Aunque la buena suerte te haya puesto en un lugar alto porque te ha dado inteligencia o porque has logrado riquezas, si hablas con desprecio al que no tiene tu inteligencia o tu dinero, serás un necio, una mala persona. Vamos a ver qué le pasó a un caracol con una mariposa.Una mañana, en un jardín muy bello, se posó sobre la blanca rosa una recién nacida mariposa. Era preciosa y estaba muy orgullosa de serlo.Desde el oriente, por donde salía, el sol esparcía sus rayos ya con fuerza. La mariposa extendía las alas para que le diera la luz del sol en ellas, y así veían mucho más sus colores maravillosos Quería que los envidiasen los pájaros con manchas de colores y las pintadas flores. ¡Los suyos eran mucho más brillantes, más tonos que los de los pájaros y flores!La vanidosa mariposa volvió la cabeza y vio muy cerca de ella, sobre una rama, a un caracol pardo. Y furiosa al verlo tan cerca, le dijo:
-¿Cómo te atreves, grosero caracol, a acercarte a mí, que soy tan bella?
Y se puso a llamar al jardinero, que no la oyó porque los jardineros no oyen lo que dicen las mariposas. Pero ella le hablaba, y el caracol sí que la oía y entendía su lenguaje.
-¡Jardinero, ven! ¡Mira ese asqueroso caracol en tu jardín!
¿De qué te sirve cuidar tanto las flores, tus plantas, si un sucio caracol te las está comiendo?Tú procuras que el hielo no mate los botones de las plantas, y no te das cuenta de que se los está comiendo ese baboso animalejo. ¡Mátale ya! ¡No puedo soportar verlo tan cerca de mí! ¡Es asqueroso y feísimo!El caracol le dijo entonces a la vanidosa y bella mariposa:
-Quién te oyera ahora, si no te conoce de antes, temblaría en tu presencia. Pero tú, miserable criatura, acabas de salir de la basura. ¿No te acuerdas de que no hace aún ni cuatro días eras un gusano que te arrastrabas por la tierra, y los dos, muy amigos, hacíamos el mismo camino? ¿Ya has olvidado que ayer aún eras una fea oruga y que estabas muy contenta de que yo te enseñara cuáles eran las plantas más tiernas del jardín y de que compartiéramos la comida?
>> ¿Cómo es posible que la que ayer fue mi amiga como oruga hoy me desprecie tanto porque es mariposa? Yo sigo siendo el mismo caracol y no tienes que despreciarme ahora, porque ayer eras como yo y hacías caso de mis consejos. Tienes tú el rejado de vidrio y tiras piedras al vecino, ¡cuidado con que una no rompa el tuyo!
La historia del caracol pardo y de la bella mariposa de alas de colores es una historia muy buena para darnos cuenta de que todos somos iguales, y de que, para ser buenas personas, tenemos que respetar a todo el mundo. Una persona vanidosa tiene mucho de boba.