2. Miedo

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2 de febrero-2014

Luego de rogar en varias escuelas un cupo para entrar al penúltimo grado escolar por fin encontramos una que con gusto aceptó, el único problema era el precio exageradamente elevado para nosotros, sin embargo, mi madre no dijo nada y firmó todos los papeles sin muestra alguna de preocupación, llevábamos más de un mes buscando y por fin sellaríamos aquel contrato.

Salimos de la sencilla oficina y caminamos por los pasillos vacíos en silencio, con lentitud. Me de tuve repentinamente y por fin me decidí a preguntar aquello que no dejaba mi mente en paz.

-no es muy caro?- pregunté casi en un susurro, sin embargo el silencio del lugar hizo que mis palabras hicieran eco y sonarán más altas. Ella solo siguió caminando con una sonrisa, no me volteó a mirar.

-me alegro de que te aceptaran tan tarde en una escuela, intenta esforzarte, puede que te den una beca- suspiré sin saber bien el porqué del repentino cambio de tema, asentí con mi cabeza sin saber que decir y seguí caminando en silencio.

En poco tiempo ya habíamos llegado a casa, almorzamos algo rápido que pedimos por domicilio y nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones.

Cerré la puerta con seguro y me senté en mi escritorio soltando un largo suspiro, saqué del cajón los materiales que llevaba preparando desde hace ya tiempo y continué con mi trabajo para el cumpleaños de mi madre.

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8 de febrero- 2014

Tome todas las cosas que había preparado y las deje en la bandeja junto a una rosa roja en un florero de cristal.

El sol acababa de salir, sonreí y tomé con fuerza la bandeja, con cuidado de no hacer algún ruido me dirigí a la habitación de mi madre, abrí la puerta con extrema lentitud y ví que estaba leyendo un libro, sonreí.

Sus moretones habían desaparecido.

-Feliz cumpleaños~- me acerqué a ella con una sonrisa y dejé la bandeja en sus piernas, ella la tomó con una risita y me miro con una ceja alzada.

-una rosa?- la observó detenidamente sin borrar aquella sonrisa de lado.

-bien... Leí que a las mujeres les gusta que su pareja les regalare de cumpleaños rosas rojas- la mire dudoso- se que no soy tu pareja, pero eres mi mejor amiga y ademas mi madre, creo que es lo mismo.

Ella asintió varias veces con su cabeza y me miro, ambos sonreímos.

-me encantan- aunque estuviera llorando su voz no salió entrecortada.

-me alegra que te gusten, mamá- me senté a su lado y miré su panza inflada, aunque para muchos era tierno a mi me daba un poco de impresión y hasta asco. Puse mi mano encima de su estómago y un escalofrío recorrió mi cuerpo, ahí estaba mi hermano. Mi madre tomó mi mano y sonrió.

-recuerdo cuando estaba embarazada de ti, eras gigante- ambos reimos- realmente me pesabas, por tu culpa tengo dolores de espalda- siguió consintiendo mi mano- pero todo ese dolor al darte a luz valió la pena, este desayuno es el trabajo de 9 meses cargando un bulto de 4,5 kilogramos.

-QUÉ? pesaba tanto?

Seguimos hablando del tema entre risas, contamos anécdotas divertidas y recuerdos (buenos) del pasado.

Luego del desayuno mi madre salió a su trabajo, era profesora en un preescolar. Nunca logré entender el amor que mi madre tenía por los niños, siempre que veía a uno hacer berrinches me daba ganas de pegarles una patada y que salieran volando.

Me quedé en casa organizando todo, pusé globos y serpentinas por todo el techo, hice un pastel siguiendo los pasos de un video en YouTube y dejé las cajas de regalo en su lugar. Tal vez me estaba excediendo con toda la decoración ya que no habría ninguna fiesta, mi padre siempre le prohibió a mi madre tener alguna amistad así que ella nunca llegó a compartir con alguien y como habíamos llegado hace un mes no conocíamos a nadie así que la fiesta sería solo de nosotros tres, sería una fiesta familiar.

Salí a recoger el último regalo y cuando volvi a casa ya eran las 7 de la noche, puse un listón rojo en el regalo y lo deje en mi habitación, suspire y puse música tipo balada, miré a mi alrededor y sonreí. Me di cuenta de que no había almorzado al escuchar ese molesto gruñido de mi estómago pidiendo ser llenado, saque mi celular y pedí una pizza para dentro de una hora.

No se por cuanto tiempo me quedé arreglando cada mínimo detalle, pero un timbre me saco de mi labor, sonreí un poco nervioso y abrí, abracé a mi madre quien estaba sorprendida.

-sorpresa!- ella observo todo el lugar detenidamente- ven, sientate- tome su mano, guiando la hasta la mesa que había preparado, me senté a su lado y partí el pequeño pastel a la mitad, le di una rebanada y tome la otra.

Comimos con tranquilidad, no era la mejor torta del universo pero estaba sorprendido de que alguna de mis creaciones por fin saliera bien. Cuando terminamos dejé todo en su lugar, me senté a su lado y le entregue el primer regalo, la caja grande.

-oh, no tenías que... -ella se veía apenada y hasta cierto punto, nerviosa.

-si que tenía, ahora abrelo- río ansioso, ella lo abre y del anterior saca una pequeña carta con un simple "te amo, mamá" y un pequeño cuadro con una foto de nosotros dos del día que llegamos al apartamento, ese día tan conmemorativo para ambos, em aquella foto estábamos sonriendo por primera vez, sonriendo de verdad.

Ella me miro con sus ojos aguados a punto de decir algo, pero me adelanté.

-oh, no no... Ahora el siguiente - le entregué la pequeña caja, ella sorprendida lo abrió y se encontró con un pequeño anillo de plata con una esmeralda, lo giró con cuidado para ver el grabado interior "Para la mejor madre del mundo" y allí se rompió, me abrazó como nunca antes repitiendo palabras de agradecimiento una y otra vez, sentí sus lágrimas caer en mi hombro, yo solo reí y tome su mano.

-espera, falta uno.

Antes de que ella pudiera decir algo yo tomé su antebrazo y caminé hacia mi habitacion y le extendí una caja pequeña, al abrirla encontró un collar y me miró extrañada, abrí la puerta y en un parpadeo ya había un cachorro sobre ella dejando lamidas en sus manos.

-Yo... lo encontré en la calle cuando llegamos, lo he estado cuidando junto a la vecina que es veterinaria- ella lo tomó entre sus brazos y dejó besos por todo su rostro.

-es hermoso! De donde sacaste tanta plata?

-bien... Hacer las tareas y trabajos de los hijos de la vecina es un excelente negocio- pensé que me reprocharia, pero a cambio me dio una sonrisa y consintió mi cabello con suavidad.

-gracias por llegar a mi vida, pequeño chico guapo, te amo- me abrazó otra vez, con el cachorro entre nosotros y ambos reimos.

-como quieres llamarlo?

-hope- ladee mi cabeza y la observé- es muestra de que jamás debemos perder la esperanza.

Volví a abrazarla orgulloso. Le dimos algunos mimos al cachorro y escuche el timbre de la casa, aplaudí alegre.

-Llegó la pizza! -ella hizo cara de asombro y rió.

-más comida?! Hijo, voy a explotar!

Solo reí y corrí hasta la puerta contando con mi mano los billetes con los que pagaría las dos porciones, abri la puerta e inmediatamente mi sonrisa se esfumó, sentí mis piernas temblar y mi cabeza doler.

Allí ví mi mundo derrumbarse, las ilusiones, promesas, risas, sentí como todo iba desapareciendo. El hombre que se ubicaba frente a mi me miró con su característica sonrisa llena de orgullo, me daba asco, tenía miedo.

-Hijo, ha pasado tiempo.




Promise || Taekook ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora