Mamihlapinatapai

XIV

Hitoshi se sentía en un sueño mientras se acercaba cada vez más a aquella cafetería que o podía hacerle el hombre más feliz del mundo o podía terminar de aplastar todas sus esperanzas.

Cada paso se sentía como arrastrar piedras.

Cada vez veía dicho lugar más cerca, cosa que solo lo aterraba, así que buscando más valentía observo la palma de su mano y apresuro el paso hacia el local.

Solo noto que el rubio estaba sentado en la barra de la ventana una vez estubo a tan solo dos metros de él. Bakugo había levantado la vista y le había divisado también, provocando que en este una ola de nerviosismo le invadiera y un rubor se plantara en sus pálidas mejillas haciendo juego con sus rojizos ojos.

Hitoshi quería morir.

A un paso vacilante se acercó al rubio por fuera hasta que estuvo frente a el con tan solo la ventana separandolos, y viendo la mirada anhelante en aquellos ojos rojizos levanto la mano que se había revisado anteriormente y la apoyó contra la ventana frente al rubio.

Vio como sus ojos se habrían con sorpresa y el rubor que pintaba en sus mejillas se volvía un poco más intenso, y relajando en su rostro en una expresión extraña de ver en él, Katsuki le sonrío.

Joder. Le sonrío. A él. El mismísimo Shinsou Hitoshi del departamento de estudios generales.

Atesoraria eso por el resto de su vida porque estaba totalmente seguro que Bakugo Katsuki no le daba sonrisas a cualquiera, y mucho meno seguido.

Vio como el rubio levantaba su mano y con un dedo asumía recorrió el contorno del corazón dibujado en grande en su mano, corazón que dentro tenía escrito cuatro palabras.

"¿Quieres ser mi novio?"

Una vez el rubio término de recorrer la forma del corazón puso su palma frente a la de Shinsou como si deseara agarrar su mano, y cuando el chico de cabellos morados decidió desviar su mirada al rubio dentro del local solo pudo quedarse congelado ante la cariñosa y potente mirada que este le dedicaba, vio como abria sus labios y pronunciaba algo que no escucho pero definitivamente si entendió.

"Sí."

No necesito nada más para entrar corriendo al local y abrazar al chico producto de sus sentimientos siendo recibido con gusto por él.

Se sentía agradable abrazarse.

Shinsou queria abrazar a Bakugo para siempre.

Katsuki, por su parte, no se quejaba.

El rubio, en el fondo de su mente recordo algo que le dijo Mina después de verlo con la carta en la mano.

"¡AL FIN ALGUNO DE USTEDES DOS HACE ALGO, ya me tenían hastiada con su Mamihlapinatapai ese!"

Nunca podría estar más de acuerdo con la femina.

Fin.