Día 5: Miércoles

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Querida y descoordinada Rachel:

 

            Lo siento, pero las clases de manejo de bicicleta fuero un total fracaso. No creo que aprendas a conducir una nunca, lo mejor será que no lo intentemos de nuevo. Sé que probablemente vas a insistir e insistir con eso de que debo confiar en ti, y que sólo necesitas un poco de paciencia, pero hoy te diste más golpes de los que creo que hayas recibido en tu vida (tanto que tus padres podrían demandarme por intento de asesinato o algo así)  y yo seguramente tendré un enorme moretón  en la pierna mañana por la forma en caíste sobre mí cuando esa piedra te hizo perder el equilibrio. Además, estuvimos a punto de arruinar la bicicleta de tu hermano. Robert mide casi dos metros, no voy a arriesgarme a que venga en un par de semanas preguntando por el responsable de que su hermanita esté herida y sus cosas destruidas. No, nada de eso. 

            Estoy seguro de que convencerte de desistir será un problema, pero encontraré la forma de lidiar con eso. 

            Por cierto, seguro que no tienes idea del lugar donde estoy escribiendo esta carta o ¿tal vez si?... así es, adivinaste. Estoy en tú casa. Cuando terminamos la “clase” estaba tan sumamente cansado que me fui a dormir directamente. Ni siquiera me acordé de escribirte. Tú llamaste a eso de las diez y media, y yo estaba tan adormilado cuando contesté el teléfono que no me di cuenta de que llovía tan fuerte. Ahora entiendo porque sonabas tan preocupada cuando me dijiste que tus padres habían salido por unos días y estabas sola en casa.

             ¿Sabes? cuando salí y le dije a mis padres que me quedaría contigo esta noche, mi madre estaba un poco… ¿extraña? No sé, talvez sólo son ideas mías, pero parecía algo eufórica. Fue raro. De un momento a otro empezó a hablar, y estuvo como diez minutos dando argumentos que ciertamente no entendí (probablemente porque aún estaba medio dormido). Finalmente, mi padre le dijo “Margareth, deja que el muchacho se vaya. No es la primera vez que se queda con Rachel cuando está sola, además, está lloviendo mucho, debe estar asustada” Y así fue como llegué aquí. 

             La electricidad se cortó hace como una hora y tú te dormiste hace unos veinte minutos, así que estoy escribiendo apoyado en la mesa de noche de tu habitación alumbrándome con una linterna. Debo agradecerte, por cierto, que la consiguieras, hubiese sido el colmo tener que escribir una carta iluminándome con una vela. Sería como Mr. Darcy* (aunque quizás eso no sea tan malo, después de todo, él te gusta ¿no?).

             Bueno, creo que por fin me iré a dormir. No me preocupa que vayas a descubrirme porque sé que tienes el sueño bastante pesado, pero te mueves demasiado y por fin parece que encontraste una posición en la que te sientes cómoda. No quiero molestarte.

             Descansa, que lucharé contra Slenderman** si trata de venir por ti.

 

Tu amigo:

 

                                                                                                                                 Dan

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 *(Nombre completo: Fitzwilliam Darcy) Protagonista de la novela clásica de Jane Austen Orgullo y Prejucio. 

**(esp.: Hombre delgado) Personaje ficticio creado en un foro en línea y actualmente leyenda urbana, protagonista de la saga videojuegos de terror Slender, que se caracteriza por ser alto, delgado, blanco, tener tentáculos y no poseer facciones en el rostro. Está ataviado con un traje y se esconde el bosque negro. Se cree que acecha, secuestra o traumatiza personas.

Hola.

Aquí les traigo el quinto capítulo de la historia. Diganme qué opinan. ¿Qué les perece Dan? ¿y Rachel?

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Mar 

25 Días AntesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora