CAPÍTULO 1

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Miré de nuevo la nota que recibí para ver si estaba en el lugar correcto.

"Dirígete a la calle Cíade Número 13. Allí vive un chico llamado Josef. Es tu nuevo objetivo. Ya sabes que hacer."

Estaba en el sitio correcto. Se trataba de una casa, o mejor dicho, una especie de mansión pequeña.

La noche era larga para poder investigar si vivía solo o si había más personas con él.

Metí la mano en el bolsillo para seguidamente sacar el paquete de cigarrillos, agarré uno con mis labios para encenderlo en mitad de la oscuridad. El cielo estaba completamente cerrado. Era el momento idóneo para proceder con el trabajo, porque así las cámaras de los vecinos más cercanos no nos podrán grabar con tanta oscuridad de por medio.

-A veces vivir a las afueras de la ciudad, no era buena idea.

Pensé a la vez que quemaba la nota con el fuego del cigarrillo, convirtíendolo en polvo por completo. 

Seguido, saqué los guantes negros que guardaba en el bolsillo de la sudadera y me los coloqué mientras caminaba hacia la gran puerta de metal.

-Es hora de trabajar.- Susurré con una media sonrisa.

--------Unas horas más tarde-------

El maldito móvil me despertó, alguien no paraba de llamarme. Estaba harto de ese aparato, tanto que me daban ganas de volver arrojarlo al río que se situaba al lado de donde actualmente vivía. 

Las cinco de la tarde marcaba el reloj. Otro día que me despierto temprano.

Decidí levantarme y comer algo. La suerte de vivir en un loft es que, prácticamente, tenía todo a un paso de mí. La verdad, este era una de las casas que más me gustaba vivir. Más cómodo que un apartamento putrefacto era.

Bostecé a la vez que arrascaba mi tripa mientras conseguía levantarme. Hasta que me golpeé con el techo inclinado. Lo peor es; que no era la primera vez que me dejaba la cabeza ahí.

Bajé las escaleras hacia la zona del salón y la cocina estilo americano. Agarré el mando de la televisión situado sobre la mesita y encendí la televisión.

Todas las mañanas, bueno, cada vez que me levantaba, hacía la misma rutina. Encender la televisión para escuchar las noticias, poner un tazón de leche en el microondas, y mientras que éste se calentaba, iba al baño y me afeitaba.

Pero últimamente, antes de afeitarme, me quedaba fijo mirando mi reflejo en el espejo pequeño del baño. Los tatuajes de mi piel me hablaban. La cadena de mi cuello ardía sobre mi pecho.

El sonido de la televisión hizo que volviese en mí. Habían encontrado un cadáver.

"Estamos en directo desde el lugar del asesinato. Aún no hay sospechosos. La víctima, Josef Drunkin, de 25 años, vivía solo a las afueras de Redentown. No tenía familiares..."

Apagué la televisión.

-Ahora que comenzaba a gustarme vivir en este lugar... Tendré que mudarme de nuevo.-

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El infierno está dentro de mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora