Capítulo 10| La noche incómoda

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Jake Hudson en multimedia (Miguel Bernandeau)

Maldigo el día en el que Kendall me convenció para pasar la tarde en el centro comercial, porqué en alrededor de una hora, Nick y yo tendremos una maldita cena con nuestros padres, y me encuentro entrando en mi casa.

Subo corriendo la escalera con alrededor de quince bolsas distintas, las arrojo por alguna parte de mi habitación y me meto en el baño. Tras la que seguramente haya sido la ducha más rápida de mi vida, salgo con una toalla en el cuerpo y la otra en la cabeza y me dirijo a mi vestidor.
Elijo algo sencillo, un simple vestido de prada, negro y ajustado al cuerpo, que me llega por mitad muslo mas o menos. Me pongo unos jimmy choo de color plateado con muchos brillos.
Añado un colgante de tiffany's que me regalaron mis padres el año pasado, y un reloj plateado, y me maquillo de una forma muy simple.
Como voy justa de tiempo y no me da tiempo a nada, tan solo me seco el pelo con el secador y lo cepillo, dejándolo entre liso y rizado.

Oigo el timbre de la casa, y segundos después la voz de mi madre saludando a nuestra ama de llaves, así que salgo de mi habitación y bajo las escaleras euforica.

- Sam, cariño, ¡que guapa estas! - Mi madre viene corriendo hacía mi (todo lo que sus tacones de aguja le permiten)

- Mamá, papá, os he echado de menos - Abrazo a uno y después al otro y acto seguido me dirijo hacía los padres de mi enemigo-novio para darles un abrazo a ellos.

Me responden el abrazo los dos y me preguntan por Nick, a lo que me encojo de hombros y les digo que debe de seguir por arriba haciendo algo.

Después de unos cinco minutos, por fin baja por la escalera y se une a nosotros que lo esperábamos en el salón sentados. Abraza a sus padres y también a mi madre, ya que con mi padre se decide por un apretón de manos.

Esta cena me huele raro, quiero decir, el motivo por el que se celebra, no entiendo el porqué.
Cuándo llegamos a la mesa y tomamos asiento, los sirvientes empiezan a sacar platos y más platos de comida.
Decido romper el silencio que esta reinando en la sala.

-Bueno, ¿y se debe a algo vuestra tan inesperada visita?

La madre de Nick me mira y me dice - Bueno, teniamos un par de dias libres y pensábamos que sería bueno conocer a nuestra nuera.

Nuestros padres empiezan a reír y en ese momento entiendo que han venido a cenar para poder reírse de nosotros.

-No es gracioso, no sabéis lo que es tener que besar a la persona que peor te cae en todo el universo - Nick entra en la conversacion.

Su padre y el mío se miran y es el suyo el que dice - Ay, Nicholas, que joven eres y cuánto te queda por aprender de la vida.

Entonces mi padre le toma el relevo al suyo - Si no recuerdo mal, tus padres también se llevaban muy mal cuándo teníamos vuestra edad.

Los cuatro se ponen a reír y a hablar de su pasado y de sus memorias de juventud, por lo que desconecto de su conversación.
Pensando en mis cosas, vuelve a mi mente la duda que se repetía en mi cabeza a todas horas últimamente. ¿En que momento de nuestra infancia había empezado nuestro odio acérrimo?
Llevo mucho tiempo pensándolo y prometo que no consigo acordarme, incluso le pregunté a mi madre y ella tampoco lo sabía. Estoy segura de que pasó algo, no puede ser que nos odiáramos del dia a la noche sin motivo alguno. Es más, se de la existencia de varias fotografías nuestras de bebés y de niños muy pequeños, como con 3 o 4 años, donde nos veíamos felices juntos.
Finalmente, decido, como siempre, apartar esos pensamientos de mi cabeza para no saturarla, y centrarme en terminarme el salmón ahumado que tengo delante.

Cuándo terminamos la cena mis padres suben a su habitación, mientras que los padres de Nick se van hacía su casa y Nick y yo nos quedamos sentados en el salón sin saber muy bien que decirnos ya que no solemos dirigirnos mucho la palabra cuándo estamos en casa.

Mr and Mrs PerfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora