LA OTREDAD Y SUS CONSECUENCIAS

Capítulo 3

"Un nuevo viejo amigo, un sabor dulce-amargo en la boca, muchas dudas."

Es hasta la segunda advertencia que atiendo a las palabras del oficial mayor. Me detengo, después de unos segundos logro volver en mí y recobro la postura, Hagen luce desconcertado, seguro no esperaba este final y este resultado de la pelea, y a decir verdad yo tampoco.

Por lo que puedo ver, los magistrados solo vieron un exceso de fuerza, así que no hacen mucho escándalo, pero hay un maestro guía que no despega sus ojos de mí, un hombre que ronda los cincuenta años, su mirada no es fuerte, ni siento agresión al mirarlo, más bien es asombro lo que percibo, yo lo veo y le sostengo la mirada solo por un segundo, después dirijo la mirada hacia ningún lado solo para salir de esa situación. Sigo jadeando lleno de adrenalina en mi cuerpo, que poco a poco desaparece. Hagen se levanta con sangre en su boca y nariz, y un pequeño chichón en la frente. Es todo, espero que mi excesiva rabia, no sea un punto en contra para los magistrados, ahora estoy en sus manos, solo me queda esperar y ver si corro con suerte.

Archie no lucha sino hasta la décima ronda, su contrincante resulta ser un joven obeso, bastante fuerte, pero Archie al final con su rapidez, logra mostrarse muy bien en su pelea.

Las siguientes pruebas son de rapidez mental, perfil psicológico y algunas otras, para el segundo día realizamos demostraciones de uso de armas como, cuchillos, bastón, espadas de diferentes tipos, cadenas, hachas, etcétera, dado que no conocemos armas de fuego, y por ende no sabríamos usarlas, no se nos permite este tipo de demostración, se supone que están prohibidas para el ciudadano común, pero ya había tenido una en mis manos hace algunos años; un cliente de Archie conocía a alguien que podía obtener este armamento, por supuesto de forma ilegal.

Archie ayuda a su tía con la venta de repostería, ella los cocina y él se encarga de venderlos. Este cliente nos mostró el pequeño artefacto, un dilatador de plasma, pero debido a que nunca me han gustado las armas, no tardé mucho en salir de allí, así que en realidad no conozco mucho del tema, por lo tanto, esto no representa una ventaja.

Conforme pasa el tiempo me doy cuenta que soy más hábil que el año pasado, y aunque me cueste creerlo, más fuerte.

Ya al final del día tenemos que esperar un buen rato a que la lista sea dada, la mayoría se asienta en uno de los muchos patios que tiene el lugar, yo espero bajo la puerta de la entrada a los pasillos que llevan a las diferentes áreas del edificio.

-Fue impresionante.

Una voz gruesa detrás de mí, rompe con mi concentración en el patio. Volteo y me encuentro con el maestro guía de la sala 8-C que ronda los cincuentas, pero como la mayoría del ejército, se nota que está en forma, tiene un aspecto diferente; porte calmado, su mirada resalta paz y no anda con el ceño fruncido como todos aquí.

- ¿Disculpe?- pregunto sin saber a qué se refiere.

-Que fue impresionante, lo que hiciste en la prueba-. Responde con una pequeña sonrisa asomándose apenas -tal fuerza y destreza es la que se requiere en este ejército.

-Oh... eh... gracias, espero que sea suficiente para calificar-. Contesto de forma titubeante y pausada.

-Es honorable que desees servir a Roltham con tu vida-. Dice.

-Gracias señor, pero solo deseo darle una vida mejor a mi familia, creo que eso no es honorable en absoluto.

- ¿Tu familia?

-Sí, bueno, mis hermanos-. ¡Estúpido! ¿Por qué dije eso?, lo dije sin pensar, no lo sé, el me inspira confianza, aun así no debí decirlo, ahora pensara que soy una "pequeña sabandija", como me calificó Hagen, mis posibilidades de alistarme quizá se han esfumado, quizá este hombre impedirá que pueda pertenecer a este ejército por lo que acaba de escuchar, pasa un momento de silencio, un silencio ensordecedor que sienta incomodo en el aire pero, sin duda cometí un error con él, se supone que los prospectos se alistan por mero oficio, es decir; por el deseo de servir a Roltham, no por otra cosa. Espero la reprimenda cuando al fin él rompe el silencio.