4

134 17 2
                                    


Me pasé una parte de la noche fundido en mi asiento, deprimiéndome mientras observaba a la pareja demostrando afecto el uno por el otro, y la otra mitad tratando de divertirme con mis amigos, viéndolos hacer chuza tras chuza.

—¿Una ronda más? —pregunta Trace persuasivo, deslizándose en la silla junto a mí y rodeándome con su brazo, apegándome a él.

Denise me lanza una mirada y capto los chispazos fulminantes que me envía: está enfadado conmigo y la seriedad en su semblante me hace caer en cuenta de ese detalle. Ahora me siento como un estúpido egoísta, ¡rayos! ¿Cómo puedo ser así? Lo único que mi mejor amigo quiere es pasar una grata compañía por primera vez en tanto tiempo y mis acciones sólo consiguen empeorar la velada.

—Está bien, sólo por ustedes —sonrío posando mi mano en su rodilla y apretándola en señal de que está todo bajo control—. Es sólo que verlos hacerme trizas me desanimó un poco —digo desganado, la mentira pasando desapercibida por Trace pero no para Denise, el que todo lo ve y todo lo sabe.

Denise bufa blanqueando los ojos y con ese gesto en mente, me pongo de pie.

—En definitiva no sabes mentir, Mendes. Apestas haciéndolo —dice él colocándose a mi lado, viéndome con los brazos cruzados mientras elijo qué bola utilizar.

—No estaba mintiendo.

Finalmente, tomo la bola azul pálido e introduzco los dedos en los agujeros. Denise me da la espalda.

—Lo lamento —suspiro y se gira viéndome con desdén—. Me descompuso verla con alguien más —admito por lo bajo, no queriendo que Trace me oiga.

Me posiciono en la pista y vacilo antes de continuar y hacer el lanzamiento, esperando la respuesta de Denise.

—Eres un idiota —se sincera—. Piensa que él es un tipo de universidad, pronto se cansará de Mia y querrá ir tras una mujer más madura que ella, y llegarás tú a salvarle el día como el héroe que eres —me palmea encima la tela por sobre del omóplato, instándome a hacer mi jugada—. Ahora concéntrate y arroja esa maldita bola antes de me arrepienta de alentarte a que la invites a salir.

Denise reconoce los sentimientos que tengo por Mia, mi dulce e inocente Mia. No obstante, Denise no piensa en ella como el ángel que la contemplo yo, más bien, la imagina como un demonio, describiéndola como un tornado que arrasa con todo lo bello a su paso y que eventualmente me atrapará y destrozará; Mia le genera una sensación que le da mala espina, no la desea cerca ni por un segundo y me temo que está haciendo su mejor esfuerzo para no cambiarse de carril en este mismo instante.

Trace se levanta estirándose en el lugar, la camisa con el logo del local alzándose dejando a la vista su ombligo, mirándonos a nosotros con una ceja enarcada, anuncia:

—Le pediré a Jocelyn que nos dé churros y papas fritas, yo invito. ¿Ustedes qué quieren?

Mi estómago ruge por segunda vez en la última hora y media ante la mención de aquella apetitosa comida y asiento frenético. Denise se aprovecha de la nobleza de nuestro amigo pidiendo que traiga dos canastas más con alitas de pollo incluidas y que agregue una ración extra a la porción de churros rellenos.

—¡Nunca es suficiente! —agrego dándole refuerzos a mi amigo cuando Trace, con el dedo pulgar en el aire, atraviesa el corredor trotando como si el cuerpo se le estuviese desmoronando con cada pisada, dirigiéndose a un mostrador cercano en donde una joven de alborotado cabello rubio cobrizo está sirviendo refrescos.

Me volteo hacia la pista y en vez de enfocarme en lanzar la bola y botar a mis contrincantes al final del caminito apenas visible debido a las lámparas apagadas que cuelgan sobre el mismo, me percato de que Mia se ha quedado sola ya que su compañero de juego, Ramón, no se halla cerca y tampoco a su alrededor.

LovesickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora