Capitulo 3

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Lachlan abrió la puerta, con ira todavía. No quería herir a Mikayla y se dio cuenta de que haría cualquier cosa por protegerla de este malcriado, egoísta, e imbécil. Bryce era totalmente opuesto a Matt. A pesar del hecho de que eran gemelos, no eran nada parecidos. Matt era leal, firme, honesto y confiable. Bryce, simplemente no lo era.

Demonios, ninguno de ellos lo había visto u oído algo de él en casi diez años.

¿Por qué coño habría aparecido ahora?

Un rápido vistazo al complicado aparato ortopédico envuelto alrededor de la pierna de Bryce respondió a esa pregunta. Mirando más de cerca a su hermano perdido hace mucho tiempo, Lachlan se dio cuenta de la tez pálida de Bryce y de la piel apretada alrededor de su boca probablemente debido al dolor.

Maldición.

Lachlan sabía que no podía alejarlo. Familia o no, imbécil o no, Bryce estaba necesitando ayuda y el instinto de Lachlan había sido siempre ayudar a cualquier persona que pudiera.

Doble maldición.

- Vamos, - dijo con voz ronca mientras salía de la puerta y deslizaba un brazo de apoyo en torno al hombre herido. El sudor perlaba la cara de Bryce en el momento que Lachlan lo asentó en la cercana sala de estar. - ¿Tienes medicamentos para el dolor?

Bryce negó con la cabeza con cansancio, y Lachlan se preguntó por qué diablos Bryce no estaba todavía en el hospital. Era obvio por el aparato ortopédico que había sido herido muy grave y que probablemente se le había roto algún hueso de su muslo.

En el fondo no hacía falta ser un genio para darse cuenta. Bryce tenía una pequeña bolsa de lona maltratada con él y llevaba ropa que había visto días mucho mejores. Era una apuesta segura que no tenía seguro médico, ni ahorros, y ninguna parte adonde ir.

Lachlan salió de la habitación rápidamente, con la intención de coger los analgésicos más fuertes de venta libre que pudiera encontrar en su cuarto de baño. Estaba tan ocupado considerando las opciones que casi cayó directamente sobre Mikayla.

- A la cama, - ordenó, al mismo tiempo que fue a lanzarla encima de su hombro. En el último momento se acordó de su condición delicada y la levantó contra su pecho, animándola a envolver sus piernas alrededor de su cintura mientras caminaban de regreso a su habitación.

- Está herido, - dijo ella en voz baja.

- Lo sé, - dijo él, sintiéndose molesto por como se había complicado la situación a causa de su inesperado visitante. Lachlan se había preguntado cómo iba a pasar cuatro meses a solas con ella, cuatro meses en los que le habría gustado haberla mantenido desnuda todo el tiempo si ella no hubiera estado embarazada, pero ahora tenía que encontrar la manera de protegerla del imbécil que, a pesar de todo lo que había hecho, seguía siendo su hermano menor. - Mikayla, por favor, haz lo que te pido. No quiero que él esté cerca de ti.

- ¿Por qué?, - preguntó ella en voz baja. Si ella hubiera sido beligerante o petulante o exigente él podría haberse mantenido firme y exigir su obediencia pero fue su preocupación y compasión evidente por una persona que ni siquiera conocía lo que le hizo contestarle.

- Porque te amo demasiado como para ponerte en peligro. Cuando Bryce se fue, ya tenía antecedentes penales y había pasado un tiempo en prisión. No tengo ni idea de cómo fue herido o por qué ha aparecido aquí.

- Pero aún así lo cuidarás, - dijo en voz baja ella. La forma en que lo dijo dejó claro que no era una pregunta. Él asintió con la cabeza de todos modos y luego la besó suavemente.

- Está bien, ve a tratar con tu hermano, y yo esperaré a que vengas a mí.

Él sonrió, esperando parecer más sincero que preocupado, y luego se dirigió al cuarto de baño, encontró los medicamentos, y se fue rápidamente.

Los Hombres De Mik 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora