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Capítulo 8: GIVE ME LOVE

* Narra Edu *

Creo que hice lo que toda persona de la calle que nos viese en ese mismo momento se pensaba que íbamos a hacer, porque parecíamos una pareja de enamorados. Hicimos lo propio para nuestra edad. Y lo que todas las abuelas de este país acompañan siempre con un " esta juventud de hoy en día ya no respeta nada" . Lo que las chicas normales solteras miran con deseo, los chicos miran como algo natural y lo que yo siempre había visto como algo lejano a mi persona: LA BESÉ. Creo que era evidente que la iba a besar, ya que sentía más su respiración que la mía, rozaba mi mano con la suya, que, por cierto estaba helada, y cuando estaba mirando desde hacía ya un buen rato sus enormes ojos verdes, sin fijarme en que había empezado a chispear. ¿Por qué estaba chispeando justamente ahora? Maldito destino. No quería eso.

Esa tarde iba bastante " aceptable". Con el hecho de haber quedado con Dayla me había puesto mis pantalones tejanos de azul oscuro favoritos y mi camiseta favorita con una frase que pone  "GIVE ME LOVE" . Como el título de una canción, sí. Esa canción de Ed Sheeran que conocí gracias a Dayla, precisamente. Ella hizo un trabajo sobre ED SHEERAN para francés en el insti, me llamó la atención que fuese un artista británico que no estuviese bueno sino que fuese ancho de huesos - no quiero llamarle gordo -  y le escuché cuando llegué a casa por simple curiosidad y, de todas las que oí, mi favorita fue esa. No sé por qué ni cómo, pero ese chico cantaba realmente bien. Desde el corazón. Y GIVE ME LOVE me encantó. La traducción no decepciona. Ni el vídeo. Ahora que lo pienso, soy un Ed Sheeran escondido en Ed Jiménez. Podría colar perfectamente.

Sí, sé lo que estás pensado. No te importa mi ropa. Y sí, la estaba besando. En medio de la calle. Sin nadie aparentemente a nuestro alrededor. Solos, ella y yo. Estaba sintiendo sus labios contra los míos. Podía sentir incluso que sus ojos verdes estaban cerrados. Quizás cerrados porque no querían verme. ¿La había cagado?

No sé.

Puede.

A lo mejor.

Quizás.

Seguramente.

Si, joder.

Siempre la cago. No sé como lo hago. Siempre que intento ser yo mismo, sin esconderme, con una tía, esta se asusta. Se larga. Huye. Se deben pensar que me quiero liar con ellas solamente por su físico y que no voy en serio. Que quiero jugar solo. Pero se equivocan. Totalmente. No soy así. Yo no. Por eso mismo a veces me avergüenzo de los hombres que dicen ser de mi espécie. Y ahora que lo pienso, en el hipotético caso de que sí la estuviera cagando, era una buena cagada. No por el hecho tonto de tener que verla cada día en clase o en el instituto, sino porque la verdad es que estaba a gusto haciéndolo. Estaba a gusto en ese justo instante. Estaba a gusto con ella. No sé si el hecho de besarla porque era lo que sentía que debía hacer desde que empecé a verla en el Starbucks siendo ella misma era muy precipitado, pero prefiero desde siempre arrepentirme de lo hecho, antes que de no haberlo hecho. Sé que soy un chico demasiado impulsivo, y me puedo cagar en todo de rabia con las cosas que hago, pero al menos no pienso en el que podría haber sido y no fue por miedo o vergüenza.

Sí. Sí, la estaba besando. Estaba besando a esa chica que esta mañana me había dicho que no quería saber nada más de mí, la que esta tarde me había dicho que no era chica fácil, a esa chica que parecía haberme encantado en la hora que nos habíamos pasado dentro de la cafetería. No sé si habré quedado yo como el fácil, o si se piensa que voy a jugar con ella, o que me quiero reír de ella en su cara. O quizás pensará que es una cámara oculta. Pero lo que menos quiero en este mundo es hacerle daño. Espera Edu. Espera. ¿He dicho HACER-LE daño? ¿A ella? ¿En femenino? No me reconozco ahora mismo. ¿Qué coño me pasa? ¿Qué está pasándome? No es amor. No puede ser. Quizás y solo quizás puede ser que sea principio de ello. ¡NO! ¡NO PUEDE SER, JODER! Edu, no hables contigo mismo, que pareces lerdo. Y lo eres.