Capítulo 9: Justicia

21 1 0
                                    

No sé si realmente era una coincidencia, pero justamente ahora las cosas me están saliendo bien.  Aunque tengo un poco de miedo.

--¿A qué?--preguntó Gabe mientras sacaba de su mochila unas galletas de avena.
--No lo sé... no estoy acostumbrada a que todo me salga bien. Es decir, es escuchado el dicho de que después de la tormenta viene la calma, pero en mi caso es al revés.
--Como cuando en la ciudad hacía un calor tremendo porque vendría un día frío, ¿no es así?
--Algo así.. Pero esos climas te preparan para las heladas, la vida no. Te deja disfrutar hasta donde se pueda, y cuando menos te lo esperas, te da un vuelco horrible.
--O te manda a vivir sola en una ciudad a la cual nunca habías llegado antes. --bromeó mientras mordía la primera galleta.--¿Gustas?
--Gracias, pero no. Aún no entiendo, ¿como es que aún comes esas cosas que se hacen llamar galletas?
--No me vuelven loco, pero es lo que tengo, trato de abstenerme lo más que pueda del azúcar. El estrés de la escuela y el trabajo me hicieron subir de peso. Así que ahora me limito a estas galletas cuando ando de antojos.
--Perdón, no sabía que estabas embarazado.

Llegamos al parque.
Era mejor de lo que pensaba. Es raro encontrar jardines como estos en medio de una ciudad, y todo era natural... lleno de árboles, flores, e incluso el pasto estaba limpio, no como el de mi ciudad... lleno de suciedad que dejaban los perros. Eso sí, tan pronto me senté en una de sus bancas, encontré la paz que buscaba.

--Por lo que me dices ya no estás tan enamorada de Alex como pensaba.
--¿En serio?
--Sí, antes te aislabas de toda persona que no lo aceptara. Y hablamos de muchas... hasta de tu familia.--decía Gabe poniendo su mochila en su regazo-- No sé, siento que has cambiando un poco desde la graduación.
--Puedo ser así, pero porque me han alejado de él.  Hoy lo vi en la ciudad...
--¡¿Qué tu qué?!--Guau, se sorprendió más que yo.--¿Cómo es que dio contigo?
--Dice que una amiga mía le dijo, pero sé que investigó.  Cuando nadie más lo busca, él hace lo posible por que lo hagan. El punto es... Hoy lo vi antes de encontrarme contigo, y sentí de nuevo esa sensación en el pecho, la misma que sentía cada vez que lo veía después de una pelea, y es cuando no me puedo resistir.
--No te confundas, no es de amor, no siempre.
--¿A que te refieres?
--A veces, esa sensación  es de desesperación, porque sabes lo que tienes que hacer y no tomas la iniciativa. Sabes que debes ponerle un alto... Y no lo haces.
--Osea... que... esos nervios que siento, ¿no son porque aún lo amo?
--No dije eso, dije que podría ser... Eso ya depende de ti.
--En serio que ya necesitaba tu consejo, mi amigo.
--Aquí estoy, tu terapeuta que por hoy te va a cobrar por estadía de una noche.--dijo con voz grave cruzando su pierna.
--Eso sonó raro, no lo vuelvas a repetir otra vez.

Le pedí que me acompañara a mi edificio, así hablaríamos primero con la encargada del edificio para ver si lo dejaba quedarse esta noche, y si aceptaba, pasaríamos por sus cosas.

Eran ya las 7:00 pm. El ambiente estaba tranquilo en la entrada, pues a esta hora empiezan a ir y venir los residentes.

Le dije a Gabe lo mismo que le diría cualquier madre a su hijo antes de la foto escolar: "Ponte erguido y no hagas payasadas". Quería dejarle una buena impresión a la portera.

--Buenas tardes, sra. Collins. --dije saludandola.

La señora Collins es de ya 55 años, ya con cañas y anteojos; divorciada y sin hijos. Sí, tampoco le ha ido muy bien en la vida, pero ella quiere a todos los jóvenes de este edificio, y por eso los cuida tanto

--Hola Emma, ¿qué tal estuvo tu vuelta? Veo que traes compañía, ¿quien es tu amigo?

-Gabe Morgan, señora.--dijo acercándose a ella y haciendo una leve reverencia. A veces se le sale lo payaso a este joven.

--Vaya, si es todo un caballero. ¿A qué se debe su visita, joven?
--Sra. Collins, vengo a pedirle un favor. Mi amigo acaba de llegar a la ciudad hoy, pero no le es posible quedarse en el lugar donde había acordado esta noche. Así que quería ver si le permitía quedarse en mi apartamento sólo por hoy.

Ella lo miró fijamente, a ambos. Fueron los 20 segundos más largos de mi vida.
--Dejeme decirle, señora, no vengo con otras intenciones. Me han explicado las reglas de estadía y por supuesto que las respeto. Sólo busco donde quedarme a dormir hoy.
--De acuerdo, Emma. Confío en ustedes, se ve que tu amigo es un muchacho decente. Además, es bueno ver que al fin andas con alguien.
--Muchas gracias sra. Collins.--dije dándole un apretón de manos.
--Eso sí--añadió--cualquier ruido sospechoso o queja, subiré a investigar, ¿de acuerdo?
--Claro.--dijimos ambos al unísono. Enseguida nos dirigimos a la salida.

Gabe fue por sus cosas, y yo subí a mi apartamento. Fue mejor porque así acomodaría el sillón reclinable que me prestó la señora Collins para Gabe.
Dieron las 9 pm. Gabe llegó con una caja de pizza para cenar. Tenía desde la graduación que no comía una.

Seguimos conversando sobre su mudanza y sus planes a futuro durante unas horas.
--Planeo casarme, algún día. --dije mirando fijamente la agujeta suelta de mi zapato.
--Y lo harás, sólo te falta algo.
--Sí. Un novio y un anillo de compromiso.--dije sarcástica.
--No hablo de eso, graciosita. Te falta recuperar el autoestima que Alex te quitó. Veo que ya no te sientes capaz de gustarle a alguien lo suficiente.
--Es que así son las cosas. Temo que algún día le interese a alguien, y ese alguien me conozca a fondo y luego se arrepienta.
--"Quien de verdad te ame, te amará con todo y tus defectos."
--¿Otra cita del libro?
--Veo que has estado leyéndolo. Sí, así es. Y es la verdad, "el amor todo lo soporta".
--¿Ahora lees la Biblia?--bromeé.
--Lo oí en la boda de mi prima, y se me quedó.
--Como digas... ¿tú qué planeas hacer?¿Algún día tendrás novia?
--Puede ser, pero no ahora.
--¿Por qué no? Siempre andas sólo, te serviría una compañía así.
--Sí, lo sé. Pero tengo mi vida tan absorta que la verdad no tengo tiempo para citas o una relación seria. Con las clases y el trabajo apenas tengo tiempo para dormir 5 horas.
--Buen punto. Tienes razón. Es algo irónico ¿sabes? Tú quieres más tiempo para ti, y yo quiero más tiempo para ocuparme en algo. No salgo de aquí, no estudio, no trabajo, y mi vida amorosa es un desatre volando. A esto me refiero... la vida no es justa.
--¿Qué querías? No a todos nos pasa lo mismo...

El Club del InfortunioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora