¿Y si...?

Cap. 19

Se había despertado con lágrimas en los ojos, se sentía tan culpable, si alguien quisiera saber cómo fue su noche, no tendría las palabras adecuadas para explicarla, había sido perfecta, por lo mismo le dolía, le dolía hacerle eso a Zen, a Alex.

- ¿Princesa? –escuchó la voz del albino junto a ella, su aliento cálido acariciando su hombro desnudo. Dolía, dolía ser ella.

- Zen...

No pudo evitarlo y las lágrimas comenzaron a aparecer, recorriendo suavemente su mejilla, una tras otra siguiendo caminos casi rectos sobre su piel, cada lágrima se trataba de un insulto profundo para ella, un golpe más fuerte.

- Hey, bebé –sintió algo cálido y húmedo recorrer su mejilla para limpiarla. Al abrir los ojos de golpe se dio cuenta de lo cerca que su rostro se encontraba del suyo, la lengua del chico era tan salvaje- tendré que besarte entera si no dejas de llorar –sonrió. Aquella sonrisa preciosa que la dejaba sin aliento

- Lo siento... -dijo aun mirándolo con sorpresa. ¿Cómo podía actuar así cuando sabía todo?

- Quiero que seas feliz, quiero verte sonreír –rodeó su cintura desnuda para acercarla a él. Su torso cálido, el contacto de su piel con la suya, era otro nivel de placer.

- Dios... tu piel es tan suave –dijo ella mientras alzaba su mano hacia su pecho rozando su piel con sus dedos

Una sonrisa traviesa cruzó sus labios llegando hacia sus ojos. Ese chico tenía tantas facetas diferentes, amaba que fuera actor.

- Te amo –acarició lentamente su cabello- te amo con una locura indescriptible

- Yo...

- Sé mía aunque sea este día, por favor... nunca, nadie va a ocupar el lugar que tú tienes en mi vida –bajó sus manos hacia la piel de su cuello haciendo caminos hacia su pecho- después de tenerte –suspiró intentando controlarse- después de tenerte nada pudo ser igual ¿entiendes que me sentí lleno? Que te necesitaba a mi lado, pero que podía hacer todo porque te experimenté a ti...

- ¿A qué te refieres?

- No necesitaba a nadie, a nadie que no fueras tú –sonrió besando dulcemente su mejilla- una vez que supe que era tenerte, estaba completo, no busqué nada con tanta desesperación que no fuera a ti

- Yo... no soy perfecta

- Lo eres –bajó sus dedos entre sus pechos- más que cualquier musa o cualquier ángel, eres perfecta Mel

- Pero... la situación en la que estamos Zen, no puedes simplemente

- ¿Olvidarlo? –susurró interrumpiéndola mientras sonreía- por supuesto que lo haré, solo un día Mel, sé mía un día entero, déjame saber que se siente tenerte para mí

- Siempre me has tenido

- Demuéstramelo –depositó un beso tan profundo en sus labios que se derritió en ellos- lamento ser tan posesivo, no puedo evitarlo si es contigo

- Debo... debo hacer una llamada ¿sí?

Cuando iba a levantarse, el albino la detuvo tomándola de la mano, ella simplemente lo miró, pero no pudo con sus ojos, había tanto dolor en ellos que se desarmó.

- No fue un error... ¿cierto?

- Zen –apretó su mano. Esa pregunta le dolía

- Dime que no sientes que todo esto fue un error, que no te... arrepientes

- Nunca –dijo sin pensar. Pero aquellas palabras le dolieron tanto que regresó a la cama perdiéndose en sus labios de nuevo- nunca pensaría que esto ha sido un error, eres perfecto Zen