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—Parece que aquí es donde nos dijo Norte. —dijo para sí mismo Hiccup. —Sería bueno revisar el área, puede haber... —

Tarde. Un grito para nada masculino resonó, Haddock y Mérida voltearon de inmediato, observando a Jack colgado de un pie en la gruesa rama de un árbol. La chica llevó una mano a su boca, intentando no reír a carcajadas por cómo su amigo fulminaba con la mirada a su novio.

—Amigo —empezó el pelicafé. —, para ser alguien tan heroico, tienes el grito de una nena. —

—Ajaja —rió sarcástico. —Deja que baje de aquí y veremos quién es la nena. —

Sus compañeros sólo pudieron sonreír divertidos ante la escena, acercándose para ayudarle a bajar de ahí y continuar con su búsqueda. Pitch no tardaría en regresa para atacar y, posiblemente, ya esté enterado de el nuevo integrante, por lo que debían apurarse.

—¡Agh! —se quejó. —Creo que me lastimé el tobillo. —

Dumbroch le hizo sentarse en una roca para revisarlo mejor, dándose cuenta de que tenía múltiples cortadas un tanto profundas, por lo que no podría acompañarlos por mucho tiempo.

—Es recomendable que te quedes aquí. —propuso. —Sólo nos retrasarías con esa herida. Espera aquí. —

—¿Tengo opción? —

—No. Adiós. —

Y, sin más, emprendió camino el dúo del cuartel. Frost tomó su cayado y, con ayuda de este, se impulsó para enderezarse e intentar caminar. No calculó bien el dolor, y cayó.

—Estúpida trampa. —maldijo.

—¿Hola? —

El albino no se molestó en siquiera mirar de quién se trataba, él directamente lanzó hielo por su cayado, congelando a la persona al momento de hacer impacto.

—Oh demonios, estoy en problemas. —maldijo por segunda vez. —¡Perdona, te sacaré de ahí! —

Pero antes de actuar siquiera, una luz amarillenta que se intensificaba a cada segundo, le obligó a retroceder hasta tropezar con algo. Su hielo quedó hecho pedazos y surgió una chica de cabellera rubia y vestido lila.

—Disculpa. —se acercó a él. —No era mi intensión asustarte ni nada de eso. —

Sus intentos por levantarse se vieron detenidos por la impresión de ver a la mujer parada frente a él, con esa mirada tan compasiva y esos ojos verdes que le hipnotizaban por completo.

—Mi nombre es Rapunzel. —sonrió de una manera tan única y tan resplandeciente, que juraba por cada ser existente el no presenciar nada igual. Dejó que sus pensamientos desaparecieran y solamente su atención se centrara en ella. —Rapunzel Corona, pero puedes llamarme 'Punzie' si gustas. ¿Cuál es tu nombre? —

—J-Jack Frost. —balbuceó, totalmente ido.

—Hola, Jack Frost. —saludó con emoción, aunque su expresión cambió al ver unas gotas de sangre resbalar por el tobillo del muchacho. —Veo que las trampas te atraparon. Lo siento. —

—Ah sí... —rió nervioso. —Sí que sabes esconderlas. —

—Uno nunca sabe qué puede toparse en estos lugares. —comentó, sentándose frente a frente con el albino y pidiendo con una seña que le mostrase el área afectada.

Por muy increíble que fuera, por primera vez en años, Jack obedeció a la primera. Se acomodó de tal modo que la pudiera contemplar sanando su herida.

—Quédate quieto. —murmuró, tomando un mechón de su cabello para envolver el tobillo lastimado, asegurándose de no ser tan brusca para que no le doliese más.

Tomó una bocanada de aire y lo soltó lentamente, cerrando sus ojos y concentrándose, o intentando hacerlo. Hace apenas un año atrás que había despertado en medio del bosque, sola, sintiendo una caricia suave del viento y la brillante luz de la Luna, quien le miraba con cariño. Un cariño del cual no ha encontrado significado todavía, lo único que sabe es que le cuida siempre.

La iluminación de tonalidad dorada reapareció, cubriendo la cabellera ajena, y a través de ello Jack la vio con sus ojos cerrados. Verdaderamente, era una criatura peculiarmente hermosa, perfecta a sus ojos azules. No recuerda la última vez que se maravilló de tal modo al ver a una persona, así que, se limitó a soltar un suspiro de sorpresa.

No se dio cuenta en qué momento ella había terminado con lo que hacía y le miraba de igual manera, pero no quería que se fuera. Por un segundo temió el que desapareciera, como en su sueño.

—Tienes unos ojos muy bonitos, Jack. —sonrió, aturdiendo a su nuevo amigo ante el gesto.

Frost pensó que en ese momento se desmayaría, pero luchó por no hacerlo. No quería dejar de verla.

—Eres la primera persona que me lo dice... —admitió, y era verdad.

☀ Sunlight ☀ 【HIATUS】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora