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El pequeño departamento estaba tranquilo, algo realmente raro para ser las siete de la tarde de un templado otoño.

El chico de cabellos rosados parecía no estar en casa, él habia llegado hace algunas horas y el omega no había hecho presencia en el hogar.  Taehyung se preguntaba donde estaría su chico a estas horas, no había recibido ningún mensaje, tampoco una llamada, no le había avisado que saldría con alguien. Su rostro se transformó en una mueca triste y preocupada al pensar que algo malo podría haberle sucedido a su cachorro.

Necesitaba un café, se levantó de el comodo sofá y caminó hasta cocina, en la mesa pudo notar algunos papeles de su omega entre ellos cuentas a pagar y más cuentas a pagar, también lo que parecía ser un folleto de un hogar canino. Recordó con una sonrisa haber sido él el que le dio aquel papel al omega, insistía lo más que podía en tener alguna mascota para hacerles compañía. Sin embargo su omega era más de gatos y él era más de perros, por lo que aquella discuta había quedado en tener un pez, pez que nunca llego al departamento.

—¡Amor –el gritito del omega desde la puerta lo sacó de aquellos viejos pensamientos y recuerdos perdidos, con cierta emoción camino hasta él, lo había extrañado —, Ya llegue! –volvio a gritar, incluso si TaeHyung estaba frente a él.

En las manos del omega habían dos extrañas y nuevas jaulas azules con el logo de un famoso hogar de adopción de animales.

—¿Dónde estabas, bebé? –preguntó con una humeante taza de café negro en sus manos, intentando ver lo que su novio ocupaba detras de su pequeño cuerpo.

—mh, bueno...yo –no mentiría, no sabía como decirle aquello a su alfa, si bien ellos querían aquello él habia tomado una decisión por sí solo, y eso para él estaba mal.

el alfa alzo una ceja en espera de que, al menos, le dijera que traía ahí atrás.

El rosado expuso las cajas sin más ante el alfa.
Dejando ambas en el suelo tomó de las cerraduras desplazándolas hacia arriba, dando paso a los timidos cachorritos que con un poco de miedo salían de la oscuridad de las cajas.

—Él es Yeontan –apuntó al pequeño perro felpudo que salia de caja —, y él es hyek.

—Hyek? –«¿Eso si quiera es un nombre?» sonrió pensando.

—mh... —balbuceó un poco, avergonzado mientras rascaba uno de sus codos y bajaba su mirada. tenía razón, aquel nombre era ridiculo.

—Es lindo. Yeontan también es lindo, bebé –abrazó al chico y volvió a ver a los animales —. Gracias, mi amor.

—Yo sabía que lo estabas esperando, no traje el pez aquel que dijimos, así que hoy visite a la casa de adopción y me los traje –sonrió e intentó besar los labios de su alfa, intentó. puchereo al ver que el alfa ni siquiera se agachaba un poco y solo reía al ver sus pies en punta.

—Pequeño bebé –y lo besó como el omega tanto quería.

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D O L Y

159 De Altura • 𝐕𝐌𝐈𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora