CAPÍTULO 13: THAT'S WHAT SHE SAYS

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Paré la música por si las moscas. Me dolió, pero tuve que hacer un esfuerzo para poner el pause en la mitad de una canción de Lana del Rey. Me habían viciado a esa chica. Tenía una voz increíble esa muchacha. Y yo sin saberlo.

Esa cara me sonaba. Pero no podía ser, puesto que yo no había visto a esa persona en mi vida. ¿O quizás sí? Quizás me sonase del barrio. Sí, sería de eso. Seguramente me había cruzado con ella anteriormente y ahora mismo no caía. O porque me recordaba a alguien.

- Hola. - oí decirle en voz alta, casi chillando. Puesto que no había nadie, supuse que se dirigía a mí. - Si, te lo digo a ti. Hola. - dijo la chica. Bueno, niña. Tendría cerca de unos 9 años. Era rubia de ojos azules. Delgada. Iba toda de rosa, como si fuera un chicle de fresa. Era muy guapa, la verdad.

- Hola. - dije extrañada. No estoy acostumbrada a que me hablen extraños por la calle. Y menos ver a una niña a las nueve y media de la noche en un callejón muy oscuro y completamente sola.

- ¿Puedo pedirte un favor? - me preguntó acercándose a mí. Cuando la tenía prácticamente delante me percaté de que había llorado anteriormente. Tenía los ojos vidriosos y sus mejillas estaban muy rojizas. Se notaba que había dejado caer lágrima tras lágrima, pues su nariz seguía enrojecida, su tez estaba húmeda y sus labios, muy empapados.

- Depende de cual. - respondí sinceramente. No es que no me fiase de esa niña, pero no sabía ni su nombre, ni quien era, y no soy la persona más confiada del mundo, para ser honestos.

- No tengas miedo. Solo quiero que me indiques como llegar a un lugar. Es que...me he perdido. - dijo la niña. Puso una cara muy entristecida y me creí realmente que se había perdido y que era de fiar. Me transmitió muchísima ternura. Adoro los niños pequeños con todo mi ser.

- Claro que sí, pequeña. - me salió decirle. - ¿Cómo te llamas?

- Míriam. - dijo enrojecida. - Pero mi hermano me llama pequeña, como tú.

- Oh, ¿tienes un hermano? Que bien. - dije sonriendo para cumplir. - Y bien Míriam, ¿qué hace una niña como tú en una calle como esta a estas horas de la noche? Digo, porque supongo que donde quieres ir es a casa, ¿no?

- No. Quiero ir a buscar a mi hermano. - dijo segura de sí misma.

- Ah. Pues...que bien. ¿Y sabes donde está? - pregunta estúpida por mi parte.

- Claro. Por eso quiero ir. - dijo. Niña, no me seas repelente con lo adorable que eres. - He salido a buscarlo, pero no sé llegar y me he perdido.

- Que mal. - dije haciendo una mueca. - Dime el nombre de la calle, pues.

- No me la sé. - dijo. - Solo sé el sitio. ¿Eso sirve?

- Depende. No me conozco todos los sitios como tú dices. Depende de lo que sea, me sonará más o menos.

- Es un bar. Creo. - dijo dubitativa. Niña, eres tú quien quieres llegar, a mí me da igual.

- Dime el nombre. Quizás lo conozca.

- Se llama " Le Petit Amour " - dijo pronunciando " le petitamur ".

- Eso es un restaurante, encanto. - dije corrigiéndola. Ese restaurante estaba en el centro. Me sonaba, porque mi madre más de una vez había hecho broma con que mi primera cita sería allí alguna vez. Mamá, sigue soñando.

- ¡Eso! Para mí son iguales. - dijo riendo. Tenía una risa adorable, esa niña.

- Pues sé llegar, Míriam. Estás de suerte. ¿Quieres que te acompañe? A mí me va de camino para llegar a donde me dirigía. ¿Quieres?

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