razonamiento

1.3K 162 25
                                    

(1/2)

YoonGi era por excelencia de aquellas personas que solían tomar siempre las peores decisiones, actuaba y luego pensaba para al final arrepentirse, y con JiMin no iba a ser la excepción pues con él ha cometido los mayores errores.  

La primera vez que vio a ese pequeño pez pelinegro, le llamó mucho la atención pues su belleza era realmente cautivante, quiso cuidarlo y protegerlo de todo el mal en este mundo, nunca pensó que JiMin sería el verdadero mal y que se debía cuidar el mismo. 

Besar por primera vez esos labios suaves como algodón y tan dulces como el azúcar hablando metafóricamente podrían ser comparados fácilmente con un algodón de azúcar, y vaya que a YoonGi le encanta ese dulce, y que los labios de su amor puedan ser similares con aquel suave nube de azúcar le fascinaba de mil maneras, lo volvía loco y un maldito adicto de sus besos.

Su preciosa sonrisa, podría ser considerada la octava maravilla del mundo, pero, ¿Por qué no mejor la primera?, anhelaba volver a ver esa encantadora sonrisa que le había robado los mejores suspiros de años, cuando JiMin le confesó que cuando sonreía o se reía escandalosamente no podía ver, le causó mucha gracia porque siempre se preguntaba como de tan pequeños que se ponían sus ojos pudiera ver. Sin embargo, sin ninguna pizca de mentira, le encantaba ser el causante de aquello. 

Su esbelto cuerpo podía ser fácilmente atrapado entre sus brazos, su espalda al desnudo tan suave, su abdomen tan puro sin una pizca de lujuria, JiMin fácilmente sentado en una piedra podría verse sexy con su cuerpo tan deseado por muchos, y el afortunado entre todos fue un chico que no lo supo apreciar y no lo cuidó bien, o al menos eso es lo que YoonGi piensa. JiMin es una caja de sorpresas, su adorable actitud lo hacía lucir como un niño y YoonGi solía aprovechar eso para mimarlo y a la vez seducirlo, quería tenerlo de tantas formas, sentir sus pieles chocar mientras lo envuelve entre las mas finas telas de seda y repetirle hasta el cansancio cuantas veces lo ama.

Nunca se lo dijo, pero realmente el cambio de look lo hacía lucia mas hermoso de lo que era, con cabello negro o rubio, inclusive hasta cabello de colores lo haría lucir tan perfecto a los ojos de YoonGi, ante los ojos de cualquiera, porque la simple existencia de JiMin es arte, un arte que solo puede ser retratado con los mas finos pinceles y hecho por las manos mas puras. 

Ahora se encontraba con la madre de JiMin, al tenerla mas de cerca ahora podía ver las perfectas facciones de esta mujer, se parecía tanto a JiMin, en los ojos y la forma de los labios, la forma que su cabello envuelve su rostro, la hacía lucir como JiMin cuando tenía el cabello negro, ahora YoonGi sabe realmente como luciría su pequeño si fuera chica, no sería fea, pero realmente agradece que haya sido un chico, es simplemente perfecto en todos los aspectos. 

- No quiero reprochar nada, pero realmente has herido a mi hijo - la mujer había tomado asiento en la cama de JiMin teniendo a YoonGi de frente, con la mirada avergonzada por tenerla ahora - Y no comprendo el porqué, nunca hizo nada para dañarte. 

- JiMin no es un mal chico.. - La voz del peligris era firme y segura, lo menos que quería ahora era comenzar una pelea con la mujer, no quería morir ahora, era muy joven, todavía le faltaba procrear vidas. 

- ¿Entonces, cual es el problema? 

- Yo - Aquella respuesta tomó por sorpresa a la mujer, ella al ser una bruja del mar, no podía leer las mentes como lo hacía su esposo y su hijastro Jin, y JiMin había heredado aquello de ella, así como también heredó sus poderes para alterar el clima - Yo soy el verdadero problema, no merezco a alguien tan gentil y maravilloso como JiMin, JiMin no merece a una basura como yo. 

- Las cosas tan feas que le llegaste a decir a JiMin, sé que no fue por tu voluntad 

- ¿Por qué lo dice? - YoonGi estaba confundido, no sabía de lo que hablaba la mujer. 

★Mi Príncipe Del Mar/ YoonMin★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora