Ya has estado aquí

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Después de un largo rato en silencio, Norman tomó la palabra.

-Antes de entrar a la ciudad nos desviaremos, no podemos ir al pasado en frente de la multitud.

-Cuando nos raptaron, una mujer llegó a mi celda y se cuestionó si lo que haces es viajar en el tiempo o entre dimensiones. Ahora yo me pregunto lo mismo. ¿Qué estamos haciendo, Norman? ¿Qué si conseguimos las runas o no?

-Hace mucho conocí a mi superior, conozco a su padre antes incluso de que él naciera, a su madre la conocí un poco después. De hecho, a ella la conocí en esta ciudad, ella vivió aquí por un tiempo, hasta que desapareció en un lugar lejano, no se supo más de ella, era hermosa, sin duda. A su papá no lo veo hace mucho, poco antes de su nacimiento. No diré su identidad, como ya lo había dicho antes, pero te aseguro que es mejor que lo obedezcamos en cuanto a obtener las runas. El poder que poseo no es mío directamente, sino se me fue dado, me lo dio él. Lo habría hecho por sí mismo, pero no puede exponerse a algún peligro. Por eso es que tiene tanta seguridad, claro, que eso tú no lo sabías. -Terminó dando una risa que le resultó macabra.

Llegaron a un bosque que rodeaba la ahora ciudad, otrora pueblo.

-¿Estás listo, Damián?

-Listo.

-Creo que no te lo había dicho pero tengo conmigo la runa de viaje, la primer que conseguimos. Por lo cual no hemos perdido ninguna.

-¿Qué, cómo es que no la perdiste?

-El mundo caleidoscópico o lo que nosotros llamamos "futuro" tiene algunas funciones extra.

El chasqueo de dedos sonó, los arboles comenzaron a encogerse un poco y la cinta comenzó a reproducirse. Tal como en su primer viaje, todo estaba en sepia y había ligeras "manchas" de vez en cuando en el paisaje. Los inmensos edificios ya no estaban, se había convertido en un pueblo, como había dicho Norman. Era bonito pero el ambiente se sentía sobrecogedor. Damián caminó por un sendero que ya no se apreciaba en la actualidad, su compañero lo siguió. Casi cae cuando tropezó con las vías del tren

-Con cuidado, no llames más la atención. -Dijo el viejo.

No se veían personas por las calles y empezaba a oscurecer. Estaba confundido pues no sabía adónde ir pero siguió caminando para llegar al centro del pequeño poblado. Bajo sus pies sentía extrañas vibraciones. Eso fue lo que dio la primera pista para darse cuenta de que ahí no era tan chico como pensaba. Norman no había dicho nada desde que le recordó el no hacer ruido, había llegado a estimarlo, no sabía si era por sus trucos extraordinarios o por lo que en verdad significaba su persona. Ni siquiera recordaba hacía cuantos días lo había conocido ¿habían sido tres?, ¿cuatro?, sus pensamientos fueron interrumpidos al finalmente escuchar otra voz aparte de la suya.

-Damián, es mejor que nos separemos, la lista no arroja nada de pistas a excepción de la palabra "ritual", por favor, si hay problemas utiliza la runa de la fuerza natural y de inmediato búscame.

El muchacho caminó hacia la derecha, una calle sin nombre. La puerta de una casa estaba abierta, por curiosidad entró, también cabía la posibilidad de que la runa se ocultara ahí. El umbral totalmente común, el tapiz de las paredes color canario. Las habitaciones se parecían entre sí, ningún rastro de la piedra, más allá de los dormitorios y áreas funcionales un pasillo se extendía. Parecía no llevar a ningún lugar pero había una trampilla. "El sótano", pensó.

La realidad fue distinta cuando bajó. Se trataba de un corredor largo y que hasta donde alcanzaba a ver su vista, daba vuelta. Eran catacumbas, caminó por largo rato dando vuelta por la extensa necrópolis, sin saber realmente cuál en donde estaba, pero su suerte fue distinta cuando encontró una puerta con un pomo particular, parecía ser un cáliz. Eso resultó ser, cuando lo giró este se desprendió y a su vez que caía un papel. Lo levantó y abrió. La caligrafía que se extendía era cursiva y bella, casi un placer visual. Decía así "Dejo el artefacto aquí, según sé su origen es nórdico, lo encontré hace mucho, sospecho de una traición, espero que caiga en buenas manos." Estaba firmado con el nombre de Magdalena Romero.

Aquella copa comenzó a convertirse en arena en sus manos. A su vez que caía al suelo, se formaba una piedra que aún no distinguía su símbolo, pero estaba seguro que era lo que buscaba. Se dibujaron dos líneas verticales, después una tercera apareció cortándolas en diagonal. La tomó con temor, ahora Norman no estaba ahí para ayudarlo a identificar el poder de la runa. Cuando entró en contacto con sus manos no hubo cambio, se la llevó aliviado al bolsillo trasero del pantalón, al lado de la runa de los desastres. Cuando volviera a algún lugar tranquilo se aseguraría de buscar el nombre correcto a cada símbolo. Entró por la puerta que abrió el cáliz. Un gran lago subterráneo se extendía hasta donde su vista le permitía ver. Había un pedestal con una marca que le asustó al grado de hacerlo retroceder, representaba a un demonio llamado Leviathan, no conocía más acerca del ser demoniaco. Pero la había visto en libros y cierta vez un maestro expresó curiosidad hacia la entidad, le parecía curioso que Hobbes lo hubiera utilizado para su libro, aunque llegó a la conclusión que la comparación era totalmente acertada, así le mostró diversos materiales que hablaban de aquel monstruo, incluyendo aquel grabado que veía con toda claridad.

La runa comenzó a moverse de tal forma que parecía tener vida, pero no era así. Era una especie de magnetismo a la base. Se iluminó con un color azul a su vez que se incrustaba en el orificio que le pertenecía en el pedestal. La cámara comenzó a temblar y las aguas se inquietaron, una gran silueta zigzagueo en el fondo del lago. Una cabeza emergió, parecía ser una serpiente pero tenía rasgos que en absoluto eran de reptil. Su tamaño debía ser descomunal, a juzgar por la extremidad que sobresalía. Damián se encontraba ya en el suelo por el horror, incapaz de salir; la puerta se había sellado. Entonces el ser habló...

Las Runas Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora