Tarde

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Montenegro, la verdad es que probablemente esta sea una de las últimas cartas que te escribo, si no es que la última.

Todo lo que me dijiste anoche me dejó impactada, no supe muy bien qué decir y sigo sin saberlo.

Trato de procesarlo todo, pero es que es como una gran bomba, la diferencia es que ahora ya no es mortal para mí. O sea fuiste a buscar a Juli, tal como te lo pedí en una de mis cartas y esperabas que ella te correspondiera, pero dijo que no te amaba. De verdad, me sentí mal porque sé lo que se siente saber eso. Y luego no pasó mucho tiempo cuando volviste a conocer una chica, "la modelo" (así le llamaré), y saliste dos veces con ella, eso en menos de dos semanas. La modelo te dijo que no estaba segura de sí estar contigo o de elegir a "la estúpida" por la que sentía cosas. Y te confundió más y al final eligió a la otra. Que jodido, me sentí muy impotente porque probablemente la modelo se equivocó al no elegirte, pero así son las personas. Lo que queda es desearles surte, tanto a la modelo, como a Juli.

Lo peor no fue enterarme de todo aquello, fue lo que me dijiste a mí y tus palabras siguen dando vueltas en mi mente: "perdóname por hacerte daño", "¿ya no me quieres?", "te comportas distante y grosera", "quizá, sólo quizá quiera que vuelvas", "no quiero confundirte".

Ya es tarde.

Tus palabras las hubieras dicho antes, un día, sólo un día antes, tal vez las cosas hubieran sido diferentes.

Por un lado estoy molesta, porque inevitablemente pienso: "como no lo lograste con Juli, saliste con la chica modelo y como no funcionó, la última de tus opciones fui yo". Existe la posibilidad de que esté pensando erróneamente, pero recuerda que mi intuición casi nunca falla, y si es que no he fallado esta vez, déjame decirte una cosa: no soy plato de segunda mesa, o en tu caso, de tercera.

Yo conocí a una chica y saldré con ella, pero eso decidí hacerlo después de haberme enterado de lo de la modelo. Di por hecho que ya todo estaba terminado definitivamente. Y ahora vienes y dices todo eso...

Te perdono, como dicen "el pasado pisado". Acepto que te tuve rencor, que te odié y desee no haberte conocido, pero ahora todo eso se ha ido.

Lamento haberte tratado de esa forma ayer, pero yo no trato igual a mi novia que a un amigo. Hay mucha diferencia en la forma en la que me comporto con ambas partes.

Estoy segura de lo que quiero ahora y a pesar de que todavía tenga sentimientos por ti, no me has confundido, así que tranquila.

No te quiero Montenegro, como dije antes de colgar la llamada, aún te amo, pero no es suficiente, no puedo ahora. Está claro que siempre que necesites hablar con alguien, puedes contar conmigo. Agradezco cada experiencia buena y mala.

Y ya nos estaremos viendo, suerte y pon en claro las cosas que quieres realmente. Sincérate y sea lo que sea que quieras, lucha por eso, por muy difícil que sea, no te rindas.

Posdata: Puedes seguir leyendo, si quieres. 

El final de un amor másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora