Cap. 5

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Llegó a la oficina de cierto presumido echando humo de furia, no podía creerlo ¿todo esto era un juego cruel? ¿Por eso le había ofrecido el protagónico? ¿Para reírse en su cara mientras la veía ahí, hermosa y llena de luz?

Abrió la puerta de la oficina de golpe, sin esperar si quiera a que el heredero le abriera. Jumin permanecía sentado detrás de su escritorio leyendo unos papeles al parecer lo suficientemente importantes como para percatarse de la mirada asesina de Zen.

- ¡Creí que comenzábamos a ser amigos Jumin! –Gritó aporreando su mano en el escritorio del pelinegro

- Mmm ¿qué quieres? –Bajó lentamente las hojas para mirarlo

- ¡La contrataste! ¡A ella!

- Es la mejor en su rama –Su voz serena lo hacía perder el juicio

- Sabes lo que pasó Jumin ¡Lo sabes y la contrataste!

- Dile a la Asistente Kang que la despida –Dijo el chico de ojos grises de golpe tomándolo desprevenido

- ¿¡Qué!?

No podía creer lo que escuchaba, Jumin lo miraba totalmente serio, sabía que no estaba bromeando ¿solo la contrató para molestarlo y luego deshacerse de ella? ¿Qué acaso estaba loco?

Se dejó caer en la silla frente al escritorio de Jumin masajeando el puente de su nariz con sus dedos. Todo esto le estaba molestando terriblemente, sus manos comenzaban a sudarle de los nervios, así como su frente, sentía tanto calor, aun cuando el aire acondicionado estuviera prendido. Odiaba tener a aquel cretino tan tranquilo cuando algo así estaba pasando. El destino era realmente cruel.

- Voy a llamarla si no haces algo

- No, no te atrevas a despedirla –cerró los ojos intentando concentrarse

- No tengo tiempo para esto Zen ¿qué quieres?

- Quiero que se quede, deja a mi princesa hacer su trabajo –Apretó los puños. Algo en el fondo de su corazón le decía que se arrepentiría profundamente de su decisión

- Hacía mucho que no mencionabas ese apodo

- Hacía mucho que no lo había necesitado

Se levantó de la silla para salir del despacho dejando a Jumin con la mirada concentrada en su espalda, no entendía que debía hacer, sentir o decir, esa chica en una semana le demostró cosas que nadie había hecho antes ¿qué debía hacer?

Había llegado a la puerta del edificio completamente aturdido, había sido un día sumamente difícil, no quería verla, no quería regresar al set y encontrarse con aquella gélida mirada. Una mirada que le estaba causando bastantes sensaciones, pánico, miedo y desilusión.

- ¿A dónde lo llevo? –La voz del chofer del taxi lo sacó de sus pensamientos regresándolo a la realidad. No importaba cuanto hiciera para evitarlo, él era el protagonista, tenía que estar ahí.

- A las afueras de la ciudad, en uno de los terrenos de C&R

- Se refiere a la bodega enorme ¿no es así?

El chico solo pudo sonreír ante la explicación, respondiendo simplemente asintiendo. El taxista avanzó rápidamente en la avenida principal, sabía que tardarían el tiempo suficiente para que él pudiera recobrarse, necesitaba pensar fríamente, no podía dejar que sus sentimientos lo dominaran ahora.

Cuando entró al domo pudo ver a todos en movimiento, yendo de un lado a otro con materiales, utilería y demás, al parecer Mel ya se había puesto a trabajar.

¿Y si...?Where stories live. Discover now