Capítulo Seis|| ¡Maldita sea!

50 3 1
                                    


—¿Farid? —Sin poder creerlo que estaba frente a mi de nuevo, esta vez como parte de trabajo.

—Eleanor, que bueno verte otra vez. —Al menos aún recordaba mi nombre.

—¿Por qué no hablas como tu Manager? Su acento patético y su traje extraño...—Mencioné con una risilla, de nada había servido escapar así de su habitación.

—¿Y porque me dejaste solo? Pensé que tomaríamos el desayuno y arreglaríamos las cosas de anoche. —Su voz tan confiada me hizo reír a carcajadas.

—¿Y luego me pedirías ser tu novia? ¿Esposa? ¿Una boda y muchos Farid's? Estas loco...—Me encogí de hombros sin darle importancia, nada de eso era de mi interés.

—¿Y donde empezamos el recorrido? —Su cambio de tema, me había dejado claro que le molestaba en cierta parte mi actitud o no era lo que esperaba escuchar.

—Aquí, el Empire States, el mirador te gustará, es genial ¿También nos acompañará Mr. Acento extraño? —Con tono de burla miré al hombre.

—Falah, señorita. —Interrumpió aquel hombre con turbante.

—Como sea ¿Vamos? —Me adelanté al edificio y me adentré primero, al parecer aquí ya esperaban a estos hombres, pues no había más nadie y mucha seguridad, aún no sabía a ciencia cierta quiénes eran.

Al llegar al mirador, dejé que observaran, pero Farid me quería cerca suyo o eso hacía a entender con sus gestos o algunos agarres en mi cintura.

—¿Quiénes son? —Le pregunté casi en un susurro a Farid.

—Realeza...—Murmulló de vuelta en mi oído.

—¿Disney? ¿Tu también estas loco como Acento extraño? —Mi tono burlón había vuelto.

—No tengo porque mentirte, te digo quiénes somos. —Su mano volvió a pasarse por mi cintura y bajando lentamente por mis piernas levantando el vestido, pero me giré para verlo a sus ojos.

—Me excita más la idea...Nunca lo había hecho o al menos intentado con un príncipe. —Me incliné para dejarle un beso en la comisura de sus labios y apartarme arreglando mi vestido.

El momento continuó con su normalidad, la vista era hermosa y habían aprovechado para muchas fotos, el viento era un poco fuerte y se notaba que pronto iba a llover, el cielo grisáceo, así que decidimos volver muy rápido al interior del edificio, entre pequeñas charlas.

Casi por entrar al auto, escuché algunos disparos, me adentré con rapidez, tal vez era un atentado en vía pública, pero sin embargo se dejaron de escuchar a los pocos segundos, ya dentro el auto aceleró, pero en la vía solo habían dos hombres, un hombre bajo, ojos rasgados o achinados con arma en mano y otro hombre tirado en el suelo, muerto, pero pude reconocerlo de inmediato.

—Demonios...no puede estar pasando...—Charlie, piel blanca y ojos azulados, cabello lacio se encontraba allí muerto en el suelo. Sentí un escalofrío, un presentimiento que algo peor se avecinaba, hace cinco meses atrás lo había conocido y había sido parte de mis amantes ¿Esto seguía siendo coincidencia? 

Amada Muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora