Hoy decidí salir más tarde a hacer mis compras, y de paso a buscar algún empleo.
Ya era la 1 de la tarde, así que había mucha más gente en el mercado.
Fui a la sección de congelados, era martes así que habría ofertas.Me llamó mucho la atención que cerca de mí había una chica que llevaba el carrito lleno. No es que sea entrometida, pero el producto que buscaba se lo llevó ella, el último.
Obviamente no se lo iba a quitar, pero se me hizo interesante la variedad de productos (hasta el tope) del carrito.Terminé mis compras y me dirigí a la caja. Iba detrás de esa chica, a la misma caja.
Me detuve un momento para revisar la canasta con mis compras, para ver si me faltaba algo.
Escuche un ruido, miré y a la chica se le zafaron algunos productos al suelo.
En momentos como estos suelo reírme.
Emma, ya no eres una niña, madura.Me acerqué para ayudarla, alguna que otra cosa se le derramó. Creí que estaría enfadada pero la noté mas bien nerviosa.
–¿Estás bien?–pregunté dándole sus cosas.
–S-sí... Muchas gracias... No pasa nada. Sólo que pasó un ratón y me asuste, es todo.
–¿Un ratón? ¿En este mercado?–pregunté confundida. ¿Como iba a haber un ratón aquí, si cada semana que vengo su certificado de salubridad está renovado?
–S..Sí, uno nunca sabe lo que se puede encontrar aquí.–Lo que tú digas.
–¿Y por qué tantas cosas?–Ahora si voy de entrometida.
–Es para mi tarea.
–¿Harás una maqueta del sistema solar con comida? Creeme, no siempre funciona. –bromee.
–No, estudio Gastronomía en la universidad. Tengo que practicar algunos platillos antes de hacer las muestras.
–Vaya, ahora entiendo. ¿Y estás consciente de que pagarás más por lo que se te derramó?
–Sí, pero puedo dar otra vuelta y comprar lo que me faltó.–dijo con una sonrisa medio extraña.–Bueno, me iré a pagar, nos vemos. Y gracias por la ayuda.
–Yo también iré a la caja.
–Pues vamos.Ella pasó primero, yo iba detrás de ella.
Noté que se puso mucho mas extraña que cuando la vi.
–¡Hola, Miles! ¿Qué cuentas?–le dijo alegre al cajero, que al parecer era un muchacho.
–¿Efectivo o tarjeta?–le preguntó serio sin siquiera mirarla.
Fue tan extraño. Él empacaba las compras tan rápido que creo que ni se preocupó por el orden. Y ella solo lo miraba fijamente, aunque él (en mi opinión) fue muy grosero con ella, como si le hubiera hecho algo.
–Tarjeta.–respondió cabizbaja.
Ella se llevó sus bolsas, le agradeció sin ninguna respuesta de él y se dirigió a la salida. Pero no se fue, ella ahí se quedó con bolsas en mano mientras revisaba su celular.
–Buenas tardes.–me dijo– ¿Efectivo o...?
–Efectivo.–le interrumpí. Me dio tanto coraje lo que le hizo a esa chica que me cayó mal este tipo. No le iba a aguantar su hipocresía.
–De acuerdo.
–Ah, ¿están bien acomodadas las bolsas?–le dije con una mirada desafiante.
–Eh... Sí, todo en orden. –dijo confundido.
–No lo creo, el pan debe de ir encima del huevo. ¿Si sabes que el huevo es frágil y CARO?–De verdad estaba disfrutando esto.–Si encuentro algún huevo roto, regresaré para devolución, iré con el gerente para que te lo descuenten de tu salario, ¿de acuerdo?
–¡S-sí!... Ahora mismo lo arreglo.–dijo nervioso mientras revisaba las bolsas. –Listo, todo en orden.
–Perfecto, tenga.–pagué, tomé mis bolsas y me alejé.
–¡Que tenga un buen día!–me dijo pero no respondí.
No tolero a hombres así, que hasta parece que una tiene que rogarles para tener su atención, aun hay valores pero su ego no los deja.
Divisé a la chica a lo lejos, aun no se iba, pero se veía aun mas rara de lo que ya la había visto.
–Hola.–la saludé.
–¡Ah! Hola, perdón no te vi venir. –dijo sonriente.
–Disculpa, no es que me quiera ver mal, ¿pero por que dejaste que ese chico te tratara así?
–No lo sé, no lo conozco. –Ay, por favor.
–Pero lo llamaste Miles. Es obvio que lo conoces.
–Bueno sí, lo conozco. Por cierto, fue gracioso ver como se puso cuando te atendió –rió.
–¿Me viste?–Ups.
–¡Sí! Nunca lo había visto así de nervioso.
–Lo siento, vi cómo te trató y me enfureció, alguien tenía que ponerlo en su lugar. No merece ni las propinas.
-Tienes razón –rió.–Soy Alessia.
–Emma.
–Nunca te había visto por aquí.
–Me mudé hace poco, normalmente vengo a hacer mis compras aquí en las mañanas. Pero nunca había visto a ese chico.
–Él trabaja en las tardes solamente. –sonrió.
–Vaya que si lo conoces. – bromee.
–Este... –otra vez sus nervios –¿y en donde te estas quedando?–Ahora me cambias el tema, mujer.
–Vivo en el edificio azul que está a tres cuadras.
–¿El estudiantil y laboral para jóvenes?
–Sí, exacto.
–¡Ahí es donde vivo yo!-dijo emocionada.–Soy la del apartamento 27. Piso 2.
–Ah que caray, ¿eres tú?–pregunté confundida.
–¿Por qué lo dices?
–Apartamento 28. Soy tu vecina.
–¡Oh my god! –exclamó–Pero si nunca te había visto, ¿ya tienes tiempo ahí?
–Sí, sólo que no salgo mucho. Conseguí quedarme ahí hasta que encuentre un trabajo.
–Ya se me hacía raro que ese apartamento estuviera muy callado. Oye, ¿y si nos vamos juntas al edificio?
–Claro, vamos. Sirve que me cuentas como es que conoces a ese chico, Miles.
–Bueno, sólo porque me caíste bien y por como le hablaste.–rió.
–Entonces...
–Conozco a Miles desde hace 5 años, es el chico que me gusta desde la secundaria. Pero no veo como acercarme a él de nuevo.
–¿De nuevo?–pregunté confundida.
–Sí, es amargado y todo, pero así lo quiero. Desde antes y hasta ahora.
–¿Eso es amor?
–Hay diferentes formas de amar a alguien. –Dios mío, esta chica también ha terminado cegada.Alessia.
Bienvenida al club.
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El Club del Infortunio
JugendliteraturMuchas veces queremos probar suerte en el amor porque vemos cómo les va a los demás, pero siempre debemos tener presente que no somos iguales, mucho menos buscando a ese alguien especial. Emma, quien ya ha pasado por algunas malas experiencias, se e...