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Los dibujos que crea, y que atesora con su vida, yacen impregnados en las paredes de su habitación. Le fascina verlos todos los días, pues con ellos decorando las cuatro paredes que la aprisionan es menos difícil sentirse tan mal; el cuarto fue pintado de un color muy oscuro que profundizaba la soledad que sentía por las noches. Además, los incontables soles que dibuja, incluso inconscientemente, le brindan un falso calor que se vuelve cada vez más real para ella. Ha pasado tanto tiempo ahí dentro que el frío se volvió más soportable.

Las pinturas son un privilegio que se ganó con el pasar de los días, tal vez semanas, al comportarse bien, al dejar de luchar por su libertad; la libertad que le fue arrebatada horriblemente. Y no fue nada sencillo conseguirlo. La impotencia quema en su cuerpo, su sangre hierve en sus venas y sus ojos arden por el incontrolable llanto por las noches, rogando que se le devuelva su derecho. Sus mejillas aún duelen por los golpes. Aprendió a no responderle a su captora.

"Una dama debe comportarse. Una señorita no debe alzar la voz", esas palabras se repiten en su cabeza una y otra vez, y nunca se detiene; puede pronunciarlas en orden, puede deletrearlas, sabe cuántas letras hay en cada maldita palabra. "Debes sonreír. Tu rostro serio sólo ahuyenta tu belleza. Siéntate derecha. Debes pedir permiso para hablar."

Las lágrimas no funcionan para deshacerse de esas voces en su cabeza. A veces ella desobedecía a propósito, estando inconsciente por los golpes todo se tornaba más tranquilo y en paz, y los pensamientos desaparecían; sólo se veía a sí misma en un camino en medio de un jardín enorme, con hermosas flores de distintos colores que le hacían sonreír alegre por unos pocos minutos. Ese lugar era su paraíso.

- Rapunzel – escucha a lo lejos. No puede creerlo, ha pasado muy poco tiempo, quiere quedarse un poco más ahí. Sólo un poco. – Rapunzel.

La chica avanza un par de pasos antes de detenerse abruptamente. Esa voz. Ella la reconoce, pero no puede recordar de dónde, de quién, sólo que le da confianza; una peculiar confianza.

- ¡Rapunzel! – le gritan. Es entonces cuando voltea hacia esa dirección, esperando ver al dueño de esa voz de una vez por todas y preguntarle qué hace ahí, pero sólo logra visualizar un destello de luz que pinta todo de blanco.

- Ya está despertando – anuncia Hiccup, soltando el aire que había estado reteniendo sin darse cuenta por los nervios y la presión. Gira la cabeza, mirando a Mérida y asintiéndole con la cabeza en una señal de que su nueva amiga se pondrá bien.

- ¿Dónde...? – murmura la rubia, abriendo sus ojos verdes en su totalidad y guiándolos a Hiccup. Los recuerdos vuelven. Sabe dónde está y quién es ese chico. – Hiccup, ¿qué sucedió?

- Te desmayaste, pequeña – contó el mayor, dejando sutiles y suaves caricias en su cabello, tranquilizándola. –. Tu encuentro con esa mujer te aturdió.

- Entonces no fue un sueño...

La expresión del castaño decayó, lamentándose la muy mala suerte que acompañaba a esa pobre chica, y negó con la cabeza un par de veces en respuesta.

- Será mejor que descanses, tus defensas están muy bajas por hoy – explicó Mérida, tomando su mano y sonriéndole de forma amigable. –. Mañana seguirás con el entrenamiento.

- ¿Y Jack?

- Para desgracia de ella, él la está interrogando.




































Gothel gritó en cuanto Jack tomó su muñeca con fuerza y comenzó a congelarla sin dejar de mirarla a los ojos. Los brazos de la mujer ya estaban llenos de quemaduras por el hielo del albino que estaba completamente comprometido en romper esa falsa determinación de la anciana en permanecer firme hasta la muerte, porque no iba a ser tan fácil para ella; no la dejaría tener el privilegio de morir. Ella estaba involucrada en el pasado de la alegre chica que llegó de repente a su vida y, a juzgar por la reacción de Punzie, no implicaba algo bueno para la rubia.

