Capítulo 4

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"Un visitante, una acusación, muchos hoyos en casa."

Salgo del Coliseo junto con Archie y Ricco, en medio de un ambiente festivo, ya he olvidado mi nombre resaltado en letras verdes, por primera vez en mucho años mis hermanos tendrán una cama para dormir, todo lo contrario a tablas y cartón a los que están acostumbrados en nuestra hermosa residencia, una ración de comida suficiente para que sus estómagos resalten, y no sus costillas pegadas al pellejo. Por primera vez después de mucho tiempo, río a carcajadas con las bromas que nos jugamos con Archie y Ricco camino al vecindario, antes de adentrarnos de forma ilegal a la parte trasera del vagón pasamos al lado de un par de chicas que ellos no dudan en hablarles y sentirse los mayores casanovas del lugar. Nunca me he dado el tiempo para enamorar a una chica, solo me he concentrado en la cotidianidad que supone ser responsable de un hogar, salir a ganar un par de monedas, cuidar a mis hermanos y si queda tiempo, pasar un rato con mis amigos.

Siento una paz que solo he sentido cuando mis pequeños duermen, o cuando he logrado un buen pago por algún trabajo, he podido conservar las calcetas de las pruebas, he comido lentejas y pan salado, cortesía del "Coliseo" después de las pruebas, Tía Emma se ha encargado de ver por mis pequeños por estos dos días, así que puedo decir que fue un día bueno, el sol está a punto de caer así que estará oscureciendo para cuando lleguemos, tenemos que repetir la rutina del vagón de regreso a casa, tenemos tanta practica en el tema que casi es una actividad automática y le hemos perdido el miedo a las cámaras y a los guardias de seguridad, pero eso no significa que si somos atrapados, no seriamos enviados a prisión por al menos una noche. Para cuando llegamos a casa ya está oscuro, Ricco se rezaga al detenerse a platicar con un par de amigos y decidimos continuar sin él.

-Vamos a mi casa, cenaremos chocolate con polvorones, no puedes negarte a eso-. Archie me da pequeños golpecitos en el estómago -eso sería imposible, además debo recoger a Elian y "Ángel"-, refiriéndome a Ila, Archie la llama así desde bebe así que todos la llamamos ahora de ese modo. Comienza a llover ligeramente mientras nos vamos acercando a casa de Archie, cuando un movimiento dentro de mi choza me hace voltear y veo que la cortina de la ventana se cierra de forma repentina.

- ¿Viste eso?

- ¿Qué? -. Pregunta Archie en forma despistada.

-Adentro, vi algo adentro, vamos-. Le contesto. No hay ladrones que se acerquen a estas zonas, no hay nada que robar a personas que no poseen nada aparte de lo que llevan puesto, pero ya un par de veces han entrado personas ebrias a mi casa pensando en que han llegado a la cantina de Carlos "Tequila", treinta metros camino abajo de mi casa.

Caminamos lento y sin hacer ruido, hago señas a Archie con mi mano para que valla por detrás de la casa, a dos metros de estar en la puerta principal escucho caer un pequeño baúl de madera de mi padre del otro lado de la puerta y en seguida pasos apresurados alejándose de mí, yo entro de forma estrepitosa tratando de divisar quien es el que invade mi casa, del otro lado del cuarto entra Archie de la misma forma y con sus puños levantados, consiente de que tendremos que repartir algunos golpes. Nos quedamos un segundo buscando algún bulto que se mueva dentro de la oscura habitación, pero nada.

-¡Sabemos que estas allí, sal ahora!-. Grito a la nada, Archie se planta en el filo de la puerta trasera mirando hacia afuera buscando algún movimiento entre la oscuridad que se enseñorea sobre la tenue luz de afuera y la lluvia que ya arrecia.

-¡Sal de una vez para partirte la cara!-. Grita.

El da la vuelta hacia mí, cuando de pronto un vertiginoso movimiento de una sombra que sale de mi lado derecho, se impacta en el rostro de Archie obligandolo a dormir entre el piso de la casa y el lodo que hay afuera. Mis sentidos se alertan, ahora puedo verlo, aunque es poca luz puedo ver lo que es, no es un borracho ni un ladrón y para mi sorpresa no es humano, es un Terramorfo, pero, ¿un niño? Apenas tendría la edad de Elian, ¿cómo pasó de este lado estando el muro tan alto?, no parece diferente a un humano, si no fuera por su increíble velocidad, su piel pintada y por su ropa negra con figuras raras no sabría lo que es, pero lo que me intriga más que nada es ¿qué hace un niño Terramorfo en mi casa?

Me abalanzo sobre él intentando alejarlo de Archie y poder protegerlo, pero aunque es un Terramorfo, no puedo pasar de lado el hecho de que es solo un niño, así que no quiero dañarlo, pero su velocidad supera mi intento de ahuyentarlo y para cuando me doy cuenta, ya estoy con un puñetazo encima y de rodillas, y mi estómago esta contraído por el dolor, me doy cuenta que esto no acabará bien, me doy vuelta postrado en el suelo hacia él, jadeando, me falta el aire, su golpe me ha dejado sin aliento, su tamaño y complexión me ha engañado, he cometido el error de subestimarlo y creer que podía ahuyentarlo y que así se iría. Cuando lo veo, él fija su mirada en mi pecho, y el dije de mi padre se asoma por encima de mi camiseta.

- ¡Blandet! -. Grita.

Parece que quiere matarme, el viene por mí, ahora está claro, el no entró aquí por accidente, pensé que quizá buscaba comida o quizá, bueno, todo esto es confuso ahora y no sé qué pensar, pero está claro que viene por mí, el viene a matarme.

- ¡Blandet! -. Repite.

Se abalanza sobre mí con un sonido gutural que me ensordece, y con sus manos extendidas directo hacia mi pecho, a pocos centímetros de alcanzarme. Por detrás de él, un trozo de madera se impacta en su cabeza y lo siembra en el suelo quedando aturdido, con un segundo golpe es lanzado al otro extremo de la casa, Ricco sale de la oscuridad con un enorme trozo de madera dispuesto a seguir con la pelea, pero el pequeño terramorfo se limita a mirarme fijo para después salir haciendo añicos la ventana y perderse entre la noche.

- ¿Qué demonios era eso Ari, qué hacia un terramorfo en tu casa? -. Grita Ricco.

Todavía adolorido y mareado trato de incorporarme y poder asistir a Archie que esta desmayado en el suelo.

-No lo sé-. Le contesto con una mueca de dolor, el estómago me está matando, trato de reponerme con enormes bocanadas de aire y trato de levantarme, pero estoy demasiado mareado y lo mejor que consigo es estar sobre mis rodillas, pero tengo que levantarme, quizá el "niño" no venga solo, quizá regrese a terminar su misión, debo moverme, <<arriba>>, me digo -Ricco, ayúdame a llevar a Archie con Tía Emma.

- ¿Por qué un terramorfo estaba en tu casa?

Su pregunta me hace recordar el rostro de la oficial Catherine Roosevelt en nuestra entrevista, después en el salón 8-C, la especial atención que recibí de los magistrados, la mirada intrigante del señor Barsabat y ahora, la irrupción a mi casa de este terramorfo. Parece que mi apellido resulta un rasgo negativo para los demás o por lo menos dentro del ejército y para este ser que acaba de dejar inhabitable mi casa, o lo que queda de ella, en definitiva no tiene que ver conmigo, antes de todo esto nunca hablé con nadie del ejército y por supuesto nunca crucé palabra con ningún terramorfo.

Para cuando me doy cuenta ya estoy sudando de nuevo, trato de hablar, pero solo consigo un tartamudeo estúpido e infantil, clara muestra de que estoy alterado y con miedo. Inseguro, hago un nuevo intento por hablar -Vá-vámonos-. Ricco se da cuenta de que estoy al borde del desmayo y entiende el mensaje -Vamos, o tendré que llevarte a rastras a ti también gatito-, logro incorporarme al fin y sacamos a Archie de allí tomándolo por los pies y las axilas, al salir no puedo dejar de ver al fondo, en la basta oscuridad del muro al final de la calle, todavía no me siento a salvo, quizá el niño regrese, quizá haya más terramorfos cerca. Me muevo trémulo hacia casa de Tía Emma mientras comienza a llover, lo que nubla aún más mi vista, pero de pronto el cielo se llena de luz, relámpagos iluminan el muro y levanto la vista a la parte más alta, allí esta, el niño está parado en el borde del muro y de pronto salta al otro lado y lo pierdo de vista. Por el momento puedo olvidarme de él, pero no de lo que acaba de pasar y de la única palabra que salió de su boca, que más que mi apellido pareciera que fue una acusación, Blandet.

LA OTREDAD Y SUS CONSECUENCIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora