Ternura

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Una suave brisa entró por la ventana abierta de una habitación, la cual estaba sumida en un aura de embriagante confort. Varias prendas regadas en el suelo rodeaban un lecho mediano, donde una pareja reposaba acurrucada entre las sábanas, tras un apasionado y satisfactorio momento juntos.

Próxima a su cuerpo, Annie observaba el pacífico rostro de Armin con tanta concentración que podía sentirlo respirar, mientras esbozaba una involuntaria sonrisa, aquella que sólo compartían en situaciones de íntima complicidad. Sus ojos examinaban cada rasgo suyo, su cabello rubio, mejillas, cuello y su ancho torso; en tanto disfrutaba el roce de su brazo sobre su cintura. Una sensación extraña se apoderaba de su ser cada vez que lo tenía así, al punto de atreverse a tocar su barbilla. El leve retozar de Armin la alertó instantáneamente y retomó su habitual parsimonia.

—Annie… —fue lo primero que pronunció, adormilado y sonriente.

La rubia correspondió a su gesto y dejó que el muchacho la acercara más hacia sí, en tanto éste aprovechaba para besar la punta de su nariz y acariciarle la espalda.

—Armin… —inclinó suavemente su cabeza.

—¿Sí? —acomodó uno de sus mechones, ruborizado.

La sonrisa que adornaba el rostro de Annie se borró lentamente, dando paso a una expresión nerviosa que alarmó a su compañero.

—¿Qué sucede? —frunció el ceño.

—N-nada —titubeó—. ¿Qué podría pasar?

—No lo sé —Arlert se incorporó un poco—. ¿Fui muy brusco o quizás…?

—¡No, no! —detuvo su temor, confortándolo— Estuviste muy bien.

—¿Entonces?

—Es que —se mordió el labio— no sé cómo decirlo…

—Annie… —acarició su rostro y la recostó entre besos.

—Ar —no pudo reprimir un suspiro—, lo haces más difícil…

—¿Es lo que creo que es? —mencionó en tono dulce y sutilmente pícaro.

—Lo sería, si supiera en qué estás pensando… —siguió su juego, percibiendo su creciente placer.

—¿No lo sabes? —soltó una pequeña risa— Llevamos cinco años de amistad y cuatro meses de noviazgo. ¿Todavía no me conoces?

—¡Al contrario! —lo abrazó más fuerte, susurrando en su oído— Te conozco mejor que cualquiera: sé que eres capaz de muchas cosas, y más aún inteligente.

—¿Así que eso era lo que deseabas decirme? —apoyó sus codos en cada lado.

—Sí… quiero decir, no! En verdad… —los nervios la traicionaron de nuevo— perdón, estoy actuando como una tonta.

El rubio captó el verdadero mensaje… y más allá de juzgarla, se reservó cualquier comentario, encandilado con el sonrojo de su novia. Apenas iluminados por una lámpara en la esquina de la habitación, pudo verse reflejado en los ojos celestes de Annie y supo, por aquel brillo singular, que ambos se profesaban el mismo sentimiento. Era consciente de su carácter sobrio, de cuánto le había costado abrir su corazón hacia él: la recompensa era extraordinaria, como para perderla por una imprudencia.

Paciente como solía ser, Armin la contempló con infinita ternura y le dedicó su más genuina sonrisa: ésa que siempre se complacía en mostrar, cada vez que se proponía alegrar a la mujer que amaba.

—Claro que no, Annie —acarició su mejilla con delicadeza, viéndola sucumbir a tan placentera sensación—. Para mí, eres muy especial.

—Tú eres mejor que yo, Armin —aseguró—. Por eso te quiero.

Los latidos del chico galoparon ante tal declaración, la más inesperada e inolvidable de la noche: era la primera vez que Annie se lo decía. Ni dulzón ni cortante, sólo un sincero "Te quiero" a su estilo. ¡Había valido la pena esperar! Armin volvió a reír y le obsequió un largo beso, inmediatamente correspondido por ella.

Si en la ternura estaba la clave de su unión, ambos lucharían por ello. Lo demostrarían con cada beso, suspiro e intensa caricia; decididos a entregarse a la ferviente pasión que los consumía, en nombre de ese nuevo sentir llamado amor.

AruAnnie - Armin x Annie - One shots español -Attack on titanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora