Capítulo 8

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La luz se filtró por la ventana de mi habitación, despertándome apenas por unos segundos y molestándome por su brillo

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La luz se filtró por la ventana de mi habitación, despertándome apenas por unos segundos y molestándome por su brillo. Giré mi cuerpo para acurrucarme una vez más para seguir durmiendo entre la calidez de las sabanas, sabanas en las que la noche anterior, y muchas noches atrás, a decir verdad, descansaba mi hermosa novia y que hoy, por alguna razón, no estaba a mi lado. Abrí los ojos con seguridad y vi el cuerpo de Jimin en medio de la habitación.

Estaba de espaldas, rebuscando en su mochila, probablemente buscando su ropa para cambiarse. Mi boca se abrió con la intención de hablarle, pero mis ojos se fijaron en su vestimenta: una camiseta mía, lo suficientemente larga para llegar a su cadera, pero corta como para revelar su ropa interior.

«¡Que afortunada eres, Min Yoonji!»

Su cabello rubio, todavía húmedo, dejaba caer gotas de agua por su cuello descubierto. Hubiera seguido mirando, pero su voz me interrumpió.

— Yoonji.— dijo ella.

— ¿Sí, amor?— respondí de inmediato.

— Deja de mirarme el trasero.— dijo, volteándose con el ceño fruncido pero con las mejillas sonrojadas.

— ¡Pero, amor!— me quejé alargando la "o".— Es imposible no hacer eso.

Ella desvió la mirada, sonrió divertida y posó sus manos en las caderas.

— La señora Chaerin no sabe la hija que tiene —me senté en la cama y levanté una ceja mientras sonreía mostrando los dientes—. Eres una sucia. ¡Una su...!

Para evitar que siguiera hablando, me levanté rápidamente de la cama y la besé de manera apresurada, lo que hizo que ella correspondiera al beso mientras yo ponía mis manos en su cintura y cadera.

Nos separamos y ella sonrió con gracia.

— ¿Esa es tu forma de callarme?— preguntó, alzando una ceja.

Le sonreí coqueta.

— Tengo una mejor.

Abrió los ojos por mi doble sentido bastante explícito y abrió la boca. Antes de decir alguna cosa, mi madre nos interrumpió.

— ¡Niñas, bajen a desayunar!— exclamó mi madre desde el primer piso.

Jimin solo me sonrió y volvió a su mochila, sacando su uniforme. ¿Qué decir? Esta es mi parte favorita de las mañanas. Tomó el borde de la camiseta para quitarla, dejando al descubierto su cuerpo en aquella ropa interior blanca. La blusa se posó en sus hombros sin abotonar, la falda subió hasta quedar engancha en su cadera y trasero, a seis dedos sobre sus rodillas o tal vez más. Sus dedos abotonaron la falda plisada y sus manos se dirigieron a los botones de su blusa, paseando tan deliberadamente por su pecho, casi me quejé cuando dejé de ver sus pechos.

Ella soltó una risa.

— Yoonji.

La miré a los ojos.

En la oscuridad. | Yoonmin - fem! (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora