Capítulo 38
Estaba muy nerviosa y tímida al pensar en cambiarme delante de Harry, sólo habíamos conocido nuestros cuerpos esa misma mañana y él ya me trataba como su esposa, como si tuviéramos confianza de toda la vida cosa que me hacía tenerle confianza y acceder a lo que me había pedido, o mejor, ordenado.
Lo hice y él sólo me miraba cosa que me provocaba una inmensa vergüenza aunque bueno, no sólo miró, también pudo ayudarme a desvestir y a vestir a su manera.
Harry volvió al volante y yo al lugar del copiloto, aun exaltada por lo que acababa de pasar.
—Péinate —dije y me empecé a reír demasiado, con muchas ganas como hace mucho, mucho tiempo no lo hacía.
Él también empezó a reír y a bromear sobre esas cosas mientras yo no podía ni respirar de la risa. Lo amaba tanto, él era parte de mi todo y de mi nada.
Después de ese hermoso momento Harry manejó mucho haciendo que me quedara dormida. Después de lo que fue un rato para mí y horas para Harry llegamos al esperado lugar. Era una hermosa cabaña muy alejada que no tenía ni la menor idea de cómo había conseguido si este ni siquiera era su país.
—Cámbiate —ordenó entregándome la compra que habíamos realizado.
Subí al segundo piso de esa hermosa, serena y añeja cabaña mientras observaba todo en ella, entré a una habitación y me cambié, retoqué mi cabello y maquillaje y salí con incertidumbre mirando hacia todos lados. No vi nada de movimiento y bajé de nuevo, al finalizar la preciosa y amplia escalera estaba Harry vestido de traje, con una rosa y con el más precioso accesorio: su sonrisa.
Tenía ganas de llorar, sólo sentía esa nostalgia de tenerlo conmigo y poder amarlo y sentir que me quería, que esto era especial y que no lo hacía con todas sus fans. Que estaba en mi país por mí en vez de estar con su familia en Londres, tenía nostalgia de saber que no siempre podríamos estar así porque en cualquier momento se iría y me dejaría más enamorada que nunca. Tenía mucho miedo y nervios.
Me estaba sonriendo mostrándome sus irresistibles hoyuelos y con un brillo de felicidad en sus ojos. Sostenía la rosa con su mano derecha y la izquierda la tenía en su espalda.
—Te ves muy hermosa.
—Tú eres perfecto.
Él sonrío burlón diciendo: —Ya lo sé.
Le di un pequeño golpe en el hombro y luego lo abracé ya que estaba dos escalones más arriba y podía estar a su altura. No lo quería soltar jamás, no quería que se fuera de mi lado, no quería que ese momento acabara nunca y fue entonces cuando empecé a llorar.
—¡Hey, no, no! —dijo apartándose de mi abrazo para poder verme y consolarme—. ¡No llores! ¡Te verás como un mapache en las fotos!
Empecé a reír de a poco y luego mis carcajadas volvieron. Me dio un beso y me dijo que todo estaría bien, que dejara de llorar y que disfrutara a lo cual sonreí sin decir ni una sola palabra.
Nos sentamos en un pequeño restaurante que estaba dentro de esa hermosa cabaña, el cual era realmente acogedor, esplendido, era muy romántico y ambiguo. De fondo escuchábamos a muy bajo volumen a Bach con sus hermosísimas melodías.
—¿Qué pasará cuándo te vayas? —dije mientras comíamos una deliciosa pasta.
Harry se quedó quieto, pensativo y al parecer planeando su respuesta, me miró, limpió su boca y me sonrío con tranquilidad cogiendo mi mano.
—Te seguiré queriendo como a nadie.
Mi corazón saltó de felicidad al comprobar que me quiere, aunque era completamente obvio, pero tampoco estuvo tan convencido de esa respuesta.
—Ah. Te vas y todo acabó.
Seguí mirando mi plato dándole vueltas a la pasta con el tenedor.
—La verdad no sé qué hacer, Daniela, no he hecho más que pensar en eso desde que te conocí, ¿cómo hago para olvidar a esa chica? ¿Cómo hago para besarla? ¿Cómo hago para que no se aleje de mí? Eso es lo que me pregunto. Tengo una gira de estadios muy grande y no tengo tiempo más que para eso. No sé qué hacer, no es tan sencillo, me gustas muchísimo en verdad y no quisiera dejar todo acá, pero no creo tener otra opción.
»Mira, si tú quieres seguir con esto y esperar sería muy feliz, aunque casi no nos veamos. Tendré muy poco tiempo libre pero nos podemos ver y hasta puedes irte a algunos países de la gira para que estemos juntos; pero si por el contrario decides que no estás dispuesta a esperarme o aguantar estar sola, yo entenderé perfectamente y no te juzgaré porque sé lo que es.
—Es difícil, Rulos.
—Sólo es lo que tú quieras. No te obligues a nada.
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Sólo una fan más
FanfictionSus sueños más locos y desenfrenados con sus banda favorita se hicieron realidad el día en que fue a su concierto, pero Daniela nunca creyó que esto fuese posible. Una seria de cosas se van presentando mientras se conocen. Un triángulo amoroso difíc...