Una impertinente brisa helada acompaña la atmósfera triste y pesarosa que sumerge al muchacho en la banca. Cuyas manos resguarda en los bolsillos de su sudadera, la cual no es suficiente herramienta para reducir la tela que le rodea, imbuida en una despedida, carente de una mano agitándose o un abrazo cálido.
Las ramas de un árbol de invierno todavía dejan caer algunas hojas secas, éstas cargadas de melancolía y frustración. La razón de su partida se ha moldeado en un pensamiento egoísta dentro del chico, que ahora abraza su nuca con ambos brazos en señal de extravío. No en balde, su mente le obliga a confiar, a apoyar las decisiones que barbean las últimas palabras de su adepta. Taciturno se haya un rato después mirando arriba, al cielo nublado; la precipitación es un collage de remembranzas que nutrieron risas y anécdotas.
Gradualmente, se dibuja reticente una delicada sonrisa en el semblante de aquel hombre con espíritu de niño. A través de un pesado suspiro, se incorpora y toma su camino, dejando aquel paso con una vista al retorno de su amiga.
Escrito: 1 de noviembre de 2018.
En dedicatoria a una querida amiga.
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El pasaje bajo el cénit.
Misterio / SuspensoÉsta obra compila historias de breve disfrute que he escrito. En cuya oportunidad, tendrás disponible seis lecturas interesantes; empezando por sucesos inexplicables, fuera de éste mundo conocido, seguido de anécdotas tristes y sentimentales. Así, l...