Tercer Asalto.

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Dorian estaba en la cama del hospital mirando con desgana su comida, pensando que realmente no tenía sabor, era como comer agua, tragó de mala gana lo que tenía en la boca y desistió de seguir comiendo.

Se tocó la cara con cuidado deslizando los dedos hasta terminar en su nuca, luego volvió a frotar su calva, ahora era pelón, no sólo era feo como el demonio, también era calvo, sin un pelo.

Ahora que ya había pasado la primera horrible impresión sobre su aspecto físico sólo tenía paso para la resignación, aceptó que era calvo a los veinticinco y terriblemente feo.

Suspiró, nunca podría olvidar cómo fue cuando se miró al espejo por primera vez, fue como ver a freddie Krueger.

Cuando se despertó una enfermera estaba con él, había dormido por dos semanas según le había contado ella.

Moverse había sido pasar por un infierno de dolor.

Dorian recordó lo que había sucedido en ese vuelo y pensó que era normal que terminara en un hospital, lo que no tuvo sentido para él fue ver su piel y notar lo increíblemente en mal estado que estaba; Era de un tono entre naranja y rosado con partes moradas totalmente escamadas, otras partes estaban en carne viva, también en toda su piel no tenía ni un solo bello.

La enfermera dijo algo pero él sólo pudo pensar en desnudarse para mirar su estado, toda su piel estaba quemada.

¿Acaso el avión se había estrellado y él había terminado quemado?

Tenía quemaduras de primer grado en su piel.

Miró a la enfermera en busca de respuestas pero ella sólo dijo que tenía que permanecer en calma, por supuesto que no la escuchó y tocando su rostro exigió un espejo, a la mujer no le quedó de otra que dárselo y mientras él se veía impresionado, razonaba que era un monstruo, hinchado, sin cabello, sin cejas y sólo con unas pocas pestañas, porsupuesto su reacción al verse no fue muy buena, en realidad su actitud no seguía siendo muy buena y eso que ya habían pasado dos semanas desde que había despertado y se había visto por primera vez.

Según le había contado el doctor la sustancia que le habían inyectado, porque en algún momento los malos habían alcanzado a inyectarlo aunque él no lo recordaba, era una sustancia que además de contener un fuerte sedante contenía fármacos destinados a detener las células cancerígenas y que su potencia no era la normal, era una dosis era aumentada casi en un 55 por ciento, letal, pero no para él, él contra todo pronóstico había logrado sobrevivir, claro que antes había padecido una insuficiencia hepática, su piel se había visto gravemente afectada, se le había caído el cabello y todos los vellos del cuerpo, tenía un dolor crónico en todo su cuerpo, padecía nauseas y aveces vomito y tambíen había perdido peso, pero se recuperaba que era lo importante.

Él estaba concentrado preguntándose si algún día volvería a ser bello cuando alguien entró en su habitación, pensó que se trataba de la enfermera para retirar la bandeja de comida pero en lugar de eso una botella de agua casi aterriza sobre su cabeza.

-Idiota- Le soltó a Mikhail ya que no pudo atraparla y sólo pudo mover la cabeza para que no le diera en la cara.

-Me dijeron que te diera agua- Soltó Mikhail.

-¿Quién?- De verdad quería saber quién.

-Daniel-Dijo Mikhail.

-Oh... Dile un gracias de mi parte- Le pidió abriendo la botella y bebiendo el agua, si era de parte de Daniel entonces la tomaría, total el agua era lo único que podía tolerar completamente.

Seguía sintiendo la mirada de Mikhail sobre él así que alzó una ceja o al menos lo intentó, ya no tenía.

-Si sigues mirándome vas a tener que darme dinero, este circo no es gratis- Lo dijo porque se sentía como un fenómeno y le molestaba un poco.

(BL) CARAMELO DE LIMÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora