CAPÍTULO 22: DEMONS

48 4 1
                                    

Y tras ella apareció un chaval de rostro familiar. Sí, me conocía demasiado bien ese rostro. Esas facciones. Ese pelo despeinado. Esos ojos que te miran y te fusilan con la mirada. Esa boca que suele torcer. Esas manos que no paran quietas. Le conocía demasiado bien. Alberto, el mejor amigo de Edu.

- ¿Qué haces tú aquí? - preguntó torciendo el labio. Muy propio de él.

- He venido a ver tu careto, ¿sabes? - solté. Era la última persona que necesitaba encontrarme ahora mismo. Sé que me iba a desmotivar muchísimo.

- ¿Quién es? - se escuchó de fondo. Era él. Esta vez sí que era él.

- Nadie. Se han equivocado. - dijo mientras rodó los ojos e iba a cerrarme la puerta en las narices.

- No me he equivocado. - dije aguantando la puerta con todas mis fuerzas. No es que sea la persona más fuerte, pero algo de fuerza y de resistencia sí que tengo.

- Yo creo que sí. Así que largo. - soltó.

- ¿Que pasa? - dijo Edu abriendo la puerta curioso. Cuando me vio, se le cayeron las llaves y el móvil al suelo. No me esperaba para nada. Su cara fue de sorpresa total.

- Nada. Ya se iba. - contestó Alberto.

- Hola. - dije. Fue lo único que me salió decir. Estaba en un momento muy incómodo.

- Adiós. - volvió a contestar Alberto.

- ¿Te quieres callar, pesado? Que no he venido para hablar contigo, no sé si te has dado cuenta o prefieres que te lo deje claro. Ya tengo suficiente con tener que verte cada día en clase, así que cierra la boca aunque solo sean 5 segundos, ¿quieres? - dije con toda mi prepotencia.

- Eh, tranquilita. Que yo no te he hecho nada. - dijo haciéndose el inocente.

- ¿A parte de vivir, existir, respirar, ir a mi clase y matarme con la mirada? No, creo que nada más. Se agradece que no hagas más cosas. Me parecen demasiadas, pero oye, cada uno hace lo que quiere.

- A mí no te me pongas chula, niña porque...- empezó a chulearme hasta que Edu le cortó.

- Pues para no haber venido a verle a él, parece que se merezca todo tu "valioso tiempo", ¿eh? Así que si has venido para algo, dilo ya porque nos íbamos. - dijo fingiendo interés. - Ah no, que no me interesa.

- Gracias. Así que aparta, que no puedo pasar. - dijo Alberto empujándome hacia un lado.

- ¡Tardones! - gritó un tercer chico desde la otra acera. Marcos, otro de los mejores amigos de Edu. "¿Iba a tener que aguantar a todos sus amigos, uno detrás de otro, o es que simplemente me pones a los que peor me caen para tocarme las narices, Dios?" - Espera...¿qué hace esta aquí? - dijo una vez que se fijó en mí. Genial.

- Irse. - contestó Alberto. - Y nosotros ya nos vamos también. Adiós.

- ¡Venga, lentos! - gritó Marcos.

- Adiós. - dijo Edu.

- ¿No puedo hablar contigo 5 minutos? - dije cogiéndole del brazo.

- No puedes. - contestó nuevamente por él el pesado.

- No. - contestó Edu.

- Es importante. Mucho. Por favor. - supliqué.

- ¿Ahora quieres hablar conmigo? ¿De verdad? Ahora soy yo quien no quiere. - dijo caminando.

- Por favor. Solo hablaré yo. Luego te podrás ir. Podrás seguir con tu vida como siempre.

- No. Ya no.

More than this.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora