Capítulo 1: Fantasmas del pasado

297 1 1
                                    

Era un paisaje desolador. Cientos de hombres se hallaban muertos sobre el campo de batalla. El fuego consumía los destrozados cuerpos. Todos tenían una mirada de horror y miedo marcado en cada uno de sus rostros. El olor a sangre y a carne quemada invadía el aire.

Una bandera ondeaba victoria sobre la cabeza de uno de los soldados del imperio. Un círculo rojo en el centro, con líneas del mismo color a cada uno de los lados sobre un fondo blanco era su estandarte.

Más de cincuenta hombres, todos perfectamente uniformados, con armas y espadas a su disposición, habían acabado con los más de 1000 soldados de las fuerzas del imperio. Los vehículos blindados habían hecho su trabajo; acribillar a todo aquel que respirara. El rugir de los motores de los aviones se escuchaba en el cielo, alejándose en la distancia.

En el campo de batalla, el humo se alzaba hasta lo más alto del cielo. Un hombre encapuchado se acercó al único sobreviviente de esa masacre; el príncipe Zorzal. Lo tomó del cuello. Colocó un arma sobre su frente y le susurró.

- ¿Dónde están aquellos a los que llaman "los hombres de verde"? – le preguntó sin titubear.

- ¡Alteza! – exclamó asustada Tyuule, quien era sujetada por dos hombres con uniforme militar.

El príncipe Zorzal estaba malherido. La sangre salía a borbotones de su cabeza. Dos heridas en el pecho lo habían hecho agonizar. Tosió algo de sangre antes de poder responder a la pregunta que le había hecho aquel misterioso encapuchado.

- E- Están... – no pudo continuar. El dolor se había hecho más agudo.

- ¡Responde! – ordenó el encapuchado.

- En la colina de Alnus... – tosió nuevamente. La hemorragia que sufría lo estaba matando lentamente – L- Lo que buscas, esta en la colina de Alnus.

- Bien. Muchas gracias por tu cooperación al Imperio – mencionó con una sonrisa de satisfacción.

Zorzal alzó la mirada. Sonreía burlonamente. Esto confundió al hombre frente a él.

- Po- Podrás matarme, pero ellos te encontrarán. Son invencibles. Su ejército no tiene comparación.

- Puede que tengas – respondió el encapuchado – Pero no será así por mucho tiempo...

Se escuchó una detonación. El príncipe Zorzal había dejado de existir. Un disparo en la frente fue suficiente para asesinarlo. La sangre formó un pequeño charco alrededor de su cabeza.

- A- ¡Alteza! – exclamó Tyuule.

El hombre encapuchado volteó a verla. Puso un cigarrillo en su boca y lo prendió haciendo uso de unos cerillos.

- ¡Tráiganla! – ordenó a sus hombres. Estos correspondieron arrastrando a la coneja guerrera a los pies de aquel hombre – ¿Sabes? Cuando vine a este mundo, me quedé maravillado con los recursos que este mundo ofrecía. Su gente y sus tradiciones no son muy diferentes al mundo de donde provengo. Compartimos similares características. Además...

- ¿Qué es lo que quieres...? – lo cuestionó interrumpiendo sus palabras. Él exhalo una gran cantidad de humo sobre su rostro, provocando que tosiera descontroladamente – Lo has matado. Lo único que me impulsaba ha muerto.

El hombre empezó a reír. Desenfundó una vieja pistola que llevaba en el cinturón. Apuntó a la cabeza de Tyuule al mismo tiempo que arrojaba la colilla de su cigarro a la tierra.

- Tus últimas palabras, asquerosa chica-conejo.

- Gracias... – dijo para sorpresa de todos los presentes.

GATE Jieitai Kanochi Nite Kaku Tatakaeri: El Imperio del Sol Naciente.Where stories live. Discover now