- ¿De dónde te reclutó Pitch? – preguntó, dejándola en paz para que respondiera. –¿Por qué a ti?

La pelinegra jadeó ante el repentino movimiento, sintiendo alivio por un momento, y acaricio la herida suavemente con su otra mano en un intento de disminuir el dolor con su magia, pero estaba muy debilitada como para hacer eso. Además, el otro chico extraño del dragón le inyectó algo apenas llegaron a ese lugar, lo que hizo que sus poderes se rebajaran a casi nada.

- Sabes lo que dicen, el atractivo ayuda – dijo con sarcasmo. –. Además, soy muy carismática, ¿no lo has notado?

Jack estaba perdiendo la paciencia. Siempre fue alguien muy alegre, dispuesto a tomar cualquier oportunidad para volver la situación en un buen tiempo de diversión para los demás y reír, pero no precisamente en estos momentos. Toda pizca de deseo en volver todo más divertido se esfumó hace algún tiempo, y esta señora tuvo la pésima fortuna de estar en medio de esa crisis.

Crisis que tenía a Jack Frost al borde del abismo, convirtiéndolo poco a poco en ese ser oscuro que Pitch alguna vez le dijo que sería y que ignoró completamente.

"Toda la felicidad se marcha, Jack", le había dicho. ". Es mejor que sepas desde ahora la clase de realidad que te espera en el futuro"

Tenía razón, pero claramente él no escuchó. Como solía hacerlo siempre.

- Dame una respuesta –ordenó, su voz sombría y seca, y acercó peligrosamente el filo de un carámbano formado en la palma de su mano hacia la garganta de la mujer; estaba, en realidad, muy tentado a atravesarla y verla desangrarse lentamente. –. No lo repetiré otra vez.

Gothel lo miró detenidamente. Pitch le había contado sobre ese muchacho hace ya tiempo, justo antes de que sellaran su pacto de forma permanente, y le advirtió de antemano que jugar con él no era una opción, matarlo tampoco. Jack Frost era la definición de poder y astucia, aunque muy a su manera los dejaba ver, además de ser una pieza clave en todo ese plan que había comenzado a estructurar tan meticulosamente.

Pitch estaba convencido de que la luna le otorgó ese poder a Jack Frost no por su sacrificio, sino por un propósito mayor; uno que conlleva el inicio de una era mucho más tenebrosa que la edad oscura, con mas miedo y miseria de por medio, con más almas que tomar.






































- Ella va a provocarlo –se apresuró Rapunzel a advertirles. –. Es lo que hace, juega con tu mente, y sólo hará que Jack haga lo que quiere.

Hiccup realmente podía percibir el miedo en la voz y los gestos de Punzie. Y tenía una buena razón para creerle; su madre o no, parecen tener un pasado no tan grato que confirma que, hasta ahora, Rapunzel es quien más la conoce de todos los presentes.

Además, tomando en cuenta la actitud explosiva de Jack, era casi evidente que no terminaría para nada bien.

Mérida pareció compartir su pensamiento con él, pues de inmediato y sin pedírselo salió de la sala, tomando su arco y flechas de la mesa en el camino.

- Quédate aquí, enviaré a alguien que vigile la entrada, ¿sí? – le dijo antes de intentar emprender su salida detrás de su novia, pero la niña rubia lo detuvo tomando su brazo con urgencia.

- Por favor, no dejes que lastime a Jack. – se lo pidió preocupada, temblando ligeramente, y él se apresuró a tomar su mano en un intento de reconfortarla.

- Cuidaré de él, lo prometo.


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⏰ Última actualización: May 30, 2023 ⏰

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