Un tintineo se escuchó por toda la casa, David había dado la señal de que era hora del almuerzo.
Jimmy, se fue rápidamente a la cocina a ver en que podía ser de ayuda.
David sabia que podía contar con el pequeño para cada cosa, una gran nostalgia le invadía al escuchar a Jimmy decir "Puedo ayudar en algo?" seguido de una sonrisa infantil.
Al pequeño le gusta sentir que ayudaba, que era un engranaje en la maquina de escribir, no simplemente ser un boca más que alimentar, como era de esperarse, para su corta edad desarrollaba gran madures, pero no siendo tan destacable.
Teresa, salió de su cuarto concentrada en sus pensamientos, abriendo y cerrando su cuarto con seguro para mantener su templo de intimidad resguardado.
Esta caminó distraídamente hasta que dio un tropezón haciéndola caer de espaldas, un dolor de muslos fue lo que ganó por su falta de atención, pero no era más grande que su molestia por quien la hizo caer que no era ni más ni menos que Jonathan.
-Imbecil, eres un bruto!-Gruñó con el ceño fruncido mientras se levantaba para sacudirse-Menudo pedazo de animal que eres.
Jonathan, se había golpeado la cabeza por estar pensando con qué mujer intentaría tener un encuentro ahora, algo no muy novedoso.
-Y a mi me vienes a reclamar?-Se sobó la cabeza-Maldicion Teresa, quizá me salga un moretón o un chichón.
-Quizá eso te arregle la cabeza y pienses un poco más.
-Se nota que a ti no te a dolido nada, con semejante culo, seguro rebotaste, maldición-Jonathan se levantó molesto hasta ver el rubor en las mejillas y la cara de sorpresa de la hembra-Qué?
Fue ahí cuando se percató del comentario que soltó hacia Teresa, provocando que este también se sonrojara.
-Mira yo..-Intentó explicar Jonathan pero una cachetada le interrumpió la excusa.
-Menudo animal de mierda que eres, Jonathan!-Gritó Teresa para luego marcharse.
-Menuda mano pesada-Susurró ahora sobandose la mejilla.
Por otra parte, Alex aun no salia de su cuarto siendo consciente de que había sido llamado por horarios alimenticios, era parte de sus costumbres llegar tarde a los horarios de merienda sabiendo de antemano los regaños por parte de su abuela.
Alex siempre encontraba algo que lo retrasara, pero, en esta vez se trataba de alguien.
Había jurado que el interés por la hembra recién instalada se había esfumado, sin embargo, su silueta aun permanecía en su cabeza, borrosa pero distinguida.
No era un fetichista al estilo de tener un particular gusto por los pies, por ejemplo, pero esa cintura que casi llegaba a ser de avispa lo traía medio embobado.
Sus instintos primitivos de a poco se abrían paso por su cabeza, tragaba saliva pensando en sus labios rosados, el casi insignificante escote que traía, que asomaba tímidamente la pequeña línea que se formaba entre sus senos que lo hacía entrar en calor.
El ruido de Madame preguntando por la tardanza de Alex irrumpió en sus pensamientos, sentio vergüenza al darse cuenta que estaba perdiendo el control ante esos pensamientos, recién la había conocido y ya se forzaba a recordar con detalle cada atributo de la chica.
En la mesa familiar el silencio reinaba, Teresa y Jonathan ni se molestaron en discutir por "x" motivo, Leah seguía algo inquieta por el sueño que tuvo, Jimmy y Madame disfrutaban en silencio el platillo de fideos con pesto que les había preparado David.
Alex llegó a la mesa y no pudo evitar sentir vergüenza al ver el rostro de Leah en la mesa, para su mala fortuna su plato estaba posicionado entre Leah y Jimmy.
-Provecho-Susurró Alex mientras se sentaba silenciosamente intentando no mirar a la joven que se encontraba a la derecha.
-Gracias-Dijeron Madame y Leah al unísono.
-Es grato tener a una chica que tenga modales en estos tiempos-Comentó Madame-Y dime joven, cual es tu historia?
La pregunta inquietó a la joven, por más que tuviera fuera una chica risueña y alegre, era muy reacia a contar sobre ella y su pasado.
-Me criaron en un pequeño pueblo abandonado por la mano de quien sea que nos cuide, si es que de verdad existe algún ser superior que nos custodie-Disimulada y cautelosamente dejaba que la pregunta marchara con otro rumbo.
-Pues claro que lo debe de haber, de alguna forma tuvimos que llegar a este mundo-Dijo Madame mirándola fija.
-Lo entiendo Madame, es cierto, pero, no a pensado en como nos maneja este Dios? Desde pequeña asistí a Iglesias, sin embargo por más que rezara con todas mis fuerza, la situación no mejoraba, ni la mía, ni la de los demás-Se apenó la joven mientras hablaba-Ver tanta gente sufriendo, tantas guerras sin fin, hambre y necesidad decorando las calles, pérdidas significativas sin razón alguna de gente buena, dirá que estoy resentida y está en su derecho, si que hubiera algún Dios le pediría perdón por mis palabras, pero la verdad, estoy perdiendo la fé.
La chica era una caja de sorpresas, pensó cada miembro al escuchar aquella confesión de su parte.
Madame aplaudió a la joven apenas terminó.
-Sorprendente confesion, lastimosamente triste pero...-Rió- en esta casa se va a tener que moldear a nuestras costumbres-Se levantó bruscamente de su asiento.
Leah se sintió fuertemente intimidada ante la mirada de su superiora y su movimiento agresivo al levantarse de aquella manera.
El resto de la familia miraba con profundo silencio la escena que se estaba desarrolando, David no se quedaba atrás, asomándose cuidadosamente por el marco de la puerta escuchando con atención.
-Mira chica, me da igual de donde vengas, tu solo vienes aquí a trabajar de niñera para Jimmy y nada más, pobre de ti si es que me llego a enterar que intentas sabotear el sagrado historial de esta familia-Respondió Madame con un tono alto, pero sin llegar al grito-Entiendes lo que te digo, Leah?
-Si Madame...-Agachó la cabeza, por más que fuera una anciana, no quitaba que debía saber respetar su opinión, sus mentalidades chocaban drásticamente, sin embargo Leah no podía defenderse ante ella por que ese trabajo era todo lo que tenia.
-David, sal de ahí y traeles el postre-Comentó mientras se retiraba a sus aposentos.
-Como ordene, Madame-Se apresuró a servir y colocar el postre para cada comensal, tres bolas de helado de chocolate, con dos galletas de menta con forma cilíndrica a los lados y salsa de chocolate.
Leah comió en silencio con dificiltades el helado, esa combinación era su favorita, pero, el chocolate en sus papilas gustativas no quitaba de sus pensamientos la escena anterior que había sucedido.
Alex miró de reojo a la chica que se encontraba cabizbaja, se armó de valor poniendo su mano en el hombro de la joven.
-Se algo que te podría distraer de esto y quizá hasta lo llegues a disfrutar-Le susurró Alex sutilmente aprovechando que el resto estaban atentos en degustar el helado-Acompañame a mi habitación en unos minutos...
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Alex Carmín
RandomErotismo: Amor o placer sexuales. Sensualidad: Propensión excesiva a los placeres de los sentidos. Placer: Goce o disfrute físico o espiritual producido por la realización o la percepción dealgo que gusta o se considera bueno. Tres palabras primordi...