Punto trece

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—Me he estado preguntando ¿de donde salió el Do?— preguntó Lúa a Abraham, se encontraban comiendo ensalada y bebiendo zumo de naranja, en pastos*.

—Una tarde estaba en su casa, él había salido a comprar botanas ya que íbamos a jugar videojuegos, su mamá tuvo que salir de emergencia y me pidió que se lo hiciese saber cuando volviera. Cuando entro por la puerta le dije, ‘ Do, tu madre ha salido de emergencia’— explico Abraham viendo a la nada. —Se burlo de como lo llame pero no dijo nada al respecto, es algo que hemos adoptado—

—Claro, entiendo ahora, por eso a muchas personas les llaman por una vocal de su nombre. Muy originales—

Hacer silencio y mirar a nada en especifico se volvió interesante. Ninguno necesitaba palabras, sólo disfrutaban de su compañía, como en los viejos tiempos.

—Abraham— llamo Lúa rompiendo el silencio. El ambiente se volvió incomodo, ambos sabían de lo que hablarían a continuación, pues ya habían evadido el tema. Él hizo un sonido en señal de que continuara. —Pero mirame—

Abraham dirigió su vista a ella. —Venga, sueltalo— pidió él.

—Bien… mmh, sé que ha pasado tiempo y que no quieres se toque el tema, pero necesito hace…—

—Entiendo a lo que quieres llegar— la interrumpe. —Y te dejare decir todo que tengas que decir, pero pienso que es mejor dejar el tema, disfrutemos del presente y esperemos el futuro, no arruinemos nuestra relación trayendo el pasado. Ahora te escuchare—

—Pensaba decírtelo, que me iría, pero simplemente no podía, me arrepiento de ello, arruine todo e hice que me odiaras o algo— dijo cabizbaja.

—No te odié, no podría. Me moleste mucho, claro que si, pero no te odiaba—

—Es bueno saber eso. De verdad necesito escuchas que me perdonas— pidió ella

—Lú, te perdono por irte del país hace poco más de tres años, por destruir mi corazón al rechazarme y tengo que decirte que si fui al aeropuerto, hable con tu mamá pero no podí acercarme, me dolió mucho— sonríe a Lúa

—Entonces, ¿estamos bien?—

—Lo estamos— estira su mano hacia Lú, ella la toma y le sonríe


















—Do, ¿puedo confesarte algo?— pregunto nervioso Tyler, mirando hacia Ricardo

—Ya sé que gustas de mi—

Tyler se encontraba en el departamento de Ricardo y Abraham, había llegado sin motivo alguno. Así que habían decidido mirar la televisión.

—¿Que? No— aun más nervioso, se sonroja y aparte su mirada

—Uhm, ¿que ocurre?— apaga la tv y lo mira

—No sé como decirlo, bien primero prometerme que no te vas a reír, no me juzgarás ni me correrás— pidió

—Lo prometo, dime que pasa—

—Seras él primero en saberlo, mierda, estoy muy nervioso, yo— respira profundamente

—Puedes estar tranquilo, aprecio que pongas tu confianza en mi— lo tomo con su mano derecha de uno de sus hombros y la izquierda la coloco en su mejilla

¡Hey Mateo! ¿Puedo ser tu compañera de Puesto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora