Capítulo 4

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En el que Javier conoce a Simón.

- ¡Vaya sorpresa! - reí. Javier me regaló una sonrisa ladeada.

- El señor Quintana me dijo que usted estaba por acá y yo ando necesitando un traje nuevo, así que decidí hacerle compañía. - me explicó, como si realmente me hiciera falta una explicación. ¡Hombre! ¡Te ayudo con el traje, sólo dejame ver ese cuerpo sin ropa!

Asentí con mi cabeza y le sonreí. - Claro, entiendo. Pues dejame decirte que soy la mejor compañía a la hora de comprar ropa.

Jaco se acercó a mi y tomó mis bolsas. Traía una sonrisa pequeña en el rostro y eso me asustó un poco, ya que, sí bien sonreía mucho, esta era rara.

- Voy a llevar estas con las otras. Disfruten su mañana, avisenme a qué hora paso por ustedes.

Y tras eso mi buen amigo se fue, dejándome desconcertada.

- Su hija tiene turno para ecografía hoy así que me pidió permiso para retirarse antes. - me explicó Javier y yo asentí segundos después. Metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones negros de vestir y entonces divisé que, a pesar de estar de traje, lucía informal ya que se retiró la corbata, abrió los primeros botones de la camisa y arremangó ambas mangas hasta los codos. - ¿Tiene hambre o seguimos con las compras?

- Primero que nada, tuteame, por favor. Me siento con varios años demás si me tratas por 'usted'. - le pedí, casi ruegando. Él sonrió divertido. - Y en cuanto a tu pregunta - Remarqué el 'tú' para que vea que si yo lo hacía él igual podía. -, ahora que lo mencionas voy con mucho hambre, así que vamos por algo de comida primero.

Nos dirigimos a un McDonald's, casi lloré al notar que no había un Burger King cerca. Javier notó mi aflicción y tuve que explicarle que la carne de McDonald's no era de mi agrado, pero que igual podía pedir McNuggets. Me insistió sobre ir a otro lado pero yo me negué. Ya había deseado el pollo rebosado.

El momento de la comida pasó volando. Javier me conversó sobre fútbol y me preguntó sobre cuándo empezaría mi residencia en Corazón Feliz. Quise preguntarle sobre qué hace con una mujer tan plástica, superficial e irritante pero me contuve.

Luego de tirar nuestra basura, caminamos hacia el local donde venden los mejores trajes y tan sólo de verlos colgados o en maniquíes me sentí desfallecer. ¿Mencioné alguna vez que los hombres en traje son mi debilidad?

Junto a uno de los vendedores asesoramos a Javier sobre algunos trajes y elegimos varios para que se los pruebe. Cuando él entró al vestidor yo me senté en una butaca que había en frente para aguardar, tomé mi teléfono y jugué al PES para matar el tiempo.

- ¿Qué tal este? - levanté la mirada del móvil y me encontré con Javier de pié frente a mí. Aquel traje azul francia le quedaba increíble, estaba impecable. Sólo que el patrón de cuadrillé....

- Pareces un viejito. - fruncí mi nariz en disgusto. Javier enarcó una ceja y noté cómo el trabajador que se había acercado, aguantó una carcajada. - Te queda pintado, sin duda es tu talla y obviamente los entallados son lo tuyo, pero el cuadrillé... Me recuerda a uno que tiene mi abuelo.

Una ligera sonrisa se esparció en los labios del hombre frente a mí y asintió con su cabeza. - Voy a por los lisos, entonces.

Volvió a entrar al cubículo y compartí una mirada con el empleado, seguido de la cual ambos soltamos una carcajada.

Pasaron varios minutos en los que Javier salía mostrando trajes y el trabajador y yo dabamos el visto bueno o malo. Miguel, el empleado, resultó ser una muy buena compañía y ya hasta se había sentado junto a mí comiendo algunos dulces. ¡Todo un majo!

Sense LímitsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora