Capítulo 6

117 9 0
                                    

En el que Nina conoce a Jamie

Nina Baldwin

— ¿Estás emocionada? — me preguntó. Dejé de atar las agujetas de mis zapatillas para observarla de reojo. Ya estaba preparada: ambo celeste claro cubriéndola, delantal blanco encima con una credencial sobre el bolsillo ubicado en el lado izquierdo de su pecho, zapatillas perfectamente sujetas, cabello trenzado, y un ansiosa y algo insoportable sonrisa plantada en el rostro. Su identificación ponía “Dra. Paula Benjamín”. Volví a concentrarme en mis trenzas.— Anoche no pude dormir casi, moría de ansias y nervios por estar aquí. ¡Ya quiero saber con qué interno nos tocará!

Cuando finalicé con mis zapatillas procedí a hacer una media cola en mi cabello.

— Mal hecho. —Respondí mientras me levantaba a cerrar mi casillero luego de sacar lo necesario. Me volteé hacia la castaña mientras me acomodaba el delantal. — Nos toca guardia, nos iremos en 24 horas.

— 23, en realidad. Ya pasó una hora desde el horario pactado. —el rubio que estaba detrás mío habló.

— ¿Tú estás nervioso? ¿Ansioso? ¡Ay, espera! Mis modales, perdón. Soy Paula Benjamín. —se corrigió rápidamente.— Perdón, soy la doctora Paula Benjamín. ¡Qué emocionante es decirlo!

Y, aprovechando que se distrajo atosigando al rubio, fuí a pararme cerca de la puerta en la espera de alguien que se atreviera a ir a asignar nuestros internos.

A ver, sí. Estaba muriendo de nervios y ansiedad, pero no dejaría que se note. Quería y necesitaba dar la mejor impresión, trabajar para el Tyron Mercy había sido mi sueño desde que comencé la secundaria... Sí, siempre tuve presente que quería ser doctora.

— Gómez, Valdés, Flynn, Torres y Vivey van con el doctor Hernández. —gritó un enfermero que segundos antes había ingresado a la habitación con un par de papeles en sus manos. Los cinco nombrados salieron sonrientes ante la indicación del hombre. — Juárez, Benjamín, Baldwin, Liverani y Glades con el doctor Hembert.

Fuí la primera en abandonar la sala de los cinco nombrados. Tres doctores internos estaban de pié a unos metros esperando a sus residentes.

— Buenos días, doctor Hembert. Es un verdadero placer conocerlo. Hm, yo soy la doctora Paula Benjamín. — la castaña sonrió en un mal intento por ocultar sus nervios.

— Yo soy Andrea Glades. — añadió una rubia.

— Yo Franco Gómez.

— Y yo Alessandro Liverani. — era el rubio de la sala.

— Por ende, yo soy Vanina Baldwin.

El doctor Hembert, un señor de cuarenta y tantos en un buen estado físico, de altura prominente y cabello rojizo, nos miró serio. Escaneó con paciencia nuestros rostros. Uno por uno. Pareció una eternidad.

— Perdieron su tiempo presentándose. —su voz tan grave como era de esperarse. — No me interesan sus nombres, dónde estudiaron, si son Españoles o extranjeros, qué los motivó a seguir la medicina, nada de eso. Si necesito preguntar algo a alguien en particular, leo la identificación en sus batas y es suficiente. ¿Entendido?

— Entendido. —respondieron mis compañeros a excepción de Alessandro, quien observaba con una pizca de diversión en sus ojos al resto.

— Vale, andando.

Y así sin más, se volteó sobre sus talones y comenzó a caminar hacia no sé dónde. Y déjenme decirles que sus piernas largas hacían un paso en los que las mías, más cortas, debían realizar tres.

Sense LímitsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora