La falla

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-Lo lamento mi señor- decía un arrepentido Judge, con el rostro pegado al frío piso, mientras el joven de pelo verde, presionaba aún más su cráneo con la suela de su zapato. -No se que paso-, confesó apenado y soltó un gemido de dolor cuando el pie que en su nuca se encontraba, lo presionó aún más contra el duro suelo.- Todo debía salir bien, ¡Seguí sus instrucciones al pie de la letra!

-Le diré lo que paso, señor Junge- Roronoa retiro su piel y con elegancia se paseo cual felino, con los hombros tensos y la mirada fiera - Su estúpida mujer fue lo que paso- , gruño con odio en dirección a Sora, quien abrazaba a sus cuatro bebés cubiertos de sangre y placenta y que desnudos se acurrucaban en sus brazos, buscando calor. Mientras tanto su hija se escondía detrás de ella, con el cuerpo temblando y los ojitos llorosos.

-N-no lo entiendo- acepto sincero, temblando ligeramente ante la fiera mirada que aquel ser infernal le dirigió, después de apartarla de su cónyuge.

El ser demoníaco ignoro al patriarca de la familia Vinsmoke despues de que este bajara la mirada, al no poder soportar sus penetrantes ojos. Se acercó con paso imponente, producíendo un sonido hueco, al momento que el tacón de sus botas impactaban contra la loza. 

Se coloco en cuclillas con movimientos fluidos y sin delicadeza tomo grotescamente el cabello de la rubia, arrancando un grito de su su garganta – Tus malditos rezos al final no fueron tan inútiles - siseo con los dientes apretados y junto tanto su rostro al de Sora que esta fue capaz de inhalar su olor. Una mezcla de sangre fermentada y azufre - Me has arruinado los planes- azotó la rubia cabeza de la mujer en el suelo haciendo que gotas rojas saltarán como tinta. Su grito estremeció a la infanta de cabello rosa.

-¡Mi Señor! - arratrandose? Judge llego a los pies del deminio, ignorando a Sora quien mareada aun aferraba a los recién nacidos-  Aún tiene a mis otros tres hijos- ofreció desesperado, buscando formas para que el trato entre el y el demonio no se quebrara.

Zoro se volteó con rapidez y encaró a Judge.  Sujetándolo del cuello, lo elevó a unos centímetros del suelo, sus ojos se tornaron rojos como la sangre, su piel se oscurecido como la misma noche y su cabello cambio a un intenso negro, mostrando un rostro demoníaco que se deformo en las más grotescas facciones.
Le sonrió siniestramente, enseñando los dientes puntiagudos, soltando de su boca un gruñido de ultratumba  - ¡Hicimos un trato Judge! Tus cuatro hijos o nada- ,su voz se volvió tan enfermiza, siendo capaz de hacer temblar de miedo a cualquier ángel o demonio. 
El hombre rubio se estremeció y lloro suplicando por su vida.

-Aún están los tres restantes y puedo ofrecerle el alma de mi primogénita si desea- rogó con desespero, sujetando la mano del demonio, sintiendo que el aire se iba.

Zoro volteó a ver a la niña quien se alejo de el con torpeza.

-No quiero a esa basura -hablo con asco en sus palabras - Pero...- dijo más tranquilo, volviendo a la apariencia de un joven de sensualidad inhumana y mechones de un brillante verde - aún puedo divertirme con lo que me ofreces – en el momento que dijo esto soltó al rubio y este cayó como peso muerto al suelo en un golpe sordo.

Chasqueo los dedos de mano izquierda y de los brazos de Sora desapareció el bebé de cabello azul, para volver a aparecer en la mano del demonio - más te vale que estos 3 engendros valgan la pena- la uña de su desde anular creció tanto que tomo la apariencia de una larga garra, la cual paseó por la piel del niño, dejando a su paso un delgado hilo de sangre y piel rasgada, deleitándose con el sufrimiento que provocaba en el bebé.

-¡No toques a mi bebe!- Grito Sora, tratando de levantarse con tres bebés en manos. El dolor que sentía no importaba, en ese momento lo único que quería era proteger a su bebé, pero lo único que consiguió fue caer de nuevo contra suelo.

Gādo no akumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora