Fuerza de la naturaleza (II)

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Anderson le separó las manos. El líquido cayó al piso, en donde volvió a su forma original. Damián tenía las manos totalmente quemadas. Pero no sentía dolor en absoluto.

-No creí que su poder fuera de esta magnitud -Digo Norman-, debes saber que esta es la runa de los obstáculos naturales. No eres tonto, sé que conoces los cuatro elementos. Es precisamente lo que esta runa controla, puedes utilizar los cuatro elementos a tu favor. No sé si tiene limitaciones. No creo que estemos ante la presencia de la runa más poderosa. Aunque tiene su mecanismo de defensa, como pudiste observar. Es un pequeño acertijo, es preciso que pienses en el infierno para que puedas tocarla. En las llamas. Vamos, Damián, inténtalo una vez más.

Él obedeció. Con temor colocó sus manos alrededor de la runa, pensando en el fuego, como se le fue indicado. La hermosa piedra esta vez no se desfiguró, le resultaba más ligera que la que habían encontrado anteriormente. Y mucho más bella.

-No debes perderla, vamos, tenemos que salir de aquí. Cuando comience a correr quiero que me sigas y no te quedes atrás. Vamos, andando.

Norman comenzó a correr. Verificando que el muchacho lo hiciera también, en efecto, lo hacía. Damián vio a lo lejos aquella horda de ratas que había devorada a una de las suyas. Por impulso se agarró aún más fuerte a la runa y pensó de nueva cuenta en el fuego, una hoguera enorme. Los roedores comenzaron a arder y a chillar. Lo comprendía, entendía el poder de la runa, solo debía pensar en el elemento que quería utilizar. Se envolvió a sí mismo y a su compañero en una burbuja de agua, también las lleno de oxígeno. Así el fuego no les haría daño.

-No debes distraerte con los poderes de la runa. Si te quedas atrás el demonio que nos persigue te atrapará.

Damián quedó impactado por las palabras de su compañero ¿Existían acaso los demonios? Lo más seguro es que fuera cierto. Si podía existir todo eso que estaba viviendo, no le cabía duda que existían. Volteó hacia atrás. Lo pudo ver, miró a sus ojos. Parecía ser que miraba su demoniaca alma y a los ojos de su amo. Él no era creyente, pero ahora sabía el infierno es real. Así como que sus habitantes están caminando con nosotros y no solo dentro de nuestras almas. Pasaron el fuego y deshizo la burbuja. Ahora sentía el aire que el ser lanzaba hacia su posición al batir sus enormes alas. Siguieron corriendo pero algo andaba mal, había ratas quemadas en frente de ellos. Damián confirmó su sospecha. El demonio les había tendido una trampa, se hallaban dando vueltas en círculos.

-¡Norman, vamos en círculos!

-Lo noté pero no hay más que movernos, muchacho, no creo que podamos salir de esta a menos que regresemos el tiempo aquí mismo. Pero podría ser perjudicial para nosotros.

Las piernas comenzaban a dolerle, no podría soportarlo por mucho tiempo más. Recordó el relato ¡Ahí estaba la solución! El demonio no podía tocarlos.

-¡Viejo! Deja de correr, él no puede tocarnos. Es igual al del relato, no puede tocarnos, sólo asustarnos. Esto no acabaría hasta que soltáramos la runa.

Damián pensó en el elemento "agua" le cayó al ente en todo el cuerpo. Este gimió de dolor a vez que salía vapor de su cuerpo.

-Vamos, ahora sí podremos salir.

Como él había predicho, el palacio volvió a la normalidad. Salieron por la puerta principal. El mundo caleidoscópico seguía moviendo sus hermosas formas color pastel. Se dejaron caer en los colores, para regresar a su casa. Al llegar Norman sacó la runa del tiempo y el viaje fue instantáneo y sin perturbaciones.

No se dieron cuenta del francotirador que los miraba desde un alto edificio. Listo para disparar.

¡Hola! Lamento que este capítulo sea más corto que los anteriores, el tiempo se me fue de las manos, pero prometo el siguiente será más largo y probablemente lo tenga publicado en menor tiempo que este, gracias por leerme :)

Las Runas Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora