CAPÍTULO 11: SAME MISTAKES

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*NARRA EDU*

Aquella misma tarde, hablé con mi hermana pequeña. Sí, hablo de mis cosas con mi hermana pequeña. Ella es mujer (bueno, proyecto), así que debería de entender lo que les pasa a las mujeres por la cabeza. O eso se supone, vamos. La verdad es que no tengo ningún problema en hablar con mi hermana. Ya que tengo comunicación 0 con mis padres, la única en esa casa que verdaderamente vale la pena y que me importa, es ella. Suena cursi pero es así. Según lo que he podido entender, porque se ha enrollado excesivamente ya que mi hermana es muy peliculera, ella tiene miedo a salir dañada por mi culpa. Esa era una buena teoría, ahora que lo pienso. Tener miedo a salir malparada. Eso era, en parte, normal. Me pareció muy adorable de su parte su mecanismo de defensa. Me sentía muy aliviado, ya que no era yo ningún problema. Y ahora que sé lo que le pasa, le entiendo. Aunque nadie había hablado de salir juntos. Ni de amor.

¿Qué pienso del amor? El amor es una puta mierda, con todas las letras y todas sus variantes. Y eso de que una persona dependa de tus sentimientos no debe de hacer ni  pizca de gracia, supongo. Todos quieren enamorarse sin saber lo que eso significa. Todos quieren un novio o novia solamente para presumir. Ugh. Yo nunca me había enamorado porque nunca me había llamado la atención ninguna chica como para tener una relación seria, pero por lo que sé, es lo peor. Eso de enamorarte de alguien y que te haga daño debe de ser la peor sensación del mundo, me imagino. Como una especie de traición. Una puñalada trapera. Una patada en el estómago y derivados varios. Pero quería demostrarle a Dayla que conmigo no sería así. Conmigo no se iba a equivocar si pensaba eso. Que por nada del mundo la haría daño, porque no es mi intención. Sería lo último que haría en la faz de la tierra, eso seguro. No soy de esos tíos que juegan con las chicas y luego las dejo. Soy mujeriego, pero solo y exclusivamente cuando estoy bastante o muy borracho. No soy consciente de lo que hago. Que, por cierto, debía dejar de hacerlo para siempre.

Después de esa larga charla con mi hermana, la cual me sirvió de mucho para entender los comportamientos de Dayla, debía pensar cómo iba a hacer para que ella fuese a la cena. Sabía perfectamente que no iba a ir. La clase la margina desde que éramos pequeños, le dejan de lado, se burlan de ella y la insultan solamente porque le gusta la música británica - que en mi opinión, no suena tan mal, pero donde se ponga el rap, a la mierda las canciones como "What Makes You Beautiful" -. Debía respetar a los chicos, ya que eran su grupo favorito, pero no me puedo llegar a creer que tíos de 20 años piensen en una chica en plan "eres muy hermosa" . No es creíble. Eso es que se la quieren tirar y le regalan los oídos, no me jodas. Sé directo, coño. No finjas ser quien no eres, campeón. O quizás no solo quieren follar. Quizás es que están enamorados. Sí, voy a pensar que es eso. Que el amor te deja demasiado tonto como para pensar con claridad. Como nunca me he enamorado, no sé que cosas puedes llegar a decir o hacer en ese estado. Aunque si estar enamorado era ser tan cursi, prefiero no estarlo.

"La marginan" pensé. No me gustaba nada eso. Aunque diciendo verdades, yo era uno de esos que la marginaban hasta hace nada. Sí, yo era uno de esos que me burlaba de ella, que hiciese que se largase a casa llorando y deseando morir. En realidad debería sentirme asqueroso y no tener las agallas de acercarme a ella, porque eso no debería de hacerlo nadie. Pero la quería. No la amaba - eso es muy fuerte para mí, creo - pero la quería. O de eso creía haberme dado cuenta cuando hice aquel trabajo de biología con ella. Y cuando la llamé y me lo cogió. O cuando estábamos en el Starbucks. O cuando la besé. Cuando me besó. Ella tenía algo, que me hacia querer conocerla, querer admirar su sonrisa cada minuto del día, contemplar su mal carácter por las mañanas, su bordería por las tardes. Nunca me había dado cuenta de ello. Escondía lo que creía sentir en burlas, y demás ataques a su persona, sin importarme sus sentimientos. Nunca habíamos dirigido más de dos palabras seguidas. En mi caso, bromas de mal gusto. En su caso, defensas e indiferencia. Pero al hacer aquel trabajo...me di cuenta de que era como mi prototipo de chica ideal. Dayla, la marginada friki de la clase se parecía a la chica de mis sueños. Quien lo iba a decir. Parecía absurdo, pero era real. O eso parecía. Supongo que debería de haber dado las gracias al profesor por haberme puesto con ella. O al destino, yo que sé. Solo sé que ahora estamos en este punto por haberme dado cuenta de lo que siento por ella. De que no es simplemente una compañera de clase, o la marginada. De que no es una simple chica para mí. De que es...especial. Mucho. "Edu, cállate, que de lo jodidamente cursi que eres te pareces a ONE DIRECTION. Vale, entonces es que están enamorados de alguien esos 5 pardillos" me dije.

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