Promise || Taekook ||

7. Nuestra gran pista de baile

Aunque jurara que el tiempo de clase no había acabado, así había sido. Mi primera conversacion seria con aquel chico había acabado y como resultado había obtenido su número sin tanto problema. Salgo del salón con mi mochila en el hombro y me encamino hacia el salón de prácticas, escucho la música apasiguada por las gruesas paredes y esbozo una sonrisa.

-Chicos... -hablo con suavidad entrando a paso lento en la habitación.

-JungKookie! -antes de que pudiera reaccionar, ambos se habían abalanzado encima mío para reír e inmobilizarme con cosquillas.

¿Qué?

-mh, que pasa con ustedes? -rio mirandolos dudoso.

-Eres un campeón!- habló HoSeok.

-Si, si, lo eres!- Jimin me mira orgulloso.

Acababa de conocer a estos chicos y ya me tenían en el piso riendo mientras me felicitaban sin saber porqué.

-De qué estan...-No puedo terminan mi frase y ambos chicos ya habían regresado con sus risas.

-Pequeño~ te vimos con TaeHyung- JiMin levanta las cejas sugerente y ríe.

Con que era eso.

Río y les pego a ambos en la cabeza recibiendo quejas y reclamos por su parte.

-Que les ocurre? Solo hable con el.

Ambos pucherean y yo río con suavidad.

-Vamos a practicar- me levanto del suelo cambiando drásticamente el tema y camino hasta el teléfono conectado al parlante, pongo una pista más movida y me siento nuevamente.

Ambos chicos se levantan y me toman de las manos.

-Y ahora qué?

-Nunca practicas con nosotros, unete!- HoSeok me jaló un poco más hacia el y antes de poder negarme ya me tenían frente al gran espejo obligandome a bailar.

-Olvidaba preguntar... Pediste su número?

Río y muevo levemente mis hombros hacia arriba, los dejaría con la duda.

Ambos chicos se observaron mutuamente de manera confidente, dejando el tema de lado y comenzaron a mover su cuerpo al ritmo de la música, se dejaron llevar por completo ante aquella sensación, sus pisadas agolpaban en la habitación combinandose a la perfección con la música.

Aprecié cada uno de sus pasos e intenté moverme, poco a poco fuí soltando mi cuerpo para moverme de una forma más libre, cerré los ojos y sonreí; me sentí nuevamente como en aquellos días.

-Junkookie, ven acá, te tengo una sorpresa.

Corro hacia ella entre saltos y risas. Puchereo al verla sacar un pequeño aparato que conectó rápidamente a su celular.

-Qué es eso? Para que funciona? -pregunto dudoso ante todas sus acciones.

Ella sonríe con ternura y me toma de la mano.

-Es un parlante hijo, ahora podremos bailar juntos todos los días.

Inmediatamente la música comenzó a sonar llenando toda la casa con una maravillosa aura de tranquilidad, mi madre me tomó de las manos y sacudió mi cuerpo al ritmo de la música, entre risas e improvisaciones ambos bailamos juntos por horas y horas hasta que nuestro cuerpo ya no daba para más.