CAPÍTULO 5: WHAT MAKES YOU BEAUTIFUL

114 7 6
                                    

Le vi. No podía ser, no podía estar viéndolo. El frío me estaba sentando mal. O quizás era el abrazo de imprevisto de Edu. Pero...¿y si era él? No podía dejarle marchar. No me lo hubiese podido perdonar jamás. Pero...¿y si no? Como haga algo y no sea, quedaré como una gilipollas, y delante de él. Y de Edu.  Mejor no hago nada. Prefiero no hacer nada y no quedar como una gilipollas.

- ¿Te pasa algo? Te has quedado mirando a ese tío. ¿Lo conoces? - Edu se había dado cuenta de ello. Mierda. - Si lo conoces y te quieres ir con él, puedes. - Bajó la cabeza.

- No le conozco. Me lo he quedado mirando porque me gusta su sudadera. Sí, eso. Su sudadera de Orlando negra me ha enamorado.

- Ya...Creo que te lo has comido con la mirada. A ti su sudadera te da igual. Pero bueno, si quieres, seguimos dando una vuelta. - dijo con un tono borde.

- No me lo he comido. Pensaba que lo conocía. Pero no. Estoy contigo. Vamos a dar una vuelta, venga. - Me supo mal que se pensase que lo iba a dejar ahí. Solo que...pensaba que era alguien. Nada, déjalo Dayla. - Y en serio, muchas gracias por pagarme el café. Sé que es muy caro, así que mañana mismo te lo pago. - Tenía ganas de darle un beso en la mejilla, pero eso ya era demasiado para mí.

- No tranquila, es un regalo. Y no te disculpes, tranquila. Continua desahogándote, si quieres. Y si necesitas llorar, puedes hacerlo. No te voy a decir nada. No soy de esos chicos insensibles, aunque lo parezca. Parezco muchas cosas, pero verás que soy todo lo contrario. Con decirte que he llorado al ver Titanic, te lo digo todo. Y la he visto ya 10 veces y sigo llorando. Soy una mierda de tío sensible. Pero bueno, dice mi madre que no es ser un sensiblero, si no ser persona. Quien no llora con esa película, no es de este mundo. Me alegra ser de este planeta, pues . - Y sonrió. Una sonrisa que nunca me había fijado, pero era preciosa. De esas sonrisas que te dan ganas de sonreír a ti también aunque estés pasando por un mal momento. De esas sonrisas que enamoran.

- Yo también lloro con esa película, aunque no sea de mi estilo de película. Como vea películas románticas, me deprimo pensando que llegará un chico así y luego nada. Me hacen daño. Y volvamos con lo otro. Ruth es de esas personas que no me hacen "bien". Somos totalmente diferentes y no pegamos ni con Superglú. Y hoy me ha demostrado que no debemos ser más amigas, que no le importo. Y mis padres, entre sus peleas, siempre aparezco. Quieren demostrarse el uno al otro que son los mejores padres para mí y que el uno no tiene porque tener mi amor. Es odioso e insostenible esto. Y... - empecé a llorar.

Me odio. Odio sentirme tan vulnerable. Odio llorar delante de la gente. Y, como era de esperar, él se me quedó mirando atentamente. Odiaba que me mirase de esa forma. Me miraba con cara de pena. Me  quería morir. Me tapé la cara con las mangas. No quería mirarlo. Solo quería desaparecer.

De repente, sentí sus brazos rodeándome nuevamente. Sentí que mis lágrimas caían sobre su hombro, y su aire, sus soplos, se depositaban en mi oreja. Me estaba intentando tranquilizar. Noté su brazo detrás de mi espalda moviéndose para intentar que mi respiración se normalizara. Y, con su otra mano, empezó a acariciarme el pelo. Y cuando me tocan el pelo, me consigo tranquilizar. Logra relajarme, no sé porqué ni cómo. Y en ese instante, se lo agradecía, pues no quería seguir llorando. No delante suya. Y rápidamente, apartó las manos de mi cara. Me secó las lágrimas con sus manos. Sus manos, que estaban calientes. Me transmitió su calor con solo acariciar mis mejillas y secar mis lágrimas. Me encantó ese instante. Fue mágico.

- Nunca me había fijado que tienes unos ojos impresionantes. Los tienes...verdes, ¿no? - dijo tímidamente . - Los tienes preciosos.

- Si...son verdes. - asentí, tímida. - Aunque a veces son marrones. Ya sabes, depende del día. Pero, siento decirte que no son tan impresionantes. - Dije con toda la vergüenza encima. - Gracias por...por animarme. Y tranquilizarme. De verdad.

- Si, son impresionantes. Cómo tú.

- No es verdad.

- Sí lo es.

- No.

- A ver si voy a tener que dedicarte esa canción de tus amigos, ¿eh?

- ¿Cuál? ¿Qué amigos?

- Esa tal What makes you beautiful. - dijo.

- No, no es necesario.- Me arrancó una sonrisa. Sincera. Y yo, imbécil.

- Don't make make up to cover up, being the way that Day are is enough. - empezó a cantar a pleno pulmón.

- No.

- Everyone else in the class can see it, everyone else but you.

- ¡Cállate! ¡Todo dios está mirando! - me moría de vergüenza.

- Sé que no es así, pero mi versión mola más Y volvió a sonreír.

- No sé que decir...

- No digas nada.

- ¿Qué?

NO HIZO FALTA QUE DIJESE NADA PORQUE ÉL...

More than this.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora