– Por dios Leila, me la acaba de presentar, ¿de dónde sacas que la conozco de otro lado y que me gusta? – dije esperando sonar convincente.
– Otra vez negando las cosas – movió la cabeza exasperada – ¿de verdad piensas que soy tonta?, se te olvida que por ser mujer soy muy intuitiva, además de que te conozco de toda la vida, ¿vas a negarme que entre tú y ella había una tensión muy fuerte?, que no es para nada normal cuando acabas de conocer a alguien.
– Estás equivocada Leila, ya deberías de escribir un libro, últimamente andas muy fantasiosa.
– Y tú sigues insultando mi inteligencia, está bien, si no me quieres decir la verdad, no lo hagas, pero después no vengas a pedirme ayuda porque no sé si te la dé.
La abracé para tranquilizarla, en verdad había olvidado lo perceptiva que era y francamente no pensé que se notara tensión entre Anastasia y yo, ¿la habrá percibido Jack?, esperaba no haberla metido en problemas, aunque él la engañara, seguro actuaría como el típico macho si se enteraba que ella le hacía lo mismo.
Al día siguiente, quise llamar a Anastasia, después de todo ella había preguntado si nos podíamos ver, claro que las cosas habían cambiado desde esa llamada, ahora ella sabía quién era yo y la verdad no estaba seguro de que la relación con Jack fuera del todo mal, debía quererlo o no estaría con él, la cuestión era averiguar qué tan profundos era sus sentimientos hacia él, pero para eso necesitaba tenerlos cerca, convivir con ellos, ver como se trataban, quizá era buena idea seguir la sugerencia de Leila e invitarlos a cenar uno de estos días, o tal vez, debía dejar que las cosas siguieran su curso, faltaba poco para el desfile de Mia y ahí era seguro que la viera, aunque no sabía si él la acompañaría.
Dos días más tarde Jack me invitó a almorzar en agradecimiento por haberlo invitado al partido y de paso veríamos unas nuevas inversiones, así que quedamos de vernos a las dos en el restaurante del Rose Imperial. Llegó muy puntual y mientras esperábamos que nos llevaran la comida hablamos de negocios y después hizo un comentario sobre tomar vacaciones que me dio una gran idea.
– ¿Así que piensas tomarte unos días libres? – pregunté después de tomar agua.
– Es mi intensión, tengo como seis meses prometiéndole a Ana que viajaremos y no he podido cumplirle – sin querer me estaba proporcionando información valiosa.
– ¿Y tienes algún lugar pensando? – mi mente maquiavélica estaba trabajando.
– La verdad no, tal vez la playa, no sé.
– Pues yo tengo una pequeña casa muy cerca de Las Vegas, si quieres te la puedo prestar por un fin de semana.
– ¿En serio?, eso sería fabuloso, siempre he querido ir a Las Vegas a apostar.
– Y a... – estaba a punto de decir Ana, pero logré quedarme callado a tiempo, ya que él no la llamaba así – ¿a tu novia le gustará ir allá?
– Seguro, con tal de estar conmigo irá adonde sea – arrogante, lo que no sabía es que no estarían solos.
– Si quieres consúltalo primero con ella y ya después me avisas.
– Más bien tengo que consultar con mi jefe que días puedo ausentarme de la oficina.
– Pues cuando sepas la fecha exacta me avisas para darte las llaves.
– Gracias, yo creo que será en dos o tres fines de semana, yo te confirmo – sonó su móvil y sonrió al ver de quien se trataba – permíteme unos minutos, es de la oficina – se excusó y se levantó de la mesa.
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Ardiente Tentación
FanfictionAdaptación de la Adaptación. Créditos a su escritora original. Tres simples reglas a seguir: 1 No nombres. 2 No preguntas personales. 3 No lazos afectivos.