Siempre he pensado que las despedidas son demasiado tristes, fue difícil cuando tuve que dejar de verla, pero esto es totalmente distinto, ya que sé que no volveré a verla. No volveré a escuchar su voz, ni ver ese brillo curioso en sus ojos o esa pequeña mueca cuando algo no le gustaba.
Sin embargo, mi egoísmo no supera el hecho de saber el dolor que enfrentaba cada día y es solo el saber que ahora descansa, lo que me hace no sentirme devastada.
Lo más duro de todo, es ver a sus padres llorar. Especialmente a él, es como si solo lo hubiera estado esperando. Lu murió momentos después de ver a su padre, quien no había quedarse con ellas, para mantener un ingreso y no perder su empleo.
Pero ella no está sola, todos en el hospital la despidieron. Era de esperar, Lucy estaba llena de luz, de positivismo, incluso en sus últimos momentos. La expresión de paz cubrió su rostro y que recordare siempre, así como lo que dijo:
"No puedo quejarme, algunos han tenido vidas más cortas que yo; además, fui muy feliz el tiempo que duró".
Sus cenizas fueron arrojadas al mar, como lo pidió y con el atardecer del país que guardó sus últimos momentos, le dije hasta luego a mi mejor amiga. Porque estoy segura, que nos volveremos a encontrar.