Parte 2

17 2 0
                                    

Mi hermana Sofi, cuando se apagaron las luces apagadas, hizo formar un círculo casi perfecto de solteras con velas encendidas al rededor de la pista cuando el vals empezaba a pegar más y avanzaba... ¡Qué momento tan sublime!... ¡Y cómo me miraban! Me encontraba en alerta máxima, pendiente de todo. Y cuando dejé de bailar con Ramiro comenzaron los demás invitados y ya casi todos habían pasado y sabía que Alejandro no se iba a quedar con los brazos cruzados en la mesa redonda custodiando toda la noche a su teléfono nuevo para que no se lo roben.

Yo lo miraba disimuladamente desde el centro de la pista como invitándolo a dar ese gran paso que nunca tuvo conmigo y de repente, el universo hizo el milagro. Alejandro, se levantó de la mesa, acomodó la silla, desenchufó el teléfono, guardó el cargador, se peinó un poco, se abotonó el saco y se aproximó hacia mis brazos como diciendo: "¡Por qué, no?... ¡No voy a esperar a mi próxima vida!".

Y avanzó entre los comensales metiéndose de nuevo en mi vida... Ya estaba jugada y por eso dejé que la delicadeza tomara mis manos, pero el desgraciado, sujetó mi izquierda y me dio un tirón para lograr un giro perfecto en medio de la multitud, algo que se le escapó a Ramiro ¡Esa vueltita de inicio! Y pensé ingenuamente, que él no llamaría la atención pero sabía que él tiene estilo. A lo que Ramiro se dio vuelta por la exclamación de la gente por el giro de Alejandro. Pero. ¡No llegó a ver nada! Y luego de finalizar la vuelta, su izquierda me esperaba con una reverencia como el paje de una reina para comenzar a danzar nuestro vals. Algunos invitados pensaron que Ale, era mi marido por cómo me arañaba con las pestañas. Tenía tantas ganas de preguntarle: "¿Ahora, de quién es el placer?..."

Pero, una emocionante respuesta iniciaría una conversación que podría terminar en un pleito o en una arrojada de torta. ¿O quién sabe dónde?...

Por un momento, olvidé cómo era el paso del vals que practiqué con Sofía. Y me olvidé también de mi suegra, mis cuñados, mi esposo, los mozos y de mi hermana que me movía la cabeza en forma negativa con cada paso que daba... Y como una boba encantada me dejé llevar por el néctar de su sonrisa danzante entre esas espesas y luces de colores donde el camarógrafo también, me tenía en el tiro de la cámara y bebía también hacerme la pilla de no olvidar todos esos detalles. Y rogar que Ale, no empiece a cuestionar porque no le dije nada antes, de mi compromiso con Ramiro al principio de año y por qué salí corriendo...

La gran noche estaba nerviosa, nerviosa de emociones encontradas que corrían galopeando con esa magia que te llenaba el alma sin preocupaciones de lo que podría entregarte el universo más tarde, cual el amor te salte a patadas... ¡Ya estaba en el baile!...

PLAY "Miguel Mateos - Atado a un sentimiento.mp3"

LOS TACOS DEL VALSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora