LA LLEGADA

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Voy caminando por los pasillos de la escuela con mis dedos entrelazados con Dan, cuando mi celular suena dentro de mi bolsillo. Pienso en la única persona que podría llamarme en horario de clases y me emociono un poco. He estado hablando con Richard casi todos los días, pero aun así no es lo mismo que cuando podía verlo a diario.


-          Creo que Richard me está llamando — le digo a Dan deteniéndome  - Contestaré en el baño, hay demasiado ruido aquí — el pasillo está lleno de escandalosas personas que van a sus clases así que dudo que pueda escuchar algo

-          Bien — él sostiene mi mejilla y me da un beso rápido —, te espero afuera.


Entro al baño de chicas, cierro la puerta detrás de mí y me siento en la barra junto a un lavabo. Cuando saco el teléfono, el nombre en la pantalla es Debbie


-          ¿Dime que lo que acabo de escuchar no es verdad?

-          ¿Por qué me estás llamando justo ahora?, ¿no estás en clase?

-          Es justo por eso que te llamo, ¿cómo es qué tú no lo estás?

-          La profesora de inglés entró en trabajo de parto, no vendrá durante un tiempo

-          ¡¿qué?! ¿y por qué ese bebé no decidió nacer ayer cuando me olvidé de leer ese estúpido relato?

-          Oye, no tienes derecho a quejarte por eso, fue tu culpa, tenía seis páginas

-          Sí, pero Jason me tuvo ocupada toda la tarde — responde con voz divertida.


Ruedo los ojos


-          Te lo mandaron hace tres semanas

-          Bueno, sí, pero cuando estás de novia no tienes tiempo para cosas banales como leer un relato, tú deberías saberlo

-          Ah, no. A mí no me metas en eso, yo he estado haciendo todos mis deberes a pesar de estar saliendo con Dan

-          Bueno, para todo el mundo no es tan fácil

-          Sí, sí, claro — me río - ¿no deberías estar escuchando al profesor ahora mismo?

-          Salió hace un rato, pero supongo que ya debe estar por volver. Te dejo, ¿nos vemos en la tarde?

-          Sí, paso por tu casa a las cinco

-          Bien, adiosito

-          Adiós


Cuelgo y me bajo de la barra. Mientras reviso que mi maquillaje en el espejo, veo como la puerta se abre detrás de mí y Angie entra. Durante un segundo no estoy segura de que hacer exactamente, pero como ya he hecho lo que se supone que debía, decido que lo mejor es salir a ahora. Estoy por hacerlo cuando ella pasa el seguro y se gira hacia mí.


Me toma un tiempo reconocer a la fabulosa Angie Schumer bajo esas grandes ojeras y esa expresión derrotada.


-          ¿podemos hablar? — pregunta tímidamente sin siquiera atreverse a mirarme a los ojos

25 Días AntesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora