En la oscuridad. | Yoonmin - fem! (En edición)

Capítulo 9

La cursiva es la canción que dejé.

La cena transcurrió de la forma más calmada posible, entre las anécdotas de su padre y las risas tan similares de Jimin y su madre. Ayudamos a recoger la mesa y ordenar un poco antes de irnos a la habitación de mi novia, dejando a sus padres en el sofá acurrucados para ver una película. La cama de Jimin no era demasiado grande, pero tampoco demasiado pequeña; era perfecta para permitirnos a ambas la excusa de acercarnos y acurrucarnos en busca de calor. 

Sus cálidas manos rodeaban mi cintura,  su cabeza se apoyaba en mi hombro y mi mentón en ella, mis dedos hacían círculos en su cabeza con lentitud y la otra sujetaba una de sus manos con firmeza. Nuestras respiraciones eran calmadas y el único sonido que se escuchaba además de ellas era la música desde mi celular. Cuando nos hicimos novias, al poco tiempo después, decidimos hacer una playlist, con canciones de todo tipo y para cada ocasión, desde las más divertidas y sin sentido, hasta aquellas que sentíamos como propias, hoy el mundo había decidido que la lista en aleatorio tocara solo canciones sentimentales, de amor, pero con melodías que apretaban mi corazón con pensamientos que pocas veces aparecían al estar junto a mi novia.

And the you take me in...

Su corazón latiendo al compás del mío y sus ojos brillando entre el amor que arde con tanta intensidad que siento que puedo morir en cualquier momento.

And everything in me begins to feel like I belong...

— Yoonji...— un susurro entre la suave melodía de una de nuestras canciones favoritas.

— ¿Sí?— respondí enseguida.

Like everybody needs a home...

— Te amo, Yoonie. Yo te amo muchísimo.— su voz  se quebraba a cada palabra, y en cuanto miré su bonito rostro, vi sus mejillas mojadas por las lágrimas que seguían saliendo de sus ojitos, sin detenerse.

Sus lágrimas siempre han causado en mí un dolor que parece ajeno a mi cuerpo, pero que sentía propio, como si esas lágrimas fueran mías. Subí mi mano hasta su rostro y mis dedos sintieron la humedad de sus mejillas, tan cálidas, pero poco reconfortantes. Deseaba que no estuvieran ahí, que no hicieran a mi corazón punzar tan dolorosamente en mi pecho. 

And when I take your hand

— Yo también, bebé— mis ojos se aguaron sin querer ni poder evitarlo y las lagrimas pronto trazaron su propio camino—. No sé que sería de mí si ya no pudiera ver tu bonita sonrisa. Tu existencia me hace ser feliz, me hace quien soy—  jamás aparte la mirada—. Deseo estar contigo para siempre, poder sostener tus pequeñas manitos toda mi vida.

Like the world has never held a man...

Sus cejas se arquearon y la angustia lleno su rostro.

— ¿Qué vamos a hacer si nos descubren y no nos aceptan